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Gobierno Gustavo Petro

Daniel Briceño: “Los carteles de políticos y de contratistas se disfrazan en la izquierda, en el centro, en la derecha”

Briceño es abogado de profesión y llegó al Concejo de Bogotá como asesor del líder cristiano Emel Rojas. Se convirtió en el influencer que pasó de las redes sociales a la política con el aval del Centro Democrático. Sus denuncias sobre contratación lo volvieron “el cazador del Secop II” y en la diana ha estado la administración de Gustavo Petro. En entrevista con Alternativa habla de sus inicios y su futuro para las próximas elecciones

Daniel Briceño / Foto: Alternativa/Hansel Vásquez

Revista Alternativa: ¿De dónde sale su interés en la política?

Daniel Briceño: Me ha gustado desde que tengo memoria, aunque en realidad proviene de mi abuelo. Él no es político, pero siempre ha sido una persona metida en la política, metido con las noticias y es de esos señores mayores, que siempre han estado muy pendientes de por quién votan y cómo se vota y yo crecí en medio de ese interés.

Mi abuelo tiene 30 nietos, pero yo era el único que crecí con él y me sentaba desde pequeño a ver las noticias y de ahí viene mi tema con la política.

Entiendo que lo crió su mamá, una madre soltera. ¿Eso lo marcó?

Claro que sí. Primero por el orden de mis apellidos, segundo porque además de mi mamá, me criaron mis dos abuelos quienes son pastores cristianos. Yo crecí dentro de una iglesia cristiana, yo viví allí. Mis amigos son de la iglesia y mis actividades de niño eran las de las iglesias. Entonces, obviamente todo eso comienza a formar la manera de ver la vida y entenderla.

Usted se crió en el centro de Bogotá, ¿qué recuerda de niño allí?

En el barrio Belén, a unas cuadras del Palacio de Nariño y de La Candelaria. Es un barrio que yo quiero mucho, allí vive parte de mi familia y voy con frecuencia porque queda la Iglesia donde yo vivía y eso marca mi pasión y relacionamiento con la gente. A mí me gusta la música, aunque no nunca fui tan bueno tocando, pero de niño traté de tocar todos los instrumentos que aprendí en el grupo de la Iglesia.

Es allí donde están mis relaciones de amistad de niñez y todo el entorno político mío comenzó en ese barrio. Allí traté de lanzarme a edil de La Candelaria.

Daniel Briceño y Alejandro Villegas / Foto: Alternativa/Hansel Vásquez

Ese es un sector bohemio. ¿En algún momento no se identificó más con un pensamiento político de izquierdas por el entorno donde creció?

El barrio Belén no es bohemio como lo es La Candelaria o el barrio La Catedral, como en realidad se llama. Belén es un barrio típico bogotano estrato dos en donde hay de todo tipo de problemas, pero hay una clase pujante, asalariada que compra la casa a crédito. Además, es una zona que queda separada por la Avenida Sexta o Avenida Séptima, así que hay muchas diferencias entre los dos barrios.

Con una madre soltera, no hay mucho tiempo para dedicarle. ¿Nunca se le salió de las manos?

Obviamente tuve una infancia caótica, sobre todo desde los diez años hasta la adolescencia. Me echaban de los colegios públicos. Yo toqué cuatro colegios: La Candelaria en la primaria, luego colegio Jorge Soto del Corral, que era el barrio Girardot del que me echaron; colegio Escuela Nacional de Comercio del barrio Egipto; y terminé entrando a uno en concesión, y por eso los defiendo tanto, que fue el Colegio La Giralda, por el barrio Las Cruces.

¿Pero era por rebelde o anarquista?

No, siempre fue por rebelde porque académicamente me iba bien. Yo era demasiado inquieto disciplinariamente.

¿Y por qué?

Hay varios factores que explican eso. Yo soy demasiado hiperactivo y no voy a cuestionar el sistema educativo en ese momento, pero sí creo que en esos entornos se terminan consumiendo a los niños. Usted ahí se encuentra absolutamente de todo, consumo, violencia y yo capaba mucha clase y me escapaba del colegio.

¿Cómo termina trabajando usted en el Concejo de la mano de Emel Rojas?

Él es cristiano de la Iglesia Cuadrangular donde mi abuelo es pastor, así que es muy cercano a mi familia hace muchos años y él siempre ha estado inmerso en el mundo político. Entonces yo también crecí viendo a Emel en la casa y como el político amigo de mi abuelo.

Cuando yo me gradúo de la universidad en año 2016 y él llega al Concejo me dice que me venga a trabajar desde el cargo más pequeño profesional y ahora somos compañeros de curul.

¿Pero cómo salta de asesor de concejal a convertirse en influencer de la política?

Eso fue hace dos años y medio. Yo había estudiado en Europa una maestría en análisis político y electoral y había visto que las redes sociales eran realmente relevantes, entonces yo vine a Colombia y le dije a Emel que me dejara mover sus redes sociales y le comenzó a ir bien, pero un día me pregunté por qué no movía las mías. Hace dos años y medio tenía 232 seguidores en X y comencé a escribir sobre cosas que sabía, porque esto del Secop II y el control político lo aprendí aquí haciendo debates para él. A la gente le gustó lo que escribía y empezó a crecer.

Foto: Presidencia de la República

Usted se da a conocer por esas denuncias del Secop II, especialmente en esta administración del presidente Petro, ¿pero por qué no fue tan acucioso con Santos o Duque?

Primero porque cuando estaba Santos yo ni siquiera existía políticamente y me estaba graduando de la universidad. Ahora, yo voté por Duque, pero no estaba activamente en la política y estuve fuera del país año y medio. Todo el mundo me dice eso, que por qué no les hice control político. Tampoco se lo hice a Uribe o a Pastrana pero aquí lo que estamos tratando de mostrar, y no lo he negado, es un trabajo de oposición.

A mí no me gusta Petro ideológicamente y nunca vamos a estar de acuerdo, no me gustan muchas cosas, pero hacia adelante, y es lo que estamos tratando de hacer desde la curul del Concejo es demostrar que con los parecidos ideológicamente también generamos control y también apretamos. Esperemos que en el 2026 ganemos y ahí sí me puedes medir sobre eso.

¿Cómo es la clave para uno volverse un cazador de contratos?

Hay solo una cosa, es tener un objetivo claro y una bandera. Si usted se pone a buscar contratos en el Secop II a la loca, no va a encontrar nada. Yo encuentro muchas cosas porque le dedico mucho tiempo y mis objetivos son los de gastos. Yo soy un cazador de gastos irrelevantes o gastos que no debería hacer el Estado. Entonces reviso gastos de influenciadores, gastos en camionetas, gastos de funcionamiento. Yo me concentro en eso, aunque hago otro tipo de denuncias. En los temas de austeridad sé dónde revisar, cómo revisar y cómo hacer el seguimiento.

¿Le ha conocido el rostro a la corrupción en el Concejo Distrital en estos nueve meses?

Hay algo que estuve por escribirlo en X pero aprovecho para decirlo aquí. A mí me sorprende que para los gobiernos, y me estoy refiriendo al de Galán que es en el que he estado como concejal, pero también en mis épocas como asesor; es más cómodo un concejal que extorsiona pero vota y se queda callado.

Somos incómodos los concejales que no vamos a entidades, porque yo no voy a ninguna y yo no pido nada. Mi labor es cuestionar y generar denuncias todo el tiempo. Entonces, que si le he conocido la carrera de corrupción, todavía no la he visto, pero yo sí le digo una cosa y es que cuando los gobiernos se dedican a generar y a estrechar lazos con los políticos que extorsionan, pues seguramente van a terminar en corrupción y eso es lo que pasa en todos los gobiernos. Cuando denunciamos me preguntan si estoy pidiendo algo y yo les respondo que lo que necesito es que arreglen la denuncia.

Es decir, ¿usted no quiso entrar al selecto grupo del “G-9” como se conoce en el Concejo?

Se llamaba así porque eso se desintegró un poco. Creo que por ahí está tratando de armarse nuevamente, pero yo soy el anti “G9”.

¿Es más corrupta la izquierda o la derecha?

Yo creo que hay corrupción en ambos porque es un tema totalmente transversal. Las ideologías o la política no se imponen cuando usted va a negociar un contrato por debajo de la mesa o se va a hablar con un contratista. Los carteles de políticos y de contratistas se disfrazan en la izquierda, en el centro, en la derecha. No sé quién robará más, eso lo vamos a medir cuando salga Petro en el 2026.

Usted llega al Concejo con el aval del Centro Democrático, pero entiendo que le ofrecieron hasta en el Pacto Histórico.

Formalmente me invitó Cambio Radical, Federico Gutiérrez y el Centro Democrático. Terminé inclinándome por el Centro Democrático por dos razones: una, porque yo necesitaba una colectividad en donde hubiese alto nivel de voto de opinión, entonces yo dije la lista de “Creemos” de Federico Gutiérrez en Bogotá no tiene chance. En Cambio Radical apostaron por la maquinaria para premiar a los de estructura y fracasaron porque pasaron de cinco concejales a uno. Yo en el Centro Democrático vi una oportunidad, aunque era el último de la lista, porque podía crecer en opinión así que creo que no me equivoqué en el cálculo.

¿Y no se aburre el Concejo cuando su perfil es más de denunciante de temas nacionales?

A mí me encanta el Concejo, es más, para los que no saben yo estoy completando casi nueve años de mi vida en esta institución como asesor profesional y nueve meses como concejal. Me gusta mucho el trabajo, aunque la gente afuera no lo ve todo. Aquí se sesiona 22 veces al mes, eso es como cuatro veces más que en el Congreso. En todas las sesiones siempre hay un dato de control político. Si uno está dedicado, todos los días se puede denunciar y buscar soluciones.

¿Va a saltar al Congreso en las próximas elecciones?

Cuando me estaba lanzando al Concejo, ya todo el mundo me estaba preguntando por el Congreso, es algo muy gracioso. Yo digo una cosa, si a mí se me da la oportunidad lo hago. Yo nunca he cerrado la puerta y nunca prometí en campaña que no lo iba a hacer, pero yo también tengo que ser consciente que llegar al Congreso de la República no es un asunto fácil, allí estamos peleando contra estructuras y maquinarias. Entonces estamos calculando. Si vemos que se nos pueden dar las cosas, sin poner en riesgo el proyecto que tenemos en Bogotá, porque también aquí hay mucha gente que confía en nosotros, pues lo haremos.

¿Cuál será su apuesta entre las candidaturas presidenciales del 26?

Mi apuesta principal va a ser la del Centro Democrático. Hoy tenemos cinco precandidatos: María Fernanda, Miguel, Paloma, Paola Holguín y el senador Guerra. A mi me preguntan cuál va a ser su candidato al Centro Democrático y yo respondo: el que gane o el que elijan.

Yo me la llevo muy bien con María Fernanda, con Miguel y con Paloma. Tengo además una ventaja que no pertenezco ni a un senador ni a una estructura política, entonces puedo tener esa amplitud de tener un buen relacionamiento con los tres. Me hago matar por el que escoja el partido, aunque debe venir otra fase y es que tenemos que ir a una consulta de la derecha.

¿Y quién estará más cerca del corazón de Uribe?

Obviamente todo el mundo dice que Miguel Uribe es el más cercano al presidente porque lo puso como cabeza de lista. Quizá Uribe ve en Miguel una posible renovación a futuro, pero también he visto cómo Uribe admira la firmeza de Cabal y ella dentro del partido es un fenómeno, es la persona que mejor marca en las encuestas. En el tema de Paloma, el presidente siempre ha premiado mucho que ella viene desde el inicio, ella es la muestra de la fundación del Centro Democrático y hasta hoy ha estado en las buenas y en las malas. Sobre quién estará más cerca, eso lo podremos saber si la decisión es a dedo pero no creo que así sea.

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