El Tribunal de Apelación de Francia confirmó este miércoles la sentencia contra el ex presidente Nicolas Sarkozy por corrupción y tráfico de influencias en el llamado “caso Bismuth”. La condena incluye un año de arresto domiciliario con brazalete electrónico, medida inédita para un ex jefe de Estado en el país.
Sarkozy, quien ya había sido declarado culpable por intentar obtener favores de un juez, expresó a través de sus abogados que respetará los términos de la condena, aunque presentará el caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La defensa buscará apelar la decisión judicial a nivel internacional.
El caso se originó en 2014 cuando las autoridades interceptaron llamadas telefónicas entre Sarkozy y su abogado, Gilbert Azibert. Las conversaciones sugerían un intento de obtener información confidencial sobre otro caso judicial a cambio de gestionar un puesto honorífico para Azibert en Mónaco.
El ex presidente enfrenta además otras causas judiciales. El próximo 6 de enero se iniciará un juicio en su contra por la presunta financiación ilegal de su campaña presidencial de 2007 con fondos del régimen de Muamar Gadafi. Este proceso podría extenderse hasta abril de 2024.
En otro caso, Sarkozy fue condenado en febrero pasado a un año de cárcel por la financiación irregular de su campaña de 2012, aunque el cumplimiento de la pena está pendiente de revisión por el Tribunal Supremo. Este caso involucra un esquema de facturas falsas para ocultar gastos de campaña.
Sarkozy, de 69 años, mantiene una influencia significativa en la política francesa, a pesar de estar retirado de la primera línea. Sus actividades públicas incluyen la publicación de libros y la participación en eventos sociales, mientras continúa enfrentando múltiples procesos judiciales.