En el año 2023 los cultivos de coca en el departamento del Cauca aumentaron 21 %, al pasar de 26.223 en 2022 a 31.844. A simple vista es una cifra más, pero esa no es la interpretación que hace el representante a la Cámara, Óscar Campo, quien reveló que no se trata solo del impacto directo de la coca cuando es procesada y todo lo que ello implica, sino los daños colaterales.
"Este crecimiento, el segundo más alto en dos décadas, coincide con una alarmante deforestación en las mismas zonas", dijo Campo, al agregar otro aspecto al problema, porque considera que "el desgobierno nacional y su descontrol territorial es hoy una de las mayores amenazas al medio ambiente. La situación del Cauca es un claro ejemplo".
Asegura que el daño ambiental es "devastador" en los cuatro enclaves productivos de coca que tiene el departamento, porque en ellos existe agroindustrialización, tanto en la fase de cultivo como en la de extracción, usando químicos que contaminan las fuentes de agua.
Suma al problema la explotación de oro, que en muchas zonas coexiste con los cultivos de coca y también genera daños ambientales irreparables a los recursos forestales e hídricos.
"Sobre estos territorios estratégicos del Cauca donde coexisten las economías ilegales, los grupos armados expandieron su presencia en 2023, generando violencia y disputas por el control territorial", dijo el representante.
Otro dato que muestra sirve para ratificar las secuelas derivadas de la coca. "El 50 % de los municipios con presencia de coca se registraron enfrentamientos con la fuerza pública, lo que causó desplazamientos y el asesinato de 29 líderes sociales, muchos de ellos defensores del medio ambiente".
Frente a esta situación, Campo considera que "la respuesta del gobierno ha sido tardía e ineficaz".
