El muro de “hierro” que separa a Gaza de Israel, es el más custodiado del mundo. Tiene 40 millas de largo, costó más de mil millones de dólares. Cuenta con sensores que permiten detectar el mínimo suspiro. Su vigilancia es satelital, además de los miles de soldados israelitas que no despegan sus ojos de la línea limítrofe más convulsionada del mundo.
"Con tecnología de piedra", cómo lo describe el periódico británico The Telegraph, Hamás logró traspasarlo el sábado pasado, dejando al descubierto la vulnerabilidad de una de las agencias antiterroristas más sofisticadas del mundo y desarrollar una misión terrorista que cobró la vida de cientos de víctimas inocentes.
Desde entonces, el mundo solo ha tenido un tema de primer plano. El delicadísimo enfrentamiento entre Israel y Palestina. Concretamente, en la zona de Gaza donde opera Hamás, el anacrónico en árabe “Movimiento Islámico de Resistencia”, la organización fundamentalista que tuvo origen en 1987, cuando ocurrió la Intifada palestina en rechazo a la ocupación de Israel contra Cisjordania y la llamada franja de Gaza.
En palabras concretas, Hamás es un movimiento islámico de corte radical. Que tiene como único objetivo imponer la ley islámica sin importar cueste lo que cueste. En palabras más sencillas, no hay límite para “borrar” al pueblo de Israel de la faz de la tierra, porque lo considera un pueblo invasor de su territorio.
Hamás está asentado en Gaza y tienen una enorme diferencia política con la OLP que en su momento simbolizó la vida de Yasir Arafat y quien renunció a la lucha armada para conquistar sus territorios, después de los acuerdos de Oslo, Noruega, en 1993 y llegar a una negociación con Israel. Hamás, por el contrario, ni siquiera reconoce a Israel como un Estado.
Los objetivos de Hamás son muy claros: el primero, instaurar una sociedad islámica basada en la sharía (ley que recoge los mandamientos de Alá y se basa en el Corán y que forman el marco jurídico y moral del islam). El segundo, destruir el Estado de Israel y convertir a Jerusalén en uno de los lugares más sagrados del islam.
Sus operaciones contra Israel siempre han sido suicidas y entregar su vida por la causa Palestina es una respuesta a los preceptos de Alá.
Pero, ¿quién financia a Hamás para estos actos que son considerados terroristas? Desde su fundación ha tenido una serie de importantes patrocinadores, que juegan un papel en la geopolítica internacional. Sus más fieles aliados han sido Siria e Irán, que han proporcionado dinero para el entrenamiento de estos milicianos. Su lema es “muerte a Israel”. Y por esa causa, han ingresado ríos de plata para financiar estos actos terroristas que hoy tienen en vilo al mundo.
