Un avión de American Airlines, con 60 pasajeros y cuatro tripulantes a bordo, chocó con un helicóptero Black Hawk (H-60) del ejército de los Estados Unidos mientras realizaba un aterrizaje en el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan. Ambas aeronaves cayeron en el río Potomac, lo que provocó una gran operación de búsqueda y rescate en las aguas frías de la zona.
El vuelo 5342 de American Airlines había partido de Wichita, Kansas, y se dirigía a Washington, D.C. El avión era un jet regional Bombardier CRJ700 operado por PSA Airlines. El helicóptero, que transportaba a tres soldados, estaba en un vuelo de entrenamiento en el momento de la colisión.
A las pocas horas del accidente, las autoridades locales habían recuperado más de 30 cuerpos del río. El senador Roger Marshall, de Kansas, sugirió que la mayoría, si no todos, los ocupantes de ambas aeronaves habían muerto en el impacto.
Tras el incidente, el Aeropuerto Nacional Reagan suspendió todos los despegues y aterrizajes. A través de sus redes sociales, el aeropuerto informó que “todos los despegues y aterrizajes se han suspendido en el aeropuerto DCA. El personal de emergencia está respondiendo a un incidente aéreo en el aeródromo”.
Varios videos difundidos en redes sociales mostraron el momento del choque, que incluyó una pequeña explosión en el aire, y el despliegue de emergencias con ambulancias, unidades policiales, helicópteros y buzos trabajando en la oscuridad de la noche.
La policía comenzó a sacar cadáveres del río, algunos de los cuales estaban atados con el cinturón a sus asientos. Los equipos de rescate continuaron con las labores, pese a las condiciones adversas.
La Casa Blanca fue informada del incidente y la secretaria de prensa, Karoline Leavitt, confirmó que el presidente Donald Trump había recibido detalles durante una entrevista en FOX News. Posteriormente, Trump expresó: “Que Dios bendiga sus almas. Gracias por el increíble trabajo que están haciendo nuestros socorristas”.
Los controladores de tráfico aéreo del aeropuerto habían solicitado al avión de American Airlines que aterrizara en la pista más corta, la 33, a lo que los pilotos respondieron afirmativamente. Unos minutos después, el avión ajustó su aproximación a la nueva pista y recibió autorización para aterrizar.
Menos de 30 segundos antes del choque, los controladores de tráfico aéreo le preguntaron al helicóptero si tenía al avión en su vista. El controlador luego le pidió al helicóptero que “pase detrás del CRJ”. La colisión ocurrió poco después.
El transpondedor de radio del avión dejó de transmitir a unos 730 metros (2400 pies) antes de la pista, aproximadamente a la mitad del río. Tras el impacto, la torre de control comenzó a desviar otros vuelos del Aeropuerto Nacional Reagan.
El accidente ha provocado una intensa investigación por parte de las autoridades civiles y militares para determinar las causas del choque. Mientras tanto, los equipos de rescate siguen trabajando en la zona.