Por: Marcos Peckel
Profesor de la Universidad del Rosario, analista de temas internacionales
Israel es un milagro. Un pueblo judío unido durante siglos por una narrativa, tradiciones, religión, memoria colectiva y el sueño realizado de regresar a su tierra ancestral de la cual fue exiliado por el imperio romano durante el primer siglo de la era común.
El primer día de su independencia, el 14 de mayo de 1948, tras la resolución de partición de la ONU que le otorgó el sustento jurídico al nuevo Estado, tuvo que enfrentar el ataque coordinado de sus vecinos árabes destinado a eliminarlo en la cuna. Israel prevaleció, enfrentó otras guerras, terrorismo, boicots, y varias crisis, lo que sin embargo generó un gran sentido de resiliencia en su población, una sociedad solidaria y unida, prosperando en la adversidad. El país es hoy una potencia tecnológica, científica y militar, con desarrollos que aportan a la humanidad en agua, salud, agricultura, energías renovables, protección ambiental, entre otros.
El país goza de altos indicadores sociales y económicos y un envidiable ecosistema de innovación, imán para empresas de todo el mundo que se han establecido en el país. Cumpliendo con su misión fundacional, Israel ha absorbido millones de judíos de todo el mundo y su población se ha multiplicado por diez desde su fundación llegando a los 9 millones, con los que hoy cuenta, un 20 % árabes, la mayoría musulmanes. Los acuerdos de Abraham entre Israel y países árabes han cimentado su presencia en una región, otrora enemiga.
La gran fortaleza de Israel es su sistema democrático, parlamentario, sustentado en sólidas instituciones estatales, variedad de partidos políticos y una activa sociedad civil, en una región donde autócratas, de charretera o corona, son amos y señores.
La tarea pendiente que afronta Israel es lograr la paz con el pueblo palestino, con base en la solución de dos Estados para dos pueblos, pues no hay otra. Cuando más cerca se estuvo de lograrlo, en Camp David 2000, como colofón de los acuerdos de Oslo, Yaser Arafat, líder palestino, rechazó la propuesta de paz del presidente Clinton y posteriores intentos se estrellaron contra la negativa palestina de llegar a una paz con el Estado judío.
“A días de cumplir sus 75 años, Israel enfrenta vientos huracanados en tres frentes. El más complejo, la confrontación interna por la propuesta del gobierno de Netanyahu de reforma a la justicia”
Foto: agencia EFE
A días de cumplir sus 75 años, Israel enfrenta vientos huracanados en tres frentes. El más complejo, la confrontación interna por la propuesta del gobierno de Netanyahu de reforma a la justicia, polémica que trasciende a la misma naturaleza del Estado, la separación de poderes, el rol de la religión y el futuro de la democracia. Semanas completan las protestas masivas contra la reforma a las cuales se han unido las élites tecnológicas, económicas, académicas y militares del país. El presidente Yitzhak Herzog, cabeza del Estado, ha sido una de las voces más vehementes contra la reforma que además inquieta a comunidades judías alrededor del planeta.
Aunque un compromiso es posible y se haya logrado al momento de publicación de este escrito, las fracturas que ha abierto el debate en la sociedad israelí son profundas y con potenciales consecuencias negativas para la cohesión social y el desarrollo económico. En todo caso, mal harían los enemigos del Estado judío, como Hezbollah e Irán, en asumir que, en caso de un ataque, la sociedad no lo enfrentaría firme y unida, como siempre lo ha hecho.
Un segundo huracán viene de Persia. Tras el rompimiento del acuerdo nuclear del P5+1 por parte del presidente Trump, Irán ha acelerado su proceso de enriquecimiento de uranio esencial para la fabricación de bombas atómicas. El país se acerca raudo a lo que se denomina “el umbral nuclear”, es decir estar a semanas de producir un dispositivo. Para Israel un Irán atómico representa una amenaza existencial y ha declarado una y otra vez que no lo permitirá. ¿Habrá un regreso de Irán al acuerdo nuclear de 2015? ¿habrá un ataque preventivo a las instalaciones nucleares iraníes por parte de Israel y/o Estados Unidos? ¿hará Irán una prueba nuclear celebrando su entrada “al club”? ¿comenzará una carrera armamentista nuclear en la región? Preguntas con inciertas respuestas de hondo calado.
La reciente renovación de relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita, mediada por China, si bien puede contribuir a bajar tensiones regionales, no cambia lo esencial del conflicto geopolítico entre estos representantes de las dos ramas del Islam. Para Israel este acuerdo no es un impedimento para seguir avanzando en potenciales y trascendentales relaciones diplomáticas con la Casa de Saud.
El tercer huracán gira en los territorios palestinos que sufren un franco deterioro en la situación de seguridad exacerbado por cuatro factores. La ausencia de un horizonte político con Israel, la insalvable división entre Fatah que controla Cisjordania y Hamás que controla Gaza, la debilidad y potencial salida del presidente palestino Mahmud Abbas (87 años), con la consiguiente disputa por la sucesión y la composición del actual gobierno de Israel en el que participan facciones radicales anti palestinas y pro-anexión. Una explosión en Cisjordania sería fatal para toda la región.
Tres alisios huracanados que acechan a Israel en sus 75 años, pero ahora a celebrar, pues hay mucho por lo cual hacerlo.
