El ELN ha colmado la paciencia del presidente Gustavo Petro. Las acciones terroristas cometidas por esta organización guerrillera han llevado a que el proceso de paz impulsado por el primer gobierno de izquierda sea inviable.
Desde el comienzo de las negociaciones el ELN no ha tenido ninguna voluntad real de impulsar el camino hacia una negociación política que permita ponerle fin a más de medio siglo de guerra. La comandancia de los Elenos ha puesto toda clase de palos en la rueda para que el proceso avance. Por el contrario, se ha estancado en el tiempo con una serie de exigencias imposibles de cumplir por el tenor de los hechos y sin ninguna muestra de buscar en la mesa de negociaciones una salida al conflicto.
Antonio García, actual comandante de esta organización guerrillera, no ha ahorrado en calificativos para referirse a las negociaciones de paz del gobierno Petro. Ha llegado a calificar a la “Paz Total” como una forma de “financiar el genocidio continuado desde el liderazgo popular”.
Para regresar a la mesa de negociaciones, el ELN ha exigido que el Gobierno, vía decreto, lo retire de la lista de los grupos armados, violando todos los protocolos de Ginebra y refrendados por el Congreso de la República.
Pero no solo ha sido la presión política que ha ejercido el ELN para boicotear el proceso de paz, sino también su accionar terrorista en las diferentes regiones del país. En los últimos dos meses ha volado en más de doce ocasiones el oleoducto Caño Limón-Coveñas. Contra la población civil ha cometido actos de confinamiento, como lo ocurrido en el Chocó con más de 50 mil personas. Ha utilizado de nuevo francotiradores contra la fuerza pública, en asesinatos selectivos.
El más reciente, el ataque terrorista en Arauca el pasado 17 de septiembre contra la guarnición militar, que dejó 27 heridos, varios de ellos de extrema gravedad y tres oficiales muertos. Para este acto terrorista el grupo guerrillero utilizó cilindros de gas, lanzados desde una plataforma improvisada montada en una volqueta y cerca de un plantel educativo, que cayeron dentro de las instalaciones de la base militar de Puerto Jordán, Arauca.
Este grupo guerrillero empezó una escalada terrorista en esta región del país dejando víctimas entre soldados y población civil, mientras en la mesa de negociaciones sus voceros exigen que el Gobierno los excluya de la lista de grupos armados.
Las negociaciones entre guerrilla y Gobierno llevan varios meses congeladas a pesar de los esfuerzos de la población civil para que se reanuden las conversaciones. Ha sido un pulso político, donde el principal vocero del ELN, Antonio García, ha asumido una posición arrogante y beligerante que no permite destrabar los diálogos. Mientras tanto, la jefe negociadora, Vera Grabe ha señalado que no ve voluntad alguna por parte de esta organización guerrillera de querer impulsar un proceso serio con miras a la paz y sólo concibe este proceso para un fortalecimiento militar.
Una de esas muestras de fuerza del ELN fue el confinamiento de 50 mil personas en el Chocó bajo el argumento de un paro armado. Una semana pasaron pobladores de las zonas más pobres del país sin poder movilizarse libremente y bajo las amenazas de muerte de esta organización guerrillera. Fue una muestra de fuerza una vez se dio por finalizado el periodo de cese al fuego bilateral pactado entre el Gobierno y el ELN, donde no hubo un acuerdo mutuo de su prolongación.
Desde entonces, el ELN ha endurecido su discurso para regresar a la mesa de diálogo, ha mostrado su poderío militar en varias de las regiones más apartadas del país y mantener una guerra sin cuartel con el Clan del Golfo, por el dominio de los territorios donde se produce la mayor siembra de coca de los últimos años.
En medio de sus ataques a la población civil y guarniciones militares, la agrupación guerrillera ha exigido al Gobierno que sean retirados de la lista de Grupos Armados Organizados (GAO), para impedir que el Ejército adelante operaciones en su contra. Los negociadores del Gobierno, tanto Vera Grabe como Otty Patiño, han señalado que ese mecanismo de presión es imposible de cumplir, porque además es un tema del resorte del Congreso de la República.
Por su parte, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, ha señalado que el ELN se ha dedicado en los últimos 50 días, finalizado el cese al fuego bilateral, a generar terror y violencia. La crisis en las negociaciones de paz con el ELN ha llevado a que el propio presidente Petro se plantee abandonar la mesa de diálogos y comparó el atentado de Saravena con el ocurrido en la Escuela de Cadetes General Santander en Bogotá y señaló que “prácticamente es una acción que cierra el proceso de paz”.
Cuando se daba por hecho que el gobierno del presidente Petro cerraba las puertas de continuar la negociación con el ELN por los hechos terroristas de las últimas semanas, la delegación de paz del Gobierno, en cabeza de Vera Grabe, anunció que “la negociación con esa guerrilla se encuentra suspendida” y agregó que la única manera de recuperar la confianza en la mesa de diálogo es a través de la verdadera voluntad de paz que muestre el ELN.
La jefe negociadora del Gobierno Vera Grabe, ha reiterado que se buscará explorar todas las posibilidades con el fin de poder reanudar los diálogos, pero que en esta oportunidad “el balón está en el campo del ELN” y serán ellos quienes tendrán que definir la suerte definitiva del proceso de paz.
Mientras la delegación de paz del Gobierno busca convencer a Petro de continuar en la mesa, la respuesta del ELN, a través de Antonio García no se hizo esperar. En sus redes sociales y en un tono beligerante criticó la decisión del presidente de congelar los diálogos y que se pueda mantener la negociación en medio de la confrontación como ha ocurrido con gobiernos anteriores. Y agregó: “Aún en medio de las operaciones militares pueden continuarse los procesos de paz, eso han hecho en varios momentos diferentes gobiernos, ahora no puede ser la excepción”.
El proceso entra en estado de suspensión indefinida, porque el Gobierno no fijó una fecha para evaluar si los “actos de buena voluntad” del ELN son muestra suficiente para regresar a la mesa. Mientras tanto, las Fuerzas Militares preparan una fuerte ofensiva en Arauca, Chocó y los territorios donde este grupo guerrillero ha incursionado con acciones bélicas contra la población civil, sembrando el miedo y el terror.