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Política

Dos años a la deriva

El presidente Gustavo Petro llega a la mitad de su mandato en medio de escándalos de corrupción, con una pésima ejecución presupuestal, las reformas sociales en el limbo, la “Paz Total” envolatada y el anuncio de una asamblea constituyente. Análisis del primer gobierno de izquierda en Colombia

El primer gobierno de izquierda en Colombia llega a la mitad de su mandato. Gustavo Petro ha gobernado con más sombras que luces. Con su círculo más cercano inmerso en escándalos de corrupción. Con un gabinete ministerial inexperto, con poca capacidad técnica y una pésima ejecución presupuestal. La más baja en muchos años.

Han sido dos años más de desaciertos que el cumplimiento de un programa social para el cambio. Con un presidente que gobierna más a través de las redes sociales que en sus consejos de ministros. Con una pésima política internacional que ha llevado a romper relaciones con aliados claves como Israel.

Un gobierno que empezó pisando duro en el Congreso de la República, gracias a los acuerdos políticos que logró con el partido Liberal, los Verdes, la U y los Conservadores. Pero que no supo capitalizar por la radicalización en las propuestas sociales que presentó y la negativa de conciliación en temas tan sensibles para el país como la reforma a la salud.

Han sido dos años muy complicados para el sector empresarial, que ha buscado a través del Consejo Gremial un interlocutor válido con la Casa de Nariño, pero se ha encontrado con oídos sordos frente al estancamiento que ha tenido la economía en lo que va corrido en estos dos años. Un crecimiento muy lento que en el primer trimestre de este año apenas alcanzó el 0,7 % del PIB, el más bajo desde el 2009, incluso, en tiempos de pandemia.

El presidente Gustavo Petro y Laura Sarabia - Foto: Presidencia de la República

Freno de mano

La reactivación económica, que tenía en la infraestructura un buen acelerador, el gobierno ha despreciado el modelo de concesiones viales. Al igual que el tema de la salud, las ha ahogado por falta de caja y de esa manera los ha llevado a la terminación anticipada de los contratos.

La Cámara Colombiana de la Infraestructura le ha presentado al gobierno en estos dos años múltiples propuestas para reactivar uno de los sectores que más generan empleo, pero no han tenido eco en el ministerio de Transporte como tampoco en la Casa de Nariño.

Otro de los sectores clave para impulsar la economía ha sido por años el de la vivienda. Pero en este gobierno el cambio en el modelo de asignación de subsidios fue el freno de mano que ha sumido a este sector en una de las mayores crisis registradas en décadas. Las ventas de vivienda de interés social cayeron un 80 %. Las familias renunciaron a la compra porque no recibieron el subsidio y las tasas de crédito hipotecario pasaron del 8 al 18 %. Camacol ha señalado en infinidad de oportunidades que la crisis ha acabado con más de 50 mil empleos. Todas estas alarmas sustentadas con cifras de nada han valido para que la cartera de Vivienda tome las riendas de semejante debacle.

Sarabia es hoy por hoy el poder en la sombra de Gustavo Petro. Es quien maneja los hilos en la Casa de Nariño donde se vive una guerra de puertas hacia adentro y el fuego amigo no ha dejado títere con cabeza”

Paz enredada

El gobierno del Cambio, que tiene como bandera la “Paz Total”, naufraga en un mar de contracciones en el manejo de los procesos de negociación con los diferentes grupos al margen de la ley. Anuncios con medias verdades que desvirtúan los jefes del ELN o de las disidencias de las Farc; acuerdos que no se cumplen por parte de los actores armados; promesas de cese al fuego que se rompen casi al mismo tiempo que se anuncian.

En Caracas (Venezuela), el Gobierno y la Segunda Marquetalia instalaron la mesa de negociación en la que reapareció Iván Márquez - Foto: EFE

La Fundación Ideas para la Paz, en un juicioso estudio ha señalado que los grupos armados “ganan con cara y ganan con sello”. Se han fortalecido en los territorios y entre ellos tienen una fuerte disputa por el manejo de las zonas claves en la producción y movilización de la droga. Los ceses al fuego, que han sido muy difíciles de monitorear, han servido en función de los objetivos de esos grupos ilegales para sostener y ampliar su gobernanza criminal en medio de los diálogos y negociaciones con el Gobierno.

Mientras tanto, las Fuerzas Militares deambulan sin norte, sin una política clara sobre el manejo del orden público, cada vez más desbordado y con una ocupación de los territorios por los alzados en armas que pasa de los 700 municipios en el país.

La radiografía de los dos años de gobierno de Petro es de pronóstico reservado. Con un presidente cada vez más radicalizado en el discurso. Con el anuncio de nuevos cambios en el gabinete ministerial para iniciar el tercer año de gobierno. Con la terquedad de impulsar una asamblea constituyente, que hasta ahora no se conoce su hoja de ruta ni lo que pretende reformar.

En veremos

Con las reformas sociales en el limbo. La de salud enterrada en el Congreso, pero con la intervención por parte de la Supersalud a las principales EPS del país. Más de 26 millones de usuarios están a la deriva sin saber quién les va a proveer el servicio y sus medicamentos.

La reforma pensional fue aprobada en el Congreso, en una jugada política del Gobierno para que el texto de la conciliación trabajado en el Senado no se incluyera y se dejara solo el texto que había hecho trámite en la Cámara. La reforma de inmediato fue demandada por la oposición por vicios de forma y también estará bajo el escrutinio de la Corte Constitucional.

“El gobierno del Cambio, que tiene como bandera la ‘Paz Total’, naufraga en un mar de contracciones en el manejo de los procesos de negociación con los diferentes grupos al margen de la ley. Anuncios con medias verdades que desvirtúan los jefes del ELN o de las disidencias de las Farc; acuerdos que no se cumplen por parte de los actores armados”

La de educación que logró una serie de conciliaciones con los partidos de oposición y cuando estaba a punto de lograrse su aprobación, el Gobierno echó para atrás por la presión política que ejerció Fecode. Mientras tanto, la laboral se quedó a mitad de camino en la recién terminada legislatura.

El tercer año de gobierno del presidente Petro comienza ya con el sol a las espaldas. Con un margen de maniobrabilidad cada vez más escaso, como ocurre con todos los gobiernos. Lo que no se hace al comienzo, difícil lograrlo en el tercero, cuando ya se comienza hablar de las candidaturas presidenciales.

Pero este gobierno de izquierda había generado enormes expectativas frente a la forma de hacer política. Ese manzanillismo que se enquistó en la política tradicional que va por puestos y contratos a como dé lugar y que ha ahogado al Estado en un continuo saqueo. Pero en estos dos años, nada cambió en ese sentido. Petro terminó aliado con los demonios de la política tradicional. Con los Benedetti y los Roy Barreras, sin el más mínimo sonrojo.

A galope

En estos dos años la cadena de hechos de corrupción es infinita. Comenzó en el círculo más cercano de Petro: su hijo Nicolás, que terminó aliado con narcos condenados que le entregaron millones de pesos para la campaña política a la presidencia. Dineros, que terminaron en su bolsillo para darse una vida de opulencia que no correspondía a su realidad patrimonial.

Esas acciones ilegales las hizo con su entonces pareja Daysuris Vásquez y en una trama criminal los llevó a recaudar miles de millones de pesos en forma irregular con la que adquirió bienes suntuosos, compras de joyas y una vida social que no correspondía con sus ingresos de edil de asamblea.

Verónica Alcocer - Foto: Presidencia de la República

“La primera dama Verónica Alcocer, denunció una campaña en su contra dentro del propio palacio presidencial y que busca vincularla con uno de los hechos de corrupción más aberrantes de los últimos tiempos como ha sido el de la UNGRD”

Esta historia de corrupción del hijo mayor del presidente la destapó su propia cómplice, quien terminó negociando con la Fiscalía, mientras el hijo mayor del presidente fue capturado, hizo un principio de acuerdo de colaboración que incumplió y hoy enfrenta un proceso penal que podrá llevarlo a la cárcel.

Los temas de corrupción continuaron con la lengua suelta del hoy embajador ante la FAO en Italia, Armando Benedetti, que en un enfrentamiento abierto con la hoy todopoderosa Laura Sarabia habló del ingreso de más de 15 mil millones de pesos a la campaña presidencial y todas las irregularidades que se cometieron en la campaña que llevó a la presidencia a Petro. Hechos que continúan en indagación por parte de las autoridades y que está a punto de un pronunciamiento de fondo por parte del Consejo Nacional Electoral.

Fuego amigo

Otro episodio dantesco, con plata perdida en maletines y una niñera metida irregularmente en un polígrafo, hace parte de esa cadena de corrupción y que tiene como protagonista a Laura Sarabia y cuyo final todavía las autoridades investigan.

No obstante, Sarabia es hoy por hoy el poder en la sombra de Gustavo Petro. Es quien maneja los hilos en la Casa de Nariño donde se vive una guerra de puertas hacia adentro y el fuego amigo no ha dejado títere con cabeza, empezando por la primera dama Verónica Alcocer, quien denunció una campaña en su contra dentro del propio palacio presidencial y que busca vincularla con uno de los hechos de corrupción más aberrantes de los últimos tiempos como ha sido el de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).

A tal punto ha llegado la situación que la primera dama envió carta a la fiscal general de la Nación, Luz Adriana Camargo para que “investigue los posibles crímenes de odio y la información falsa”, proveniente desde el mismo círculo que gobierna con su esposo Gustavo Petro. En otras palabras, el enemigo está en casa.

Armando Benedetti y Roy Barreras

“Petro terminó aliado con los demonios de la política tradicional. Con los Benedetti y los Roy Barreras, sin el más mínimo sonrojo”

La danza de los millones

La historia de la corrupción en la UNGRD apenas comienza a escribirse. Miles de millones de pesos destinados a atender los desastres en las poblaciones más pobres del país, terminaron en los bolsillos de los políticos. Entre los señalados están los presidentes de Cámara y Senado, a quienes les habrían entregado cuatro mil millones de pesos, todo a cambio de la aprobación de las reformas sociales que tramitaba el gobierno en el Congreso.

Foto: Alternativa/Hansel Vasquez

Pero eso es apenas la punta del iceberg. Los responsables de semejante saqueo —director y subdirector de la UNGRD— apenas han comenzado a contar a cuenta gotas lo que pasó. Pero han pasado los meses y en ese tire y afloje el país todavía no conoce la verdadera dimensión de los dineros públicos que se robaron. Los mismos que se necesitaban para darle agua a la población de la guajira. Los mismos para darle alimento a los niños de las poblaciones más vulnerables. Los mismos para atender los desastres del fenómeno del Niño y ahora del invierno.

Foto: Alternativa/Hansel Vasquez

En esas aguas turbulentas ha navegado el gobierno del Cambio. Beligerante con la oposición a la que ha acusado de propiciar un golpe blando para sacarlo del poder y por ello ha hecho un llamado al pueblo para que defienda al primer gobierno de izquierda que llegó a la Casa de Nariño.

Y como bandera de esa defensa, Petro se ha embarcado en lo que llama el poder del pueblo para convocar a una asamblea constituyente con el argumento que el país no ha cumplido los acuerdos de paz y por eso hay que denunciar al Estado ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), para notificar que “definitivamente el Estado de Colombia no quiere cumplir el Acuerdo de Paz que firmó”. El presidente denunciando al propio gobierno, pero con la arandela, que la solución está en convocar una asamblea constituyente.

“Con las reformas sociales en el limbo. La de salud enterrada en el Congreso, pero con la intervención por parte de la Supersalud a las principales EPS del país. Más de 26 millones de usuarios están a la deriva sin saber quién les va a proveer el servicio y sus medicamentos”

EPS Sanitas - Foto: EFE

Mientras esas divagaciones recorren los pasillos de la Casa de Nariño, los balances de gestión e inversión social están en rojo. Ninguno de los ministerios supera el 30 % en ejecución, mientras los gastos de la burocracia están desbordados a tal punto que el ministro de Hacienda llamó al orden para que cada cartera haga recortes del 5,6 % porque la olla del presupuesto está raspada.

Para empezar el tercer año de gobierno, se anuncia un fuerte remezón ministerial. Más allá de los nombres elegidos y de las carteras que serán renovadas, el Gobierno se juega las últimas cartas para enderezar una hoja de ruta de gobernabilidad totalmente extraviada.

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