Creemos que su película Mullholland Drive sucede en Los Ángeles, pero en realidad transcurre en el infierno. David Lynch nación en 1946 en Missoula, Montana. Recordaba, ¿imaginaba?, su infancia en tono lirico, acaso fue asombrosa y mítica como la de los niños en los pueblos de King. Quiso ser discípulo de Oskar Kokoschka y ser pintor, pero en la academia de artes de Pennsylvania se dedicó a darle forma al tiempo, llamó a sus mosaicos geométricos Industrial Symphonies, pero solo la niñas asombrosas que nos miran desde una sucesión de espejos, son el tiempo, solo Las Meninas, solo Velázquez pudo pintar el tiempo, quizá por eso lo de Lynch fue el cine.
Stanley Kubrick dijo de su primer largometraje, Eraserhead, que era una de su películas favoritas. El bebé monstruoso de Eraserhead es la primera invocación de Lynch a los habitantes de las sombras y ahora es icono del horror que alcanza a cualquier hombre común, como su protagonista, desde algo tan normal como la paternidad, pero Lynch decía que “hay belleza en la oscuridad.”
Como los discípulos de Siddhartha Gautama, creía que “la vida es un continuo, nadie muere realmente”, en Twin Peaks, que es la serie más genial realizada para televisión, Lynch explora precisamente ese continuo, el agente Dale Cooper es en realidad un investigador de un mundo de sombras inexistente y oprobioso, sabe que nunca sabrá quien mató a Laura Palmer porque en el continuo de Lynch, Laura Palmer vive. Admiraba a Kafka y como él, intuyó que nos movemos en la penumbra, en alguna ocasión le dijo a un grupo de estudiantes que aún las narraciones más realistas son abstractas, que cualquier momento es un historia y que no todas las historias, casi ninguna, tiene un solución, las sombras son laberintos indescifrables.
Deliberadamente Lynch recrea espacios de pesadilla donde se desenvuelven personas que no son monstruos y monstruos que discurren en ambientes normales. El hombre del teléfono en Lost Highway, el enano invalido que es el jefe del mundo oscuro, un gigante amable que viaja en la eternidad desde un habitación imposible, el cowboy más terrible y amenazante creado jamás, que vaga bajo las luces intermitentes en Mullholland Drive. Seres que nadie más había imaginado, un escaparate inédito de los habitantes de las sombras que Lynch nos trajo para decirnos que hay un universo oculto que quizá condiciona y dirige a este; no es posible saberlo, pero posiblemente Lynch era un brujo que hacía cine y no un simple cineasta de la brujería.
Jamás cedió al sentimentalismo, ni se propuso ser un contemporáneo. Nos legó un mitología, imágenes memorables y un conocimiento en clave de lo oculto, fue musico, pintor y escritor, viajero de la oscuridad como el Bosco, o Lovecraft, Lynch fue de los artistas más grandes de nuestro tiempo y quizás de cualquier tiempo. No soy critico de cine, ni experto, no pretendo analizar a Lynch, ni ponderar su obra, estas palabras no son otra cosa que lo que Cioran llamó un Ejercicio de Admiración.