Hassan Nasrallah, el líder de Hezbollah desde 1992, fue asesinado el 28 de septiembre de 2024 en un ataque aéreo israelí dirigido a la sede del grupo en Beirut.
Bajo su liderazgo, Hezbollah se consolidó como una de las fuerzas más poderosas de la región, con el respaldo de Irán.
Nasrallah supervisó la expansión militar y política del grupo, especialmente su resistencia contra Israel, convirtiéndolo en un actor clave dentro del eje de resistencia de Irán.
Nasrallah fue fundamental en la coordinación de Hezbollah con otras fuerzas respaldadas por Irán, como Hamas y la Jihad Islámica Palestina. Su muerte representa un golpe significativo para la estructura de mando del grupo, que ya había perdido a varios comandantes importantes en las semanas anteriores.
Este ataque se produce en medio de una escalada de violencia entre Israel y Hezbollah, y podría desestabilizar aún más la región donde Israel ha dejado en claro que no parará.