La reciente reforma a la justicia del Gobierno de Gustavo Petro ha generado reacciones adversas entre varios congresistas. Un punto específico de controversia es el artículo 7, que ofrece beneficios y reducciones de penas a quienes acepten su culpabilidad en delitos relacionados con menores de edad. Los legisladores argumentan que esta disposición favorece a criminales.
El senador Jonathan Pulido, conocido como Jota Pe Hernández, expresó su oposición y anunció su intención de presentar una propuesta para eliminar el artículo. Según el senador, “el Gobierno Petro quiere darle un gran beneficio a los secuestradores, violadores y asesinos de niños”. Añadió que más de 370 niños han sido asesinados este año, lo que refuerza su postura de que “estos asesinos y violadores merecen la máxima pena”.
En apoyo a esta crítica, la senadora María Fernanda Cabal calificó la reforma como una burla para las familias de las víctimas. Hizo referencia al caso de una menor y comentó que “esta modificación que pretende el Gobierno Petro” es perjudicial. Cabal también indicó su experiencia en la creación de leyes que buscan impedir beneficios para delincuentes.
El representante a la Cámara, Hernán Cadavid, también se manifestó en contra del proyecto, sugiriendo que el Gobierno debería retirarlo. Cuestionó la lógica de ofrecer beneficios penales en un contexto de creciente violencia, y mencionó otros aspectos de la reforma que, según él, podrían favorecer a individuos con vínculos con grupos armados.
Por otro lado, la ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, defendió la propuesta, la cual es respaldada por la fiscal general de la Nación, Luz Adriana Camargo; y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Gerson Chaverra; aclarando que la normativa no busca dejar impunes estos delitos.
Según Buitrago, la reforma no pretende dar beneficios, ya que están prohibidos para esta clase de delitos. Además, destacó que la ley busca facilitar la judicialización en casos donde las pruebas son limitadas, sugiriendo que una pena mínima podría incentivar a los agresores a confesar.
