El grado de penetración del narcotráfico en el Ecuador resulta casi inverosímil. Una investigación de la Fiscalía General, a la que bautizó con el sugestivo nombre de ‘Metástasis’, aún sacude al país al dejar en evidencia cómo la mafia del narco se implantó en la estructura del Estado ecuatoriano, con el objetivo de alcanzar impunidad y privilegios.
Los 15 teléfonos celulares que el narcotraficante Leandro Norero tenía en la cárcel fueron la punta para desenredar el ovillo. Luego de extraer su información se recopilaron más de 14 mil páginas de chats, en las que quedaron al desnudo sus vinculaciones con al menos seis instituciones públicas: el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad (Snai), la Policía Nacional, la Corte Nacional de Justicia, el Consejo de la Judicatura, el Congreso Nacional y alcaldías.
La madrugada del 14 de diciembre de 2023 el país empezó a dimensionar la gravedad del entramado de corrupción cuando nada más y nada menos el presidente del Consejo de la Judicatura, Wilman Terán, fue uno de los 31 detenidos en un mega operativo simultáneo en cinco provincias. El asombro en Ecuador fue en aumento cuando se empezaron a conocer los detalles.
Por ejemplo, según la Fiscalía, la red de Norero contactó a Wilman Terán cuando era magistrado de la Corte Nacional de Justicia en 2022, para negociar un hábeas corpus que beneficie a sus familiares. La negociación, según el chat, era de 450 mil dólares.
Esa clase de historias se repite con otras instituciones en las que logró permear, como la Policía Nacional. Los chats recogen una conversación del capo con un coronel, con quien acuerda la entrega de casi 40 mil dólares para el mantenimiento de una docena de patrulleros del cantón Samborondón, donde están varias de las propiedades del narco.
“Dios le dará mil veces más de lo que está haciendo por la ciudad de Samborondón y sus familias”, dice agradecido el oficial, quien actualmente está detenido y del que se señala entregaba información privilegiada a Norero y hasta cuidaba sus bienes.
“El caso ‘Metástasis’ investiga el presunto delito de delincuencia organizada, en el que se evidencia la profunda descomposición estructural que campea en el país”. Con esas palabras la fiscal general, Diana Salazar, explicó en diciembre pasado en qué consistía el caso.
Sin embargo, a la luz de nuevas revelaciones, sus palabras parecen quedarse cortas.
El escándalo alcanza a la política y mancha al correísmo
Norero era un narcotraficante de renombre vinculado al cártel mexicano Jalisco Nueva Generación. En Ecuador era financista del negocio y, además, brindaba protección a través de bandas criminales como Los Lobos, Chone Killers, Tiguerones y Latin Kings. Sus relaciones trascendían el mundo de la droga, las armas y la violencia. Su radio de acción llegaba hasta políticos de alto nivel, según las conversaciones halladas en sus dispositivos.
Ese fue el caso de Agustín Intriago, alcalde de Manta asesinado en julio de 2023, quien le permitió usar la estructura de la Alcaldía para sus actividades. O María Fernanda Vargas, alcaldesa del pequeño cantón Simón Bolívar y quien es militante del partido político del expresidente Rafael Correa. Los chats dejan en evidencia que ella presuntamente le ayudaba a movilizar armas.
Ella no es la única correísta salpicada en esta telaraña criminal. El caso ‘Metástasis’ revela que las buenas relaciones llegaron a un exasambleísta cercano a Correa. Se trata de Ronny Aleaga, expandillero de los Latin Kings y quien de la mano del partido del expresidente llegó a ser parte de la Mesa Directiva de la Asamblea Nacional disuelta en mayo de 2023.
El contacto de Norero con el correísmo era el empresario Javier Jordán, quien está procesado en el caso Metástasis y de quien se dice es testaferro del capo. La Fiscalía en esta parte es contundente al señalar que en agosto de 2022 el narcotraficante y Jordan habrían pagado a un juez 50 mil dólares para que dejara en libertad al exvicepresidente correísta Jorge Glas, sentenciado por el caso Odebrecht y que actualmente está escondido en la Embajada de México en Quito para no regresar a prisión.
Las conversaciones no eran solo para corromper a operadores de justicia y policías. También lo eran para “dar sustos” a enemigos políticos y periodistas incómodos, como Fernando Villavicencio. Al más puro estilo de las ‘chuzadas del DAS’, el Servicio de Emergencia 911 le entregaba la ubicación del teléfono del entonces legislador Villavicencio. En agosto de 2023 fue asesinado cuando era aspirante a la Presidencia de la República.
Norero no se conformó con tener influencia en el campo estatal. Desde la cárcel mantenía relaciones de cercanía con periodistas y hasta llegó a realizar inversiones en el fútbol profesional. Todo indica que lo hizo en el club Naranja Mekánica de la segunda división, con una plantilla impagable para cualquier otro equipo de esa categoría, aunque sin resultados en el campo de juego. Al punto que ‘El Patrón’ ironizaba en sus chats al señalar que esta había sido su peor inversión.
“Es la primera vez que la filtración del narcotráfico queda al descubierto. Se trata de una investigación sin precedentes que muestra conexiones con la justicia, policías, políticos, abogados, empresarios, medios de comunicación. Es una radiografía de la narco-política”, sostiene Arturo Torres, periodista de investigación, quien advierte que esta es solo una de las estructuras narcodelictivas que operan en el Ecuador. De hecho, al menos dos carteles transnacionales están presentes en territorio nacional: Sinaloa y Los Balcanes. De ahí que no descarte que esas estructuras criminales también hayan permeado en el Estado.
Norero —en teoría— fue asesinado el 3 de octubre de 2022 en una matanza carcelaria en Latacunga. Nunca se vio su cuerpo, pues aparentemente fue decapitado y desfigurado. Solo sus familiares “reconocieron” sus restos por “los tatuajes” y luego informes forenses confirmaron su identidad.
Sin embargo, al conocerse el nivel de infiltración en las instituciones estatales como la Policía y el Snai (entidad que se hace cargo de las cárceles), su crimen está en duda. Christian Zurita, excandidato presidencial que reemplazó a Villavicencio tras su magnicidio, ya solicitó que se exhume el cadáver de Norero. La ubicación de su tumba es desconocida.
