Quienes conocieron de cerca a Carlos Holmes Trujillo no dudan en afirmar que era un hombre estudioso de los temas de la realidad del país, que hablaba muy en serio de llegar a la Presidencia de la República y, lo más importante de todo, que era buena gente. Amigo de sus amigos, cálido con las personas que trabajaban a su lado y leal como nadie con sus jefes políticos, en especial con Álvaro Uribe Vélez y el presidente Iván Duque, con quien había consolidado fuertes lazos de amistad.
La muerte lo sorprendió unas semanas antes de abandonar su último cargo público como ministro de la Defensa Nacional. Había tomado la decisión de dejar el gobierno del presidente Duque a partir del 30 de enero y dedicarse de lleno a su candidatura presidencial y apostarle todo a llegar a la Casa de Nariño en agosto de 2022.
Holmes, como le gustaba que lo llamaran, tenía una larga hoja de vida como servidor público y uno de los más ilustres miembros de la Constituyente del 91. Había nacido en la ciudad de Cartago el 23 de septiembre de 1951 y se convirtió en el primer alcalde de Cali elegido por voto popular. Había nacido en el seno de una familia política. Su padre, con su mismo nombre, fue uno de los políticos liberales más importantes del partido y su hermano José Renán, uno de los congresistas más respetados.
Su carrera política fue prolífera. Ocupó importantes cargos en el Estado, entre ellos, ministro de Educación en el gobierno de César Gaviria. También acompañó al presidente liberal como alto comisionado para la Paz, ministro del Interior y posteriormente embajador ante las Naciones Unidas.
Holmes tenía la virtud de caer bien en la vida política y tenía muy buenas relaciones con la casa Samper, Pastrana y, en los últimos años, con el Centro Democrático, donde consolidó una amistad muy fuerte con el expresidente Álvaro Uribe Vélez. En 2015 probó suerte como precandidato presidencial y fue derrotado por Óscar Iván Zuluaga, con quien finalmente integró la fórmula del Centro Democrático, elecciones que perdieron contra Juan Manuel Santos, quien resultó reelegido.
Cuatro años más tarde volvió a intentarlo y una vez más perdió. Esta vez frente a Iván Duque, quien se convirtió en presidente y Holmes, en uno de los hombres de mayor confianza del actual mandatario de los colombianos. Al comienzo de este Gobierno ocupó la cartera de Relaciones Exteriores y desde noviembre de 2019 fue el ministro de Defensa. En ese cargo, recorriendo el país en medio de la pandemia, el virus lo sorprendió el pasado 12 de enero en Barranquilla donde fue atendido y posteriormente trasladado al Hospital Militar de Bogotá, donde libró su última batalla y la perdió en la madrugada del martes 26 de enero.
Fue un gran escudero del presidente Duque y defensor de las políticas del Centro Democrático. El hombre más importante de su partido para las próximas elecciones presidenciales. Su amigo Iván Duque lo despidió con estas sentidas palabras: “Pierde Colombia a uno de sus mejores hombres y recuerdo hoy, en el dolor de mi alma, ese poema que señala que incluso en nuestros sueños hay dolores que no se pueden olvidar, que caen gota a gota sobre el corazón, hasta que nuestra propia tristeza es apaciguada por el consuelo divino. Gracias, amigo; gracias, compañero; gracias, ministro; gracias, inigualable ser humano”.