"Lo que uno nota es una arrogancia y una soberbia muy grande de las organizaciones que están sentadas con el Gobierno" negociando la paz, critica el general retirado y exvicepresidente Óscar Naranjo, quien agrega que los grupos "están desconociendo el sentimiento de los colombianos" de acabar con el conflicto armado.
"Esa arrogancia hay que ir mitigándola con un mensaje que sea mucho más claro y contundente de que la guerrilla no tiene futuro", agrega en una entrevista con EFE el general, que ha sido testigo de primera mano de la historia reciente de Colombia y participó como negociador en las conversaciones que llevaron al acuerdo con las FARC en 2016.
Además, su carrera como policía durante 36 años lo llevó a ocupar el cargo de director de la institución entre 2007 y 2012. Fue vicepresidente de Colombia entre 2017 y 2018, y también ocupó el cargo de ministro consejero de la Presidencia para el Postconflicto, Derechos Humanos y Seguridad.
Naranjo valora "la voluntad por alcanzar la paz" del actual Gobierno, pero está "preocupado por la manera como se está haciendo" y dice: "Yo creo que hay un elemento de base que habría que corregir, y es que lo que uno nota es una arrogancia y una soberbia muy grande de las organizaciones sentadas con el Gobierno".
El exgeneral considera que "las guerrillas no tienen futuro armado y ellas deben ser las primeras en reconocerlo; su futuro es un futuro dentro de la legalidad y a partir de la política y de la reinserción social y económica".
Lecciones de éxito y fracaso
El Gobierno tienen dos procesos de negociaciones abiertos -actualmente en momentos difíciles- uno con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), con quien se espera que arranque próximamente el quinto ciclo de diálogos y protagonista de un encontronazo por el secuestro del padre del futbolista Luis Díaz; y con el Estado Mayor Central (EMC), principal disidencia de las FARC con quien las tensiones están en su máximo nivel.
"Las guerrillas están desconociendo el sentimiento de los colombianos, la soberbia no les puede llevar a ser ciegos frente a una petición que es masiva en los colombianos", continúa Naranjo, para quien los ciudadanos "están pidiendo a gritos" que se proscriba el uso de las armas en política.
También le aconseja al Gobierno que revise "el tema procedimental". "El Gobierno tiene que hacer ajustes, rectificar el rumbo y lanzar señales más claras tanto a sus interlocutores en esa mesa como a los colombianos", según el general.
En este contexto, Naranjo hace una invitación "para que se revisen lecciones de éxito y fracaso": "Nosotros cometimos errores, hicimos también muchas cosas buenas en el acuerdo anterior, el Gobierno lo que no puede es desconocer esa experiencia y lo que no debe es cerrarse a que muchos colombianos de muy diversas vertientes políticas participen dando aportes".
Déficits desde 2016
El acuerdo de paz con las FARC cumple este viernes 7 años, pero hay "muchos aspectos que no se ha implementado y ha traído frustraciones, hay cosas que definitivamente sí hay que cambiar", confiesa Naranjo, para quien, después del proceso de 2016, "la paz quedó instalada como un valor a buscar de manera permanente" en Colombia.
Sin embargo, "el mayor déficit" es uno "inmaterial, pero fundamental", y es la polarización que puede hacer "imposible que el país se ponga en modo reconciliación".
"Me preocupa mucho que a veces lejos de estarnos reconciliando nos estemos polarizando más y enfrentando más (...) Yo creo que el acuerdo llevaba implícito un movimiento de reconciliación; verdad sin reconciliación cae en el vacío, reparación sin reconciliación es dar pasos atrás", concluye Naranjo, que llama a Colombia a repensar cómo se está implementando la paz.
"Probablemente no nos perdonemos todavía, pero empecemos a reconciliarnos", anota. EFE