Una fortaleza se erige alrededor del edificio de votación y conteo del condado de Maricopa, el más grande de Arizona ubicado en Phoenix, con grupos de policías aguardando en la entrada para dirigir a los votantes hacia las urnas.
Solo dos puertas, una de entrada y otra de salida, se han habilitado en este centro de votación al que acuden los votantes con sus vehículos desde la apertura de los colegios electorales en el estado a las 7:00 hora local.
En los alrededores se agolpan unos cuantos medios de comunicación, sobre los que pesa una restricción de unos 23 metros para la toma de imágenes y entrevistas a votantes. El edificio se encuentra además vallado por muros de púas y camiones de seguridad.
El principal centro de conteo de Maricopa, un condado que podría dar las llaves al nuevo inquilino de la Casa Blanca y en el que reside el 60 % de la población del estado, se blindó ante el temor de que se repitan los altercados de los pasados comicios, cuando centenares de seguidores de Donald Trump exigieron un recuento de votos tras la victoria de Joe Biden.
En otro centro electoral ubicado en el corazón del distrito económico de Phoenix, la imagen cambia: aunque persisten las restricciones de 23 metros, los votantes acuden a pie a ejercer su derecho al voto en urna.