Holguín ha escrito dos libros donde retrata la personalidad y estilo de Álvaro Uribe. Ahora como precandidata presidencial, habla con la Revista Alternativa de lo que sería su plataforma política y el estado país.
Revista Alternativa: En noviembre del año pasado usted habló de que era necesaria una precandidatura presidencial suya.¿Esta entrevista es en modo aspirante?
Paola Holguín: Aún de precandidata porque hay muchos precandidatos en mi partido, entonces seguramente cuando surtan los procesos necesarios, ya oficialmente podré decir si soy candidata del Centro Democrático. Hoy es un momento muy complejo del país, uno siente que están tensando la institucionalidad vía legislativa, o incluso de manera mucho más brusca, forzosa y explícita; el Gobierno está tratando de cambiar el modelo económico, social y político. Esta es la coyuntura en la que hay que pensar una plataforma amplia con los que fueron estafados por Petro con la promesa de cambio y los que nunca lo apoyaron. Eso requiere un gran diálogo para tratar de construir un sueño común de país.
¿Y cuál será su bandera política?
Lo que puedo ofrecer a los colombianos es una política de la sensatez. El gran problema que estamos viviendo hoy es que dejamos que las decisiones políticas se tomaran con base en radicalismos ideológicos y eso hace casi imposible la construcción de consensos. Lo que necesita el país es sensatez y tomar decisiones basadas en datos, en cifras, en estudios porque lo que uno está sintiendo es que se ha vuelto imposible el diálogo, porque simplemente vaciamos de contenido la política y nos dedicamos a etiquetar y a insultar.
Pero tendrá que enfrentarse a otras precandidaturas como las de Paloma Valencia o María Fernanda Cabal. ¿Existen matices entre ustedes?
Claro y también con Miguel Uribe y con Andrés Guerra. En algunos puntos tenemos grandes coincidencias en otros no, pero no solo es diferencia de fondo, sino también de forma; tenemos estilos distintos, pensamos la política distinta y yo creo que eso también enriquece. Vamos a ver con quién se sintoniza el pueblo.
Pero la competencia no será solo con el pueblo, sino también por el corazón del expresidente Uribe. ¿Usted se ve en ese primer círculo de afectos?
(Risas) Eso lo tendría que contestar el presidente Uribe. Lo que yo puedo decir es que creo en él, yo trabajé en su gobierno, he sido leal, pero también cuando he tenido divergencias se las he dicho. Hemos tenido peleas normales como las tiene cualquier copartidario, porque a veces no coincidimos en nuestras posturas y en nuestro pensamiento. Yo creo en un cuerpo de doctrina que generó cuando era presidente y ese cuerpo de doctrina está vivo. Muchos de los postulados que él defendió, y con los que él gobernó, hoy serían necesarios, no sólo en Colombia sino en América Latina.
Hay un hecho que seguramente le recordarán ahora que entrará en la campaña y debo preguntarle, y es el supuesto vínculo de su padre, Frank Holguín, con Pablo Escobar y las denuncias periodísticas, de ser su testaferro.
Ese ha sido el caballito de batalla y he tenido que denunciar a tanta gente en la Corte, incluido Roy Barreras, y ellos tuvieron que retractarse. Presenté las pruebas donde se demuestra que a mi papá le aplicaron una extinción de dominio, pero nunca se comprobó vínculo con el narcotráfico.
Al final él nunca se pudo defender y todo este relato empezó cuando empecé a hacer política. Creo además que es un bonito momento para poner a los colombianos a reflexionar sobre algo: “Supongamos que mi papá fue narcotraficante. En Colombia no existe el delito de sangre, yo no veo a nadie persiguiendo a los hijos de ningún mafioso, ni de ningún guerrillero, ni de ningún paramilitar, porque la responsabilidad disciplinaria, penal y fiscal es individual. Quisiera que los colombianos me juzgaran por mis hechos. Yo siempre, de manera frontal y directa, he combatido al narcotráfico, no solo en Colombia, sino también cuando fui asesora del presidente Felipe Calderón en México o en la Secretaría de Seguridad y Justicia en Buenos Aires cuando era alcalde Mauricio Macri. Creo en la lucha contra el narcotráfico y de eso no me he movido ni me voy a mover”.
“En algunos puntos tenemos grandes coincidencias en otros no, pero no solo es diferencia de fondo, sino también de forma; tenemos estilos distintos, pensamos la política distinta y yo creo que eso también enriquece”.
Yo tengo que confesar algo que nunca he dicho. Mi obsesión contra el narcotráfico es porque familia, por parte de mamá, cayó en las drogas. Me tocó ver tíos muy buenos, convertidos casi en personas en situación de calle.
A la luz de lo que ha sucedido y con el paso de los años, ¿no cree que el fenómeno del narcotráfico terminó permeando a toda la sociedad y en todas las condiciones?
Hay unos estudios súper interesantes que hizo en su momento Andrés Felipe Arias, cuando estaba privado de la libertad, corriendo modelos económicos. En muchos casos, Colombia no se declaró en recesión o no entró en crisis por la plata del narcotráfico. A nadie se le puede olvidar que nosotros tuvimos un momento terrible cuando se medía el PIB con y sin cultivos ilícitos. Aquí han existido ventanillas para lavados de activos. La mafia permeó todo, incluso la Iglesia, sectores sociales, cívicos y ese es un gran problema. Los dineros del narcotráfico han logrado corromper la institucionalidad.
¿Qué tanto afectará el proceso electoral y el futuro del Centro Democrático el proceso judicial del expresidente Uribe?
El presidente Uribe no quiere que su proceso contamine al partido, pero yo creo que no se puede desligar porque él es el líder natural del Centro Democrático, pero además es un proceso que muestra una persecución y una politización de la justicia. Yo creo en la búsqueda de la justicia y nosotros tenemos que seguir defendiendo este proceso, en el marco constitucional y legal de unos derechos que le han sido negados al presidente Uribe. Sobre todo, yo jamás sería vergonzante pase lo que tenga que pasar.
¿Puede ser Iván Duque el sucesor natural en el partido?
Yo le guardo aprecio al presidente Duque, pero no quisiera pensar todavía en sucesores para el presidente Uribe. Él sigue siendo el líder y creo que las sucesiones no se imponen, sino que surgen a partir de los procesos y de la historia de los partidos.
Usted fue una de las congresistas aportantes a la vaca por las vías de Antioquia. Pero más allá del simbolismo, ¿es que el presidente le está pasando cuenta de cobro a Antioquia por los resultados de las elecciones de octubre?
Pareciera que sí. Fue una reacción extraña de querer judicializar y estigmatizar una muestra de solidaridad y de civismo. Hay que recordarle al presidente que la campaña acabó hace rato y que cuando un presidente es electo, es electo para los 50 millones, no solo para los que votaron por él.
Usted dice que son lesivas las reformas del gobierno Petro, ha liderado una estrategia de romper quórum y una operación tortuga, ¿pero no cree que el país sí debe caminar hacia unas reformas de orden social?
Aquí hay unos problemas. Nosotros más que una reforma a la salud, necesitamos voluntad política para cumplir la ley. Hoy tenemos un 99 % de cobertura del sistema, pero no la capacidad de atención. El tener mejor atención en zonas remotas, no es un asunto de ley, sino de voluntad política; mejorar el salario, no es un tema de ley, sino de voluntad política; hacer que se hagan más inversiones en el tema de prevención, no es de ley sino de voluntad política. Yo se lo dije en su momento a la ministra Corcho, ustedes llegaron con una obsesión de acabar la EPS y estatizar la salud. El modelo que ellos quieren imponer es de una salud estatal que agrava el problema y no lo resuelve.
Pasa lo mismo con la pensional. Yo he dicho: “van a matar el pollo aliviado para darle caldo al enfermo”. Hoy nuestro problema en el sistema pensional es el alto índice de desempleo y alto índice de informalidad. Lo que provoca el hueco de Colpensiones son las pensiones subsidiadas. Con la plata de lo que funciona bien, van a tapar el hueco de Colpensiones y no se está resolviendo de fondo ninguno de los problemas.
Tenemos una angustia, porque hay casi 3 millones de colombianos que no tienen pensión y son mayores de 65, pero usted lo que no puede hacer es sacarle la plata del bolsillo al trabajador, que es el ahorro de su pensión, para subsidiar al que no trabajó. Ese es un subsidio que debe salir del presupuesto de la Nación y que hay que ver cómo lo mejoramos. Usted no puede meter dentro del sistema pensional, como un pilar solidario, a quien nunca ha cotizado ni ha trabajado porque eso ni siquiera es legal.
Sobre la reforma laboral, el propio Banco de la República ha dicho que destruye 490 mil empleos. Nosotros necesitamos un sistema que garantice más empleo y más formalización y eso se logra flexibilizando, no generando rigideces al sistema laboral. El país requiere reformas sí, desde la sensatez, no desde una visión ideológica radical.
¿Cree como muchos, que el presidente intentará saltarse la Constitución y convocar su idea de una Constituyente con medidas excepcionales?
Primero dijo que era una Asamblea Constituyente, después dijo que era una Constituyente para hacer cumplir la Constitución y él va cambiando su discurso, pero todo el tiempo lo que nos ha dejado claro es que él está buscando un mecanismo para cambiar todo el sistema económico, político y social por fuera de la Constitución y la ley.
Senadora, usted lideró la cruzada para reconocer a Juan Guaidó y el cerco diplomático que terminó en un fracaso. La suerte de Venezuela es también en gran medida la de Colombia. ¿Qué pasará allá en el futuro inmediato?
El gobierno de Estados Unidos, afortunadamente después de esa ingenuidad, resolvió restablecer las sanciones, pero hoy tengo una angustia por la suerte de María Corina Machado, porque no puede haber una elección donde usted tenga que votar por el que diga Maduro. El pueblo venezolano decidió que la única representación de la oposición era María Corina y cuando le inventaron la inhabilidad, ella dijo que sea Corina Yoris que no tiene ningún problema y no la dejaron inscribir. Creo que estamos llegando a un punto muy complejo en el tema de Venezuela. En veinte años de lucha con la oposición venezolana, creo que ha sido vergonzosa la postura de la comunidad internacional.
¿Entregará Petro el poder en el 2026?
Pareciera que él no lo quiere entregar y a uno le llama la atención que le diga a Fico (Federico Gutiérrez) que se van a ver en la próxima campaña. Mi obligación como demócrata, no es pensar en lo que Petro quiere, sino en lo que yo tengo que defender. Tengo que defender la Constitución, la ley y la alternancia, es decir, que el periodo de Petro se acaba en el 26.