Sttefany Barranco tenía tan solo 32 años. Tenía dos hijos y muchos sueños por cumplir. Pero encontró la muerte cuando menos lo esperaba. Fue a manos de su expareja en la tarde del 29 de mayo, cuando laboraba en uno de los almacenes del Centro Comercial Santafé, en el norte de Bogotá. Murió, en parte, como consecuencia de las heridas causadas con un arma blanca. Y en parte, por la indolencia de las autoridades que no aplicaban a cabalidad los protocolos de protección cada vez que una mujer denuncia los peligros que corre su vida por la barbarie de sus parejas o exparejas sentimentales.
Natalia Vásquez Amaya corrió la misma suerte 24 horas después. También era una joven que soñaba con un mejor mañana, pero un ataque demencial de su expareja acabó con su vida. Natalia había denunciado las agresiones físicas y verbales que soportaba a diario. Las autoridades le dieron protección en una casa en una casa de refugio que le asignó la Secretaría de la Mujer de Bogotá. Pero no fue suficiente. Tan pronto pisó la calle en el lugar que se encontraba supuestamente a salvo, su expareja la atacó con arma blanca y un revólver.
Las frías cifras de la Procuraduría General de la Nación señalan que en lo que va corrido del año -enero a mayo- han ocurrido 90 feminicidios en el país. De ese total de ataques, 61 han sido propiciados por sus exparejas sentimentales. La mayoría de esas indefensas mujeres han recibido heridas mortales con armas blancas. Y la gran mayoría de ellas denunció una y otra vez a sus agresores sin lograr poner la vida a salvo.
Cada semana ocho mujeres son víctimas de ataques mortales de sus exparejas. No han valido sus llamados de auxilio, sus reiteradas denuncias, sus súplicas para proteger sus vidas que se convirtieron en infierno: golpes, maltrato psicológico, amenazas de matar a sus propios hijos. Su único pecado, no compartir más la vida con hombres invasores de su privacidad. Con bárbaros que a punta de golpes pretenden mantenerlas a su lado.
Un reciente informe de Bogotá cómo vamos advierte sobre el alarmante aumento de violencia de género en lo que va corrido del 2024. Señala que la sociedad “alcanzó un punto crítico” especialmente durante el mes de mayo. Y agrega que dicho comportamiento ha prendido las alarmas de las organizaciones de derechos humanos.
Para la psicóloga Liliana Valencia, este brutal comportamiento de ataque hacia las mujeres es consecuencia de una sociedad machista, que no reconoce los derechos de la mujer y que la sigue considerando un objeto.
El informe Bogotá cómo vamos, señala que de acuerdo con el sistema de información de la Policía Nacional (SIEDCO) durante el 2024 ha aumentado tres delitos clave relacionados con la violencia contra las mujeres: violencia sexual, violencia intrafamiliar y los homicidios de mujeres.
El 70% de las denuncias por delitos sexuales que llegan a los centros de atención tienen como víctima a una mujer, sin importar su condición social y edad. Entre enero y abril pasados, fueron interpuestas 2.455 denuncias. Un aumento del 27,2% en relación con el mismo periodo del año pasado. Las campañas de protección de los derechos a la mujer, así como los protocolos de alertas en caso de amenazas contra este execrable delito, no están dando los resultados esperados.
La investigación adelantada por el equipo de Bogotá cómo vamos, encontró que el 70% de las denuncias por violencia intrafamiliar tiene como principal víctima a las mujeres. Entre enero y abril del presente año hubo 17.809 casos, con un incremento del 110,8% en relación con el mismo periodo del año pasado.
En cuanto a los homicidios, diferentes a los perpetrados como feminicidios, las mujeres también son víctimas de este flagelo. En los primeros cuatro meses del año se presentaron 29 crímenes, con un aumento del 11,5% en relación al año pasado.
La seguridad de las mujeres es cada vez más precaria. Los analistas que prepararon el informe para Bogotá cómo vamos, señalan que es urgente que las entidades encargadas de proteger a las mujeres actúen de manera más coordinada y efectiva. Esto con el fin de garantizar la vida y puedan realizar sus vidas sin el temor que corren peligro.
Una de las pocas victorias para que se haga justicia por la barbarie contra las mujeres, fue la condena contra John Poulos, el feminicida de la joven Valentina Trespalacios. El juez lo envió a la cárcel durante 43 años. Se necesitó año y medio para que la justicia por fin se pronunciara en uno de los feminicidios más atroces que ha conocido el país.
La Fiscalía logró demostrar que Poulos, de nacionalidad estadounidense, asfixió a Valentina y luego la empacó en una maleta que posteriormente abandonó en un contenedor de basura. Por la barbarie del delito, la Fiscalía pidió 60 años de prisión.