El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha deslizado parte de la responsabilidad de los ataques del 8 de enero hacia su ministro de Defensa, José Múcio, quien en la víspera le transmitió su tranquilidad a pesar de las protestas que se venían celebrando dos meses antes de lo ocurrido en la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia. "Sinceramente, no tuve la información correcta", ha dicho.
"Antes de viajar a Sao Paulo, hablé con el ministro Múcio. Él dijo que estaba tranquilo. Viajé tranquilo, no se me pasó por la cabeza que esa manifestación me fuera a sorprender. Sinceramente, no tuve la información correcta de que habría posibilidad de que ocurriera aquello", ha dicho en una entrevista para 'O Globo'.
"Tenía información de que los campamentos se estaban acabando, pero después me llegó información de que la gente comenzaba a llegar en autobús a los campamentos. No imaginé que pudiesen invadir", ha recordado el mandatario brasileño.
Al mismo tiempo, ha reconocido que durante su toma de posesión surgió el temor de que pudiera pasar algo. "Creo que tuvieron miedo porque había mucha gente", ha contado Lula, quien ha asegurado que el expresidente Jair Bolsonaro, el gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, y las fuerzas de seguridad de la capital permitieron los actos de violencia el día que recibió las credenciales como presidente.
Aquel 12 de diciembre de 2022, relata, "había un pacto" entre estas personas y los cuerpos de seguridad. "Eso había, incluso con policías federales participando. Es decir, aquello no podía pasar si el Estado no quería que pasara", ha apuntado.
"Hubo esa canallada que involucró incluso a gente de Brasilia, cuando prendieron fuego a autobuses el día que me entregaron las credenciales. Yo estaba en el hotel viendo cómo quemaban autobuses, coches y la Policía seguía sin hacer nada", ha recordado.