La ciudad de Bogotá se prepara para implementar modificaciones en su esquema de racionamiento de agua. Esta decisión surge como resultado del comportamiento responsable de los ciudadanos frente al consumo del recurso hídrico y la evolución favorable de los niveles en los embalses que abastecen a la capital colombiana. Los cambios previstos buscan aliviar las restricciones actuales, manteniendo al mismo tiempo un enfoque prudente en la gestión del agua.
De acuerdo con la información disponible, el nuevo plan contempla una reducción en la frecuencia del racionamiento. En lugar de aplicarse diariamente, las restricciones se implementarían cada dos días. Esta modificación se fundamenta en los últimos informes sobre la ocupación de los embalses y las estadísticas de consumo de agua por parte de los habitantes de Bogotá.
El cronograma de racionamiento experimentaría una extensión significativa bajo el nuevo esquema. Los turnos de restricción, que actualmente duran una semana, se prolongarían a aproximadamente dos semanas. Este ajuste permitiría a los ciudadanos contar con períodos más extensos de suministro continuo, facilitando la planificación y adaptación a las medidas de ahorro de agua.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, utilizó su cuenta en la red social X para anunciar que los detalles específicos sobre las modificaciones al racionamiento de agua se darán a conocer próximamente. Esta comunicación oficial genera expectativa entre los habitantes de la capital, quienes aguardan información precisa sobre cómo estos cambios afectarán su vida cotidiana.
Los datos más recientes, con fecha de corte al 24 de junio, ofrecen una perspectiva alentadora sobre la situación hídrica de Bogotá. Los embalses del sistema Chingaza, crucial para el abastecimiento de agua de la ciudad, registran un nivel de ocupación del 41.76% de su capacidad total. Paralelamente, el esfuerzo colectivo de los bogotanos ha resultado en un ahorro en el consumo de agua que alcanza los 15,64 metros cúbicos por segundo.