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César Álvarez Gobierno de Colombia

Si el Gabinete de Gobierno fuera la Selección

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Colombia atraviesa una crisis ministerial. Olvidémonos de la baja ejecución. Tener vocación de servicio pasó de ser un requisito esencial para ser escogido como Ministro, para ser un detrimento en la aspiración de los que quieren llegar a la esfera más alta de poder público.

El presidente Petro fue sensato al decir que los recientes cambios en su gabinete eran para reparar errores. Sus errores fueron no haber incluido desde el principio de su mandato a más radicales en su equipo.

El nuevo gabinete representa la agenda de división nacional que profesa el presidente Petro; entierra el enfoque programático de las carteras; prioriza la orientación ideológica de los candidatos a ocupar los cargos; ignora la capacidad técnica y ejecutiva; y satisface la sed de poder de muchos.

El nuevo gabinete, en especial con los cambios en los Ministerios de Interior y Educación, es mejor descrito por anglicismos. Este es el verdadero Dream Team del presidente Petro. Ellos van a poner la agenda nacional en Fast Track para demostrar que con el presiente Petro las cosas son My Way, or the Highway. Es decir, a las carreras, y a mi manera.

Con la designación del día cívico por el éxito de nuestra selección Colombia en la Copa América, espero que el lunes después de la final el presiente Petro pueda reflexionar sobre cómo se construye y lidera un equipo.

Si bien el presidente Petro no es un extranjero, como el profesor Nestor Lorenzo, no hay duda alguna que Gustavo Petro es un extranjero ideológicamente hablando en la Casa de Nariño.Y si el gabinete de gobierno fuera la selección Colombia, el presidente tiene mucho que aprender del seleccionador nacional.

Primero, no importa si eres extranjero. Colombia está primero, y por encima de todas las cosas. Segundo, para jugar de titular, no importa si eres blanco, negro, mestizo, indígena, palanquero, o raizal. Tercero, tu comportamiento fuera de la cancha también importa.

Como en el fútbol, para ser convocado al gabinete nacional, el compromiso, dedicación, y deseo de dejar hasta la última gota de sudor por el país, es un requisito. Sin importar su afiliación política, o raza, para ser convocado se debe primero tener amor por la patria, y en especial por tus compatriotas.

Por supuesto que jugar bien también es esencial. Para llegar a la esfera más alta del poder y de representación del país, los ministros, como los jugadores, deben demostrar el conocimiento, y destreza en la posición a la que el presidente los invita a liderar.

Si bien en el gabinete juegan diecinueve, no once, a la hora de servirle al país su condición física, mental, y técnica también importa. Basta con pregúntenle a los Americanos sobre su presidente, para confirmarlo.

El punto aquí es que los ministros, como los jugadores, deben ser líderes dentro y fuera del campo. Su comportamiento antes de llegar al gobierno es determinante para poder ser convocados.Y si algunos han jugado previamente para otro técnico, su rendimiento previo importa quizá aún más.

Para que el gabinete triunfe se necesitan a los mejores jugadores, una agenda de gobierno, y políticas públicas adecuadas también. Después de todo lo estratégico, y táctico influye en el resultado final.

Lamentablemente, en este caso, ni los convocados, ni la agenda, y mucho menos las políticas planteadas se parecen a lo que el profesor Lorenzo hizo con nuestra selección Colombia.

Otra gran diferencia entre la selección de Lorenzo y Petro es que los de Lorenzo juegan por y para el país. Los de Petro juegan por él, para él y en el peor de los casos para ellos mismos.

Se requiere una osadía, arrogancia y estupidez directamente proporcional al amor que sienten James, Lucho Díaz, y el resto de los muchachos por La Sele, para que funcionarios como el Ministro de Educación hayan aceptado el llamado a jugar en el gabinete de gobierno, a sabiendas que su carácter, experiencia, ni capacidades están en el punto requerido para jugar a ese nivel.

Igualmente, se requiere una frialdad, sagacidad, y traición a sus propios principios directamente proporcional a la pasión y entrega con la que juega La Sele, para que funcionarios como el Ministro de Interior hayan aceptado el llamado de Petro, a sabiendas que su experiencia y capacidades son requeridas para jugar con la constitución.

Si ambos funcionarios fueran igual de profesionales y decentes que aquellos integran nuestra selección Colombiana de Fútbol, y si tuviesen un atisbo de amor por la patria, no hubiesen aceptado el llamado.

Mi oración a Dios es simple: Que el 15 de Marzo y el 31 de Mayo de 2026 todos nos pongamos la tricolor, que sálgannos votar en las mismas cantidades que verán la final contra Argentina, y que con la misma pasión con la que cantaremos el himno nacional, defendamos nuestra democracia, porque las verdaderas finales del país se juegan en 610 y 687 días respectivamente, cuando escojamos un nuevo congreso y presidente.

Ojalá el nuevo presidente, resulte igual o mejor seleccionador de jugadores que el profe Lorenzo.

La cuenta regresiva continua.