Revista Alternativa: Empecemos por el racionamiento de agua. Hace apenas unas semanas el país ardía por cuenta del Fenómeno del Niño. Ahora, tiene el agua al cuello por el invierno. Pero los niveles de los embalses suben a cuentagotas. ¿Hasta cuándo se va a mantener el racionamiento de agua en la ciudad y cómo se va a restablecer la totalidad del servicio?
Carlos Fernando Galán: Este año ha sido uno de los más secos para el Sistema Chingaza desde que se tiene registro. En lo corrido de 2024, todos los meses, salvo mayo y noviembre, han estado por debajo del nivel de afluencias históricamente registrado.
Tres factores nos han ayudado a aliviar esta situación. Primero, el racionamiento adoptado desde abril nos ha permitido ahorrar más de 28 millones de m3. Segundo, el aumento en la capacidad de tratamiento en la planta Tibitoc nos ha permitido disminuir la presión sobre Chingaza. Y tercero, las lluvias de noviembre han estado levemente por encima del promedio histórico para este mes, lo que ha resultado en un aumento en el nivel de los embalses. Hoy, Chingaza está en cerca de 53,31 %, cuando hace un año estaba en 46,9 %.
Dependerá de las lluvias. Si el pronóstico se cumple y sigue lloviendo como en las últimas semanas, es probable que para fin de año podamos relajar o incluso levantar el racionamiento completamente.
Con esta lección aprendida por cuenta de los fenómenos climáticos, ¿qué medidas de fondo y reales se van a tomar en los próximos tres años de su gestión para que la ciudad no esté al vaivén de los racionamientos no solo de agua sino de energía?
Las medidas de fondo se empezaron a tomar desde el primer día de nuestra administración. Mientras que Chingaza tenía niveles bajos, el agregado norte estaba bien. En enero decidimos aumentar la cantidad de agua que traíamos de Tibitoc, pasando de apenas 4,6 m3/s a 6 y luego a 8,2 m3/s.
Gracias a esto, Bogotá hoy no trae el 70 % de su agua potable de Chingaza, sino cerca del 50 %. Les ha dado un respiro a los embalses de Chuza y San Rafael. También hemos avanzado en incluir sistemas de recolección y reúso de aguas, tanto lluvia como grises.
Todas las viviendas que financie el Distrito en adelante deben incorporar sistemas para aprovechar o reusar agua: 30.000 viviendas nuevas y mejoradas deberán incorporar estos sistemas.
Encontramos que en los colegios es donde hay un mayor potencial de aprovechamiento. Hoy, 64 de los 412 colegios distritales cuentan con estos sistemas, y queremos que el próximo año 150 más los instalen, otros 100 en 2026 y 64 más en 2027.
En espacio público también avanzamos en la implementación de Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS), que sirven no sólo para el reúso de agua, sino también para aliviar el sistema y mitigar inundaciones.
Otro componente clave en la solución es poder aprovechar el agua tratada por la PTAR Salitre, entre dos y tres metros cúbicos por segundo, y la que tratará la PTAR Canoas, para usos industriales y de riego, por ejemplo. Esa obra, Canoas, es el proyecto más importante en términos ambientales de Colombia y tal vez de América Latina.
Estamos atentos a la actualización del convenio de cofinanciación por parte de la CAR para poder abrir la licitación de la PTAR Canoas lo antes posible. Una obra complementaria muy importante es la Estación Elevadora de Canoas, que estará lista en el primer semestre del 2025.
Somos conscientes, sin embargo, de que esta crisis no se soluciona sólo con infraestructura. Avanzamos en la formulación de un proyecto para la conservación y restauración de 172.499 hectáreas de áreas claves para la seguridad hídrica de Bogotá y la Región. Es un proyecto de 92 millones de dólares que hemos trabajado desde enero con apoyo de Conservación Internacional y que será financiado por el Fondo Verde para el Clima de las Naciones Unidas. Bogotá aportará una contrapartida de cerca de 11 millones de dólares.
Llegamos al 2025 y los bogotanos continúan padeciendo los eternos trancones por cuenta de las obras viales que llevan más de tres años y nada que finalizan. ¿Cuál es el compromiso suyo para el 2025 para entregar algunas de estas obras, pero en su totalidad finalizadas?
Antes de terminar este año vamos a entregar algunas obras importantes para la movilidad de Bogotá, como la Avenida Boyacá entre las calles 170 y 183; la troncal Caracas Sur de Molinos al Portal de Usme; los 4.3 kilómetros de la alameda del Humedal Córdoba que incluye vía, andén y ciclorruta; un tramo de la Novena. La Avenida Guayacanes completa; el puente de la 68 sobre la 26 y otras obras que ya habilitamos este año. También entregamos los andenes y ciclorrutas del costado oriental de la Autopista Norte, desde la calle 80 hasta la 128B, y esta semana entregamos en servicio la Avenida La Sirena entre la Avenida Las Villas y la Boyacá, entre otras obras.
El próximo año seguiremos entregando obras para mejorar la movilidad de los bogotanos. La Avenida la Sirena, que es la Calle 153, entre la Autopista Norte y la Avenida Las Villas, por ejemplo, o la Avenida Rincón en Suba y los puentes de la intersección de la Boyacá con calle 127.
También vamos a entregar, entre otras, la Avenida Mutis entre carreras 114 a 122, la Avenida Laureano entre calles 170 y 193 y algunos tramos tanto de la Avenida Carrera 68 como de la troncal de la Avenida Ciudad de Cali.
¿Cuál va a ser la solución de fondo y real para las vías de salida y entrada a la ciudad, que son verdaderos cuellos de botella, que colapsan por completo en fines de semana festivos, con las lluvias o con un accidente de tránsito?
La Autopista Norte fue construida hace más de 70 años y esa vía hoy no cumple con los estándares necesarios, ni en términos de movilidad ni de protección del medio ambiente. Por eso, Bogotá necesita avanzar con la ampliación de esta vía, que hoy está en cabeza de la ANI. A comienzos de 2024 fue negada la licencia ambiental por parte de la ANLA, el concesionario hizo ajustes al proyecto y presentará nuevamente la solicitud antes de finalizar este año. Esa vía debe cumplir con los más altos estándares ambientales, pero debe hacerse pronto.
Así mismo, necesitamos avanzar con la extensión de la Avenida Boyacá que está a cargo de Lagos de Torca y ya cuenta con una licencia ambiental que fue demandada por el Ministerio de Ambiente ante el Consejo de Estado. Esperamos que esta obra, fundamental para la movilidad de la ciudad, pueda seguir adelante, pues no afecta de ninguna manera las fuentes de agua que surten a Bogotá.
Somos conscientes de que cualquier obra de infraestructura puede tener un impacto en el medio ambiente, pero nuestra tarea es garantizar que esas obras se hagan bien, con compensaciones, de tal forma que tengan un impacto positivo. La Boyacá, por ejemplo, contempla que 120 hectáreas de la reserva Thomas Van der Hammen pasen a ser públicas y en ellas se desarrollen actividades de conservación y restauración.
Adicionalmente, estamos trabajando en la ampliación de la vía Suba-Cota, que está en estudios y diseños y esperamos iniciar la obra en 2027. El puente en la salida de la Calle 80, que desarrollamos en conjunto con la Región Metropolitana, va a mejorar la movilidad en ese corredor y esperamos que inicie la construcción a finales de 2025, y la ampliación de la Calle 13 la vamos a adjudicar el próximo año.
Finalmente, vamos a mejorar la conexión con Soacha mediante el puente vehicular de Tibanica para darle continuidad a la Avenida Ciudad de Cali hasta ese municipio. Eso representará una nueva entrada a Bogotá que conectará con una de las troncales alimentadoras de la línea 1 de Metro.
Todos los proyectos de ampliación de vías existentes representan un aumento de 40 % en los carriles que tenemos hoy de entradas y salidas, y las vías nuevas que estamos planeando aportarían un 40 % adicional. En otras palabras, Bogotá prácticamente va a duplicar su capacidad en las entradas y salidas y, además de los carriles vehiculares, vamos a mejorar el espacio público aledaño con andenes y ciclorrutas.
Pico y placa: usted planteó al comienzo de su administración un cambio en la restricción vehicular. Señaló que se estaban evaluando varias alternativas. Pregunto: 1) ¿Se va a realizar un cambio de fondo del pico y placa para el año 2025? 2) Va a implementar el pico y placa para los sábados como funciona hoy el pico y placa regional? 3) ¿Habrá algún tipo de restricción para los vehículos híbridos ligeros? 4) ¿Va a haber pico y placa para las motos que cada vez invaden más a la ciudad?
El estudio que adelantamos mostró que no era viable, por ahora, reducir el pico y placa con la cantidad de frentes de obra que hay hoy abiertos en la ciudad. En Bogotá hay actualmente 242 proyectos de infraestructura en ejecución, de los cuales 72 son obras de movilidad del IDU, además del metro. Todas estas obras juntas representan más de 1.100 frentes de obra activos en la ciudad. El próximo año habrá nuevas obras, por lo que determinamos que el pico y placa debía mantenerse tal como estaba.
No tenemos contemplado extender el pico y placa a los sábados, ni tampoco para vehículos híbridos ligeros ni motos. Para el mediano y largo plazo ya estamos trabajando en el estudio con la Secretaría de Movilidad para evaluar la posibilidad de implementar restricciones por zonas en la ciudad con la ayuda de tecnología.
El otro tema de fondo es el de la movilidad y tiene que ver directamente con la construcción del Metro. Le divido la pregunta en dos partes: la primera, en cifras reales cómo cierra el año las obras del Metro. La segunda, qué cronograma de obras se tienen proyectadas de manera real para el 2025.
La Línea 1 del Metro tiene, con corte al 31 de octubre, un avance del 42,45 %. Vale la pena destacar que en enero recibimos el proyecto con un 28,98 %, lo que significa que este año hemos avanzado un 13,47 %.
Con corte al 21 de noviembre, se ha terminado la cimentación de 279 del total de 745 apoyos, se han construido 213 dados de 825, 188 columnas de 917 y se han fundido 97 capiteles de 742. También se han instalado 3.928 pilotes de 8.111 y 1.429 dovelas de 7.628. Hay instalados 25 vanos completos de 580 en total. Es decir, tenemos más 800 metros de viaducto construidos. Estamos construyendo ya 200 metros semanales de viaducto.
Este año tenemos en funcionamiento cuatro vigas lanzadoras y en proceso de armado dos, para un total de seis. Las dos restantes empiezan a instalarse entre diciembre y febrero, para tener las ocho listas entre abril y mayo de 2025. El pasado 25 de noviembre, además, empezaron a llegar los rieles del metro a Bogotá. En total son 6.600 toneladas, 120 kilómetros de rieles, que viajaron desde China.
Pero, así como avanzamos en varios componentes del proyecto, hay otros donde debemos mejorar. Un ejemplo es el intercambiador vial de la Calle 72, donde el concesionario no ha cumplido los tiempos de entrega y ha tenido que comprar 60 días adicionales para entregar la obra.
Ahora, para el próximo año, el proyecto seguirá avanzando a mayor velocidad, pues tendremos 47 formaletas para columnas y 84 formaletas para capitel disponibles para la construcción del viaducto. Estas corresponden a las formaletas usadas en el 2024, más las adicionales que se están trayendo para más frentes de trabajo.
En septiembre de 2025 llegará desde China el primer tren y en diciembre le apuntamos a entregar el segundo puente del ‘pulpo’, que es la intersección de la Av. 68 con 1º de Mayo.
Finalmente, también esperamos avanzar en el proceso de licitación de Línea 2, en el que este año la Banca Multilateral y la Empresa Metro de Bogotá resolvieron el conflicto de interés que se había suscitado. La tarea ahora es asegurar la transparencia de esa licitación y garantizar que haya multiplicidad de proponentes.
El Concejo de Bogotá le aprobó hace unas semanas un cupo de endeudamiento por 9,5 billones de pesos, para inversiones que usted ha llamado vitales para la ciudad. ¿En qué se va a invertir esos dineros y cuándo se van a ver los resultados?
Desde que llegamos a la alcaldía, nos pusimos como meta recuperar la confianza de los bogotanos en diversos frentes. Uno de estos frentes está orientado a que los bogotanos vean materializar sus impuestos.
Un reflejo de la confianza que estamos construyendo son los resultados que estamos teniendo en el recaudo y ejecución presupuestal. Con corte al 16 de noviembre habíamos recaudado $13.25 Billones, lo que representa un cumplimiento del 87,7 %. En cuanto a ejecución presupuestal con corte a octubre habíamos comprometido el 74,3 % del presupuesto y giros del 63,2 %, siendo la mejor ejecución de un primer año de administración en los últimos cuatro gobiernos distritales.
Con relación a los usos del cupo autorizado por el Concejo, lo primero que hay que decir es que el cupo global autorizado por el Concejo de Bogotá es que de esos $9,56 billones, $7,69 billones corresponden al nuevo cupo solicitado por esta administración y $1,89 billones a saldos que se recogen del cupo autorizado a la administración anterior.
Las inversiones que haremos con este cupo estarán focalizadas en un 77 % en infraestructura, es decir movilidad y servicios sociales, 15 % para hábitat, es decir subsidios de vivienda nueva, mejoramiento integral de hábitat y revitalización de entornos, y el 8 % restante en el fortalecimiento en seguridad y justicia.
Otro tema que a los bogotanos les crispa los nervios es el de la seguridad. Se han dado golpes fuertes al Tren de Aragua, se ha logrado en buena medida controlar los robos en restaurantes, se va a aumentar el pie de fuerza de la Policía, pero los bogotanos siguen teniendo una enorme percepción de inseguridad. Les da miedo salir a la calle. El sicariato sigue siendo muy fuerte en la ciudad. ¿Qué otras medidas se van a implementar de cara a las fiestas navideñas y pensando también en el 2025?
Hay una cifra muy importante de la que poco se habla y es la reducción importante en hurtos a personas que hemos tenido durante 2024. Con corte al 31 de octubre teníamos una reducción del 18 %, lo que indica que las acciones que hemos adelantado en el sistema de transporte y en puntos calientes están dando resultado.
Junto a Transmilenio y a la MEBOG estamos liderando acciones conjuntas en las que no solo se hace presencia institucional sino también registro y control, verificación de los IMEI de los celulares y entrega de recomendaciones de autocuidado. Entendemos que la percepción de inseguridad que reportan algunas encuestas siga elevada, pero vamos por buen camino para reducirla y es lo que confirma esa reducción del hurto.
Si bien hay que reconocer que el homicidio aumentó en los últimos meses, esto se debe en buena medida a la intervención activa sobre estructuras delictivas en zonas en las que este delito se concentra, lo que ha generado una dinamización de la competencia de actores emergentes que tratan de apropiarse de los mercados criminales, que incluyen el expendio de estupefacientes, el cobro de extorsiones, la trata de personas y las ocupaciones ilegales. No podemos aflojar, tenemos que mantener el esfuerzo para que estas estructuras no logren reorganizarse ni los espacios que dejan sean copados por nuevos delincuentes.
Ahora, para Navidad nos enfocaremos en controlar los delitos contra la vida y el patrimonio de la mano de la Policía Metropolitana de Bogotá en cuatro ejes principales: pólvora, zonas de rumba, zonas de comercio y zonas de turismo.
Frente a la pólvora, tendremos un especial énfasis en la venta y distribución irregular en todas las localidades, especialmente en Los Mártires, Santa Fe, San Cristóbal y Suba. Asimismo, se fortalecerán las acciones de prevención en zonas de mayor afectación, como Ciudad Bolívar, Kennedy, Usme, San Cristóbal, Rafael Uribe Uribe, Bosa, Engativá y Suba.
En las zonas de rumba vamos a redoblar los controles de licor adulterado mediante la intervención a establecimientos clandestinos, paga diarios y bodegas de reciclaje en las 20 localidades. Además, se priorizará la seguridad en zonas con altos índices de homicidios por riñas y lesiones personales mediante inspección, vigilancia y patrullajes mixtos entre el Ejército y la Policía, con especial atención durante los fines de semana y celebraciones como el Día de las Velitas, Navidad, Año Nuevo y Reyes.
Para cerrar, no lo puedo despedir de su primer año sin dejar de preguntar: ¿El presidente Petro ha sido un obstáculo para el desarrollo de su plan de gobierno para Bogotá?
El presidente y yo tenemos visiones diferentes en muchos temas, como es evidente. Pero eso no debe impedir que tengamos una relación cordial y respetuosa, en la que el interés de la ciudad esté por encima de cualquier diferencia. Esa es mi apuesta.
Me preocupan, eso sí, algunas decisiones del Gobierno Nacional que pueden poner en riesgo la autonomía de Bogotá. La Línea 1 del Metro, por ejemplo, la ampliación de la Avenida Boyacá o el ordenamiento territorial de la ciudad. Esas son decisiones de Bogotá que, de hecho, ya se tomaron y ahí el Gobierno Nacional debe ser respetuoso.