Quienes conocen a Álvaro Leyva lo definen como un hombre terco, obsesivo con el tema de la paz, vehemente y de malas pulgas cuando sus contradictores no están de acuerdo con sus argumentos.
Eso es lo que está pasando en este cuestionado y polémico tema relacionado con la licitación de los pasaportes en Colombia, que cada día sorprende más por la actitud del canciller, por las denuncias que se han conocido sobre el papel que su hijo ha jugado en diferentes reuniones en el exterior y por su enfrentamiento abierto con la hoy exdirectora de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, Martha Lucía Zamora.
Leyva, no ha escucha razón alguna jurídica de realizar una conciliación con la empresa Thomas Greg & Sons y evitar una demanda multimillonaria por 170 mil millones de pesos, que, por la plusvalía e intereses, los expertos consideran que llegará a 300 mil millones de pesos.
El canciller ha desconocido y descalificado, la decisión del Comité Técnico del Ministerio de Relaciones Exteriores, conformado por funcionarios bajo su mando, que votaron a favor de la conciliación.
La misma recomendación que hizo Zamora y la misma que ha buscado de manera infructuosa la Procuraduría General de la Nación, que además adelanta una investigación para determinar las posibles fallas disciplinarias en que pudieron haber incurrido tanto el canciller como los funcionarios que estuvieron al frente del diseño de la licitación de los pasaportes que asciende a cerca de 600 mil millones de pesos.
Licitación “sastre”
Pero esta historia de la licitación de los pasaportes tiene tantas patas como tiene una mesa. El principal responsable de lo que ha venido pasando tiene nombre propio: Álvaro Leyva. ¿Por qué? Por la sencilla razón que el diseño de la licitación estuvo bajo su supervisión. Quienes conocen el proceso por dentro señalan que la licitación fue tipo “sastre” a la medida para que TGS fuera el ganador.
También señalan que los requerimientos realizados por los demás participantes no fueron atendidos debidamente por los funcionarios que tenían el día a día del proceso licitatorio. Las empresas internacionales, con una larga experiencia en papeles de seguridad, reclamaron que no era posible en tan solo 40 días montar una planta en Bogotá para la fabricación de pasaportes. Tampoco en 40 días producir las tintas de seguridad. Todo esto, en otros países, requiere de más de seis meses de montaje y preparación.
La terquedad del canciller de atender las solicitudes de los proponentes que alzaron la voz, llevó a que se retiraran de la licitación porque llegaron a la conclusión que tenía nombre propio: Thomas Greg & Sons.
Entonces, apareció en escena el presidente Gustavo Petro, que a través de su cuenta de la red social X señaló que “en su Gobierno no se entregaría licitación alguna con un solo proponente”. Lo reiteró una y otra vez. Pero el canciller Leyva continuó con el proceso.
El don de la ubicuidad
En medio de esta situación y ante la posibilidad de que la licitación ganada por Tomas Greg se reversara, en Dubái, Jorge Leyva, hijo del canciller seguía los acontecimientos del tema. Y comenzó a mover sus tentáculos y a tener el don de la ubicuidad para aparecer en lugar indicado, en la hora exacta, a donde llegaba el presidente Petro y el canciller.
Portugal ha sido otro de los destinos que Jorge Leyva, el hijo del canciller, decidió visitar con cierta frecuencia, especialmente después que se conoció el interés de una de las empresas especializadas en la elaboración de pasaportes.
Vaya coincidencia que esas visitas se realizaron especialmente a comienzos de mayo pasado cuando el presidente Gustavo Petro en compañía del canciller, Álvaro Leyva, estuvo en visita oficial.
Ya para ese entonces, estaba ejerciendo de embajador José Fernando Bautista, quien fue una ficha clave en la campaña presidencial de la Colombia Humana.
Esos viajes de Jorge Leyva, coincidieron también un mes después con la famosa reunión de embajadores de Europa en la ciudad de Berlín, citados por el canciller Leyva el pasado 18 de junio. 14 de ellos asistieron puntualmente para discutir los temas de política exterior, con enfoque de género y los proyectos de no repetición, como lo anunció en su momento un comunicado de prensa de la cancillería. También coincidencia que otra empresa alemana ha estado muy interesada en la licitación de los pasaportes en el país. Y también coincidencia que, en esa reunión de Berlín, Jorge Leyva fue uno de los visitantes notorios, donde además el presidente Petro volvió a reunirse con su homólogo de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, a quien le extendió una cálida invitación al país, para estrechar lazos comerciales.
Para ese momento en escena había cuatro empresas europeas muy interesadas en los pasaportes: Una de Portugal, otra de Alemania, una tercera de Francia y por supuesto una cuarta de España, donde el presidente Petro ha sido un asiduo visitante.
En la reunión de Berlín y con el mensaje de estrechar relaciones entre Colombia y Portugal, Jorge Leyva aplicó al pie de la letra el mensaje dado por Petro y comenzó a estrechar su relación con el embajador Bautista, viejo conocido de su padre.
El don de la ubicuidad de Jorge Leyva en este escándalo de la licitación por cuenta de los pasaportes que hoy tiene de por medio una demanda multimillonaria que sobrepasa los 117 mil millones de pesos, ha sido notoria. Pero además ha permitido destapar a cuenta gotas lo que se ha tejido tras bambalinas.
Enemigo en casa
Desde el 2007, Thomas Greg & Sons ha ganado las licitaciones para la elaboración de estos papeles en el país. A pesar de su nombre anglosajón, sus raíces son netamente colombianas. Sus principales accionistas es la familia Bautista, que ha centrado sus esfuerzos empresariales en el tema de transporte de valores, los servicios de seguridad privada y contratos de impresión de documentos que requieren de máxima seguridad, como lo son los pasaportes o los tarjetones electorales, que también han realizado para la Registraduría General de la Nación.
Pero la compañía no solo opera en Colombia. Ha extendido sus servicios a diversos países entre ellos Brasil y la India. Sin embargo, han tenido algunos inconvenientes que los ha llevado a responder ante la justicia como ocurrió en 1983 cuando los hermanos Felipe y Camilo Bautista tuvieron que enfrentar procesos de investigación en Estados Unidos por una estafa relacionada con la importación de café y préstamos irregulares por más de 120 millones de dólares de esa época. La situación de los hermanos se solucionó después de llegar a un acuerdo con la justicia, reconocer delitos menores y colaborar con la Fiscalía que investigaba el caso.
De nuevo están en el escenario público por la licitación convocada por el canciller Leyva para la elaboración de los pasaportes y las quejas de favorecimiento señaladas por otras empresas que querían participar y expresaron que los pliegos estaban debidamente preconcebidos para que Tomas Greg ganara la licitación.
La imprenta Veridos de Alemania, la francesa IN Groupe, con una experiencia de cinco siglos de trayectoria en el gobierno francés, fueron las primeras en manifestar su desacuerdo en la forma cómo se venía dando la licitación. Igual lo hizo la polémica empresa colombo-lusa, Cadena, integrada por la Casa de la Moneda de Portugal y otras más que tenían expectativas en esta licitación.
Lo político
Una de las condiciones que tenía el pliego de licitaciones y que no gustó para nada a las empresas europeas, fue la prioridad explícita de tener montada una planta de producción en Bogotá, requisito que en su momento sólo podía cumplir Thomas Greg & Sons. También los 44 días que exigía la Cancillería para preparar la presentación con las muestras, tintas, tres chips de seguridad, papeles especiales. Un proceso que en otros países suele demorar aproximadamente seis meses.
Pero había un inconveniente más de fondo en este tema de la licitación. El componente político. Que el canciller Álvaro Leyva no visualizó a tiempo o no recordó. La relación entre el actual presidente Gustavo Petro y la empresa Thomas Greg & Sons es totalmente inexistente. Y aún más durante las elecciones en que fue elegido Iván Duque como presidente y Petro resultó derrotado. El entonces candidato de inmediato se pronunció dejando la siguiente frase: “Thomas Greg & Sons pone a los presidentes en Colombia”.
A ello se suma, que los hermanos Bautista tienen estrellas relaciones con varias figuras del establecimiento, entre ellas el expresidente Andrés Pastrana. Hoy, la relación del presidente Petro con Pastrana es inexistente. Los enfrentamientos públicos son a menudo, incluso hay una demanda del primer mandatario por injuria y calumnia contra el expresidente.
Con Petro en la Casa de Nariño, la posibilidad de que TGS se adjudicara la licitación, era desafiar cualquier propósito. Y así ocurrió. El presidente levantó la voz y le exigió al canciller que en su gobierno no habría licitaciones de un solo oferente. Que había que echar para atrás todo lo avanzado y convocar de nuevo a una licitación.
Ahí saltó la liebre. Jorge Leyva, el hijo del canciller con el don de la ubicuidad. Desde su residencia en Dubái, comenzó a extender sus contactos por varios países europeos e inició un recorrido de trotamundos. A donde llegaba el canciller o el presidente Petro, Jorge Leyva decía presente.
La ruptura
Quien puso el dedo en la llaga fue la saliente directora de la Agencia Nacional de Defensa del Estado, Martha Lucía Zamora, quien denunció una reunión secreta en París, con la participación del hijo del canciller, Juan Carlos Losada, mano derecha del canciller Álvaro Leyva en el manejo de la licitación de los pasaportes, con el fin de “presionar y definir sobre el futuro de la nueva licitación de la elaboración de los pasaportes en Colombia”.
Para Zamora, la única salida con la firma TGS era buscar un acuerdo y evitar una demanda multimillonaria —117 mil millones de pesos— por la declaratoria de desierta la licitación en la cual ellos consideran que participaron y ganaron bajo todos los requisitos de la ley.
La idea de conciliar por parte de Zamora fue la piedra de zapato que permitió conocer que algo huele muy mal en todo este tema. La furia del canciller contra la jurista, que desató el punto final de la relación con el gobierno por parte de Martha Lucía Zamora y las denuncias de ella sobre los tentáculos de Jorge Leyva, ha dejado al descubierto una serie de irregularidades que ya están en manos de la Procuraduría y Fiscalía para determinar la gravedad de la situación.
Para el presidente Petro cualquier tema que beneficie a Thomas Greg & Sons es sinónimo de corrupción y así lo expresó en su cuenta X “en mi opinión funcionarios públicos han trabajado para que la empresa en particular gane el contrato de elaboración de pasaportes y eso se llama corrupción y debe ser investigado penalmente desde el inicio del proceso”. Hasta el momento ni el canciller ni sus funcionarios han dicho esta boca es mía para responder el fuerte señalamiento hecho por el primer mandatario.
Sin salida
Mientras el presidente lanzaba fuego y el canciller Leyva se mantenía en voz baja y Jorge Leyva se refugió en su residencia en Dubái, la Procuraduría General de la Nación realizó dos audiencias a puerta cerrada con el fin de buscar una conciliación con TGS y la cancillería. Pero no hubo humo blanco.
En entrevista con la revista Semana Leyva dejó en claro que no va a conciliar con Thomas Greg & Sons, así sus propios funcionarios consideren lo contrario. Y de pasó se fue lanza en ristre contra Martha Lucía Zamora a la que calificó de corrupta, de haberse reunido en Cartagena con uno de los abogados de Thomas Greg & Sons y que eso genera una falla disciplinaria que tiene que ser investigada por la Fiscalía.
Todos los esfuerzos realizados por la Procuraduría, la Agencia Jurídica en defensa del Estado, el comité técnico de la cancillería, para que se llegue a una conciliación con TGS y la Nación evite una demanda multimillonaria, —300 mil millones de pesos—, no ha sido posible llevar a cabo por la terquedad del canciller Álvaro Leyva. “que me notifiquen en la tumba que la Nación perdió”, vociferó y manoteó frente a Martha Lucia Zamora, a quien hizo sacar a sombrerazos del gobierno, porque la funcionaria preocupada por los intereses económicos del Estado, se atrevió a contradecir a Leyva, que en este caso no tiene la razón.