Revista Alternativa: ¿Qué pasó después de su paso por el Ministerio de Salud, porque muchos la veían participando activamente en el Pacto Histórico e incluso como candidata a algún cargo de elección popular?
Carolina Corcho: Después de mi salida me dediqué a lo que siempre he hecho y es el ejercicio de la Psiquiatría y la docencia. He participado en distintas organizaciones de la sociedad civil, entre esas la Federación Médica Colombiana y la Corporación Latinoamericana Sur.
Pero la hemos visto recorriendo el país defendiendo la reforma a la salud. ¿Eso lo hace a título académico o asumiendo la vocería del Gobierno?
Yo no tengo una vocería del Gobierno, pero el origen de esta reforma a la salud es de diversas organizaciones de carácter científico, médico, de pacientes, de trabajadores y trabajadoras y profesionales de la salud; aglutinadas en algo que se denomina la Cumbre Social y Política por una Reforma Estructural al Sistema de Salud. Esto viene hace muchísimos años y en el año 2021 se hizo una gran deliberación nacional con 1.500 delegados para tener un primer articulado que se les presentó a los candidatos a la Presidencia de la República. En ese momento asistió el entonces candidato Gustavo Petro, quien se comprometió con esta reforma, por lo tanto, seguimos activos en el proceso pedagógico.
De las reformas del Gobierno, ésta ha sido la más polémica. ¿No cree que el presidente se equivocó en los tiempos, al presentarla como la primera gran reforma?
Es que las reformas más difíciles de los gobiernos se presentan en el primer año, que es cuando el presidente tiene más margen de gobernabilidad. En el segundo año se disminuye la popularidad de los gobiernos en general, y el tercer y cuarto año ya son momentos electorales; entonces las reformas estructurales suelen presentarse en el primer año. La Ley 100, por ejemplo, que era una reforma estructural; se presentó en el primer año de gobierno de César Gaviria, entonces en ese sentido, sí era necesario presentar esta primera reforma.
¿Pero por qué no construir sobre lo construido y no hacer tierra arrasada del actual modelo?
Lo primero es que no estamos haciendo tierra arrasada, aquí no estamos destruyendo nada. Básicamente estamos construyendo sobre lo destruido.
Aquí van a continuar las clínicas o los hospitales, que son acumulados del sistema de salud; aquí va a continuar la ciencia, la tecnología, la innovación médica y el personal de la salud va a mejorar sus condiciones. El fondo Adres, que fue un aporte de anteriores gobiernos, se va a mantener, es decir, casi todos los elementos del sistema actual. Pero sí toca construir aquello que se destruyó y es el manejo financiero del sistema de salud.
¿Por qué no se pueden incorporar algunos de esos elementos en los que coinciden todos como la salud preventiva o la integración vertical, por qué se ve más como una batalla ideológica que de interés público?
Yo creo que es una batalla ideológica, pero más bien del otro lado. Todos estos asuntos ya se han intentado en Colombia y nosotros no podemos intentar hacer lo mismo que ya se hizo y no funcionó.
En Colombia se han hecho varias reformas a la salud, que a mi juicio, han sido cosméticas y no han resuelto el problema.
Sobre la salud preventiva, eso ya fue discutido en Colombia en la Ley 1438 de 2011. Ha pasado más de una década y no se ha podido implementar, simplemente porque quienes manejan los recursos no tienen mayor interés en hacer salud preventiva. Lo que hemos aprendido en todo este proceso reformista en Colombia es que el problema tiene que ver con el manejo de los recursos públicos, entonces tú me dices: “haz una reforma donde se meta la salud preventiva”, pero no hay necesidad porque el Congreso ya la hizo, pero no ha sido posible implementarla porque quienes manejan la plata, no les ha interesado.
Otra de las críticas es que el Gobierno quiere llevar el actual sistema a una crisis explícita con asuntos como los presupuestos máximos o las reservas técnicas.
Eso no es un mito, sino que es un argumento de la oposición que degrada el debate público. Esos sectores no han asumido con nosotros un debate de fondo, sino que simplemente cogen un vídeo, lo editan y generan una narrativa y una tergiversación que nada tiene nada que ver con la discusión de fondo.
Lo primero es que la crisis de la salud ya existe hace mucho tiempo. La Corte Constitucional en el año 2008, dictó una sentencia con 16 órdenes a los gobiernos colombianos porque la salud es uno de los derechos más tutelados. La Contraloría General de la República ya había mandado una función de advertencia en 2014 diciendo que la situación financiera va mal y va a haber un desplome financiero de las EPS. El Tribunal Administrativo de Cundinamarca le dijo al Gobierno de Juan Manuel Santos y al ministro Alejandro Gaviria: “no podemos seguir dando una apariencia de normalidad, flexibilizando decretos y resoluciones para que las EPS cumplan y permanezcan mientras que el sistema se hace agua”.
En estos últimos dos años, ya llevamos más de dos millones, cien mil quejas por inatención, 500.000 súplicas de vida y una tutela cada tres minutos. Es decir, aquí no se ha inducido ninguna crisis. Esto es una crisis documentada por distintos organismos de control desde hace muchos años, lo que ha pasado es que los gobiernos y las mayorías de los congresos no han enfrentado el problema de fondo.
Otro temor es que con esta reforma volvamos a las épocas del Seguro Social…
Eso no es real, primero porque el sistema de salud tenía un gasto público muy bajo, que no alcanzaba a ser el 3.5 % del PIB, de tal manera que no puedes comparar el sistema anterior con el actual que es casi el doble del PIB. Segundo, no puedes comparar el siglo XX con el XXI donde hay mayor calidad de vida por el avance de la ciencia médica y las tecnologías en salud; hay enfermedades que antes no sabíamos curar y ahora ya lo sabemos por las investigaciones científicas.
El sistema no puede retroceder y lo que nosotros estamos proponiendo no tiene nada que ver con el Seguro Social que se parece más bien al modelo actual.
El Seguro Social es una integración vertical donde yo tengo mis clínicas, soy el asegurador, yo me contrato a mí mismo y me pago a mí mismo. El Seguro Social es algo más parecido a Sanitas, por ejemplo, o a la integración vertical de Salud Total. Lo que vamos a hacer es justamente superar el Seguro Social
¿Cómo evalúa el papel del ministro Jaramillo, porque pareciera aún más radical que las batallas que usted dio?
El ministro Jaramillo ha seguido una línea que es la línea del Gobierno. Ha mantenido las líneas esenciales de la reforma de la salud, por mandato del presidente. Sobre los estilos, evidentemente tiene uno distinto al mío pero él ha mantenido las líneas fundamentales de lo que ha sido la política y el programa que el Gobierno ofreció al pueblo colombiano y con el que se comprometió.
¿Pero no será que a esta discusión le falta más tacto político y evitar menos la confrontación?
Eso deberíamos decírselo a las EPS. Yo recién posesionada tenía dos portadas de una revista donde decían que yo iba a destruir, que yo era el pánico de la salud.
La mayoría de directivos de las Empresas Promotoras habían salido a hacer una confrontación personal conmigo, incluso, se apeló a degradar a mi persona; ataquemos al mensajero y no discutamos sobre el mensaje; a decir que yo era intransigente, entonces evidentemente sí ha faltado mayor estatura política por parte de la oposición para no degradar este debate.
En términos generales, ¿cómo va el gobierno Petro?
No es lo mismo seguir la inercia de gobiernos anteriores a intentar timonear y dar un cambio de 180 grados a esa inercia, lo cual es una cosa mucho más difícil, mucho más exigente.
Evidentemente es un gobierno mucho más difícil que si tú hubieras sido ministro en el gobierno Santos, donde el mandato era: “administremos la crisis de la salud y no nos juguemos a hacer una transformación de fondo”.
El presidente sigue comprometido con su programa de gobierno, aunque quizás tendría que tener una mayor articulación en su gabinete en temas de realizaciones pero creo que mantiene el compromiso que él hizo con el pueblo colombiano.
Entonces, ¿qué puede explicar la frustración de algunos que acompañaron la campaña del presidente y la impopularidad en las encuestas?
Hay unas altas expectativas, porque este gobierno las genera mucho más que cualquier otro y te puedes frustrar más rápido. Yo soy psiquiatra y cuando llega por primera vez una persona a mi consultorio, les digo que hay que ajustar las expectativas para evitar la frustración.
Se pensaba que era más fácil, pero el Estado y el régimen tienen una direccionalidad que tienes que reacomodar. Creo también que todavía hay muchos mandos medios de gobiernos anteriores que no comparten la actual política y hay un sector de la prensa corporativa que está abiertamente en la oposición, donde no hay equilibrio y más bien un permanente ataque, un escrutinio exagerado al gobierno y eso incide sobre la opinión pública y el proceso de la popularidad.
Evidentemente hay problemas de comunicación y ha faltado comunicación y claridad, pero esta prensa, que aunque no es toda, ha ganado mucho terreno generando cierta confusión en el pueblo colombiano.
Recientemente el expresidente César Gaviria dijo que Petro no se estaba comportando como una persona cuerda. Usted que lo conoce y es psiquiatra, ¿cómo evalúa la salud mental del presidente?
El presidente tiene juicio de realidad y si no lo tuviera, no podría ser presidente de la República y estaríamos hablando de un déficit cognoscitivo, de un trastorno psicótico, esas son palabras mayores y eso no corresponde a la realidad.
¿Va a volver al gobierno?
No lo sé. En este momento estoy a cargo de varios temas como la docencia y la psiquiatría y sigo participando en actividades de la sociedad civil y de organizaciones médicas.
¿No la llaman mucho de la Casa de Nariño?
Por lo pronto no.
¿Pero será candidata en el 2026?
En este momento eso no se sabe porque la situación es muy temprana. A mí me lanzan por redes sociales, pero no ha habido aún claridad de cómo se va a configurar el sistema de partidos después de las reformas.