Miércoles, 20 de noviembre de 2024
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El daño que le ha hecho el petrismo a Colombia tomará décadas en reparar. El presidente en 2026 tendrá que solucionar el inminente desplome de la salud, arreglar el desfalco del sistema pensional, volver a explorar y explotar gas y petróleo para evitar el desabastecimiento y el aumento de precios, reorganizar fiscalmente la Nación volviendo a respetar la regla fiscal, mejorar el recaudo, tapar el hueco de la corrupción petrista y pagar una deuda exorbitante malgastada en funcionamiento, es decir corbatas.

En seguridad, todos los frentes van mal y empeorando. La paz total es un fracaso de proporciones bíblicas que le ha permitido a todos los grupos narcoterroristas fortalecerse (60 % el que menos creció). Duplicaron presencia, tropas y ganancias. Colombia nunca había producido tanta coca. Lo de Pablo Escobar fue un juego de niños comparado en términos de producción con la actualidad.

El nuevo gobierno tendrá que encontrar, quién sabe de dónde, recursos y voluntad política, para repotenciar las FFMM. Deberá, aunque los pacifistas y moderados no quieran, retomar el esfuerzo de guerra en todo el país para evitar la claudicación del Estado y la entrega de la soberanía a los violentos. Misión nada fácil y que vendrá a gran costo político y militar porque el petrismo fortaleció a los bandidos, pero no responderá por ellos y hará todo por defenderlos.

Y espere, falta mucho más. El sector de construcción y venta de vivienda está por el suelo debido a la incompetente exministra de Vivienda Catalina Velasco que acabó con Mi Casa Ya, rompiendo la confianza del sector y de la cadena de valor. Veinte billones, seguramente mucho más, se perdieron solo en este sector. Otros sectores también están en números rojos. La falta de ejecución y de políticas de reactivación económica del Gobierno, sumadas al aumento de la carga tributaria, podrían llevar a una recesión.

Súmele un desempleo creciente, que empeorará en el momento en que el Gobierno pase la reforma laboral y se apruebe el PGN que tendrá la inversión más baja de los últimos 10 años. El país seguirá con su rezago en productividad, no mejoraremos en nada, ni en educación o valor agregado, lo que pasará factura porque perderemos otro cuatrienio en términos de desarrollo.

La inflación, en especial la alimentaría, seguirá aumentando. ¡Falta el invierno! La ministra Jhenifer Mojica se encargó, junto con el accionar corrupto de Olmedo López y la incompetencia de su sucesor Carrillo, de que el país no esté preparado para afrontar las más que anunciadas y previsibles consecuencias del fenómeno de la Niña.

Se inundará el país como siempre, los cultivos se perderán y el seguro agropecuario no será suficiente porque la exministra Mojica no lo robusteció, como rogaron los productores agropecuarios.

El encarecimiento de la energía en la Costa será un problema que le sacará canas al próximo mandatario. Ninguna solución fácil y menos cuando este Gobierno no hará nada al respecto. Años de atraso y saqueo dejan al Caribe vulnerable en términos energéticos y los costos seguirán afectando su progreso y, por supuesto, el malestar social no se hará esperar.

Finalmente, con Venezuela y las cada vez peores decisiones de este Gobierno, pareciera que la hermana República no conseguirá su libertad. Lo anterior, tendrá catastróficas consecuencias para Colombia en términos de migración, economía y seguridad.

Ojalá Petro no se atornille en el poder. Ojalá, además, entendamos que un presidente no es un mesías. Todos debemos participar para superar estos retos y los centros de poder deben entender que deben sumarse al esfuerzo para superar la crisis y no simplemente aprovecharse de ella.