El voto en diciembre será obligatorio y la derecha definirá el alcance de la Constitución.
Por: Ariel Ramírez
Analista político
La noche del pasado 7 de mayo, Chile giró sorpresivamente a la derecha del espectro político. El escenario fue la elección de los 51 consejeros constitucionales, encargados de redactar, por segunda vez, una propuesta de nueva constitución, luego del mayoritario rechazo de septiembre del año pasado, por el 62 % de los votantes, del texto constitucional elaborado por la convención constitucional de 155 integrantes quienes proponían profundos cambios sociales y políticos.
Si bien, el rechazo a este texto constitucional en el plebiscito de salida del primer proceso constituyente fue sorpresivo por su magnitud, propinando de paso una inesperada derrota al gobierno del presidente Boric, que trabajó fuerte por la opción apruebo, en ocasión de la última elección de consejeros constitucionales, la sorpresa vino por la cantidad de consejeros electos del Partido Republicano, el que se posiciona más a la derecha de los partidos que tradicionalmente se han identificado con esta posición política (Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente) y que han gobernado en coalición durante los dos gobiernos del presidente Sebastián Piñera (2010-2014 y 2018-2022).
En esta elección, sólo el Partido Republicano obtuvo 23 de los 50 consejeros electos (46 %), mientras que la tradicional coalición de derecha tradicional eligió 11, dándole un total de 34 curules a este sector. Si se considera el integrante de los pueblos originarios electo en el Consejo Constitucional, la derecha tendrá más de los 31 de los 51 consejeros, o tres quintos para aprobar las normas, para imponerse en las votaciones y controlar el resultado del nuevo proyecto constitucional, situación totalmente opuesta al control del proceso que tuvieron los sectores de izquierda, con una mayoría para aprobar las normas que terminó con una propuesta de constitución rechazada en septiembre del año pasado.
El rechazo a este texto constitucional en el plebiscito de salida del primer proceso constituyente fue sorpresivo por su magnitud, propinando de paso una inesperada derrota al gobierno del presidente Gabriel Boric
“En esta elección, sólo el Partido Republicano obtuvo 23 de los 50 consejeros electos (46 %), mientras que la tradicional coalición de derecha tradicional eligió 11, dándole un total de 34 curules a este sector”
La sorpresa por el éxito del Partido Republicano se puede encontrar en tres factores. Primero, una efectiva campaña de diferenciación que logró posicionar la marca Republicanos durante el periodo de campaña, al tomar una decisión de competir en solitario, sin sus aliados naturales de la derecha, mientras que otros partidos fueron en diferentes coaliciones, tales como “Chile Seguro”, de derecha tradicional, “Unidad por Chile”, de los partidos oficialistas que obtuvieron los 16 escaños restantes, y “Todo por Chile”, de la denominada izquierda democrática que no obtuvo candidatos electos, al igual que el Partido por la Gente de centro derecha.
En segundo lugar, la campaña se basó en mensajes que tomaron las preocupaciones de la población, tales como el aumento de la delincuencia, el conflicto de seguridad en el sur del país, y el control de la inmigración indocumentada, los que no son necesariamente temas que abordará la norma constitucional, sino que son problemas de política pública, que el gobierno del presidente Boric no ha podido abordar en forma efectiva desde que asumió en marzo de 2022, pero que Republicanos se comprometió a resolver. Tercero, la campaña de Republicanos fue liderada por su líder, José Antonio Kast, candidato presidencial quien compitió en el balotaje con el presidente Boric en la elección de diciembre de 2021 obteniendo el 44 % de los votos.
Con el control del Consejo Constitucional, la derecha definirá el alcance de la constitución que será propuesta a la población en diciembre de este año en un plebiscito de salida con voto obligatorio. Sin embargo, este proceso es diferente del anterior en que trabajó con el concepto de una “hoja en blanco”. En esta ocasión, el acuerdo político al que se llegó en el Congreso el año pasado, estableció un procedimiento altamente controlado que incluye 12 principios constitucionales, una comisión de expertos de 24 integrantes designados por las fuerzas políticas representadas en el Congreso, que tiene como tarea la redacción de un anteproyecto de texto constitucional sobre el cual deben trabajar los consejeros constitucionales y la existencia de un comité de admisibilidad, integrado por 12 juristas, quienes deberán pronunciarse cuando la norma propuesta vulnera los principios constitucionales acordados.
El líder del ultraderechista Partido Republicano, José Antonio Kast, dijo que “triunfó el sentido común” en las elecciones constituyentes chilenas.
“Con el control del Consejo Constitucional, la derecha definirá el alcance de la constitución que será propuesta a la población en diciembre de este año”
La paradoja que ha resultado de la reciente elección es que el acuerdo político que le da origen, no fue suscrito por los representantes del Partido Republicanos, quienes se han opuesto a la redacción de una nueva constitución y han defendido la existencia de la actual que fue creada por la dictadura militar. Esta paradoja se puede profundizar si los consejeros constitucionales del Partido Republicano evitan los errores cometidos por los sectores de izquierda que controlaron la pasada Convención Constitucional y logran que se apruebe un texto constitucional en diciembre de este año, dejando a la derecha en una posición privilegiada que le permita obtener la Presidencia en 2026, con un candidato que ya llegó a la segunda vuelta en la elección pasada u otro que pueda emerger en los próximos meses. Este escenario, altamente probable, intensificará el giro a la derecha que han dado los votantes en Chile en la última elección.
