En medio de un complejo escenario geopolítico global, una preocupante situación se ha gestado en el norte de África. Moscú estaría haciendo una pinza a la Unión Europea, por el Este en Ucrania y por el arco mediterráneo sur con su infiltración en el norte de África, mediante el Grupo Wagner y con la colaboración de Argelia, lo que plantea una seria amenaza para la estabilidad regional. La reciente “rebelión” del Grupo Wagner contra Moscú y su posterior resolución han puesto de manifiesto la importancia que el presidente Vladimir Putin otorga a esta entidad como medio de infiltración en el norte de África.
Los informes revelan que Argelia, aliada regional de Rusia en el Magreb, ha mirado hacia otro lado, cuando no ha prestado apoyo logístico, en la extensión de los intereses rusos en la región a través de la implantación de Wagner. Hay fundadas sospechas de que permitió el paso de las tropas del Grupo Wagner desde Libia hacia el Sahel, en especial tras la retirada de las tropas francesas de la región.
La porosidad de la frontera sur de Argelia y la falta de control en la región del Sáhara occidental ha facilitado las cosas al Grupo Wagner, que ha encontrado terreno fértil para llevar a cabo actividades ilegales, a través de vinculaciones con otros grupos ilícitos, como contrabando de armas, tráfico de drogas y de personas.
La geografía compleja y el terreno inhóspito del área dificultan la vigilancia y el control adecuado por parte de las autoridades, otorgando a estos grupos una ventaja significativa. Además, la situación de inestabilidad y falta de control en los territorios bajo el dominio del Frente Polisario en la región del Sáhara occidental ha generado, también, un ambiente propicio para el Grupo Wagner. Cabe recordar que Moscú siempre ha sido, junto a Argelia, el principal valedor internacional del Frente Polisario.
La inestabilidad en el norte de África tiene repercusiones directas para España y la Unión Europea en diversos aspectos. En primer lugar, implica un riesgo de incremento en los flujos migratorios procedentes de la región, generando presión sobre las fronteras europeas y planteando desafíos significativos en términos de seguridad y gestión migratoria. Puede suponer, asimismo, un aumento en el narcotráfico hacia Europa. Por último, la inestabilidad puede favorecer a grupos terroristas y representar una amenaza latente para la seguridad europea.
Ante esta problemática, resulta crucial que la comunidad internacional preste atención y tome medidas contundentes para contrarrestar la infiltración de Rusia en el norte de África. Adoptar una posición coherente, incluso considerar posibles sanciones a Argelia resulta fundamental. La estabilidad de la región y la seguridad de Europa están en juego.
