Revista Alternativa: ¿Cómo es hacer oposición en tiempos de Gustavo Petro?
Miguel Uribe Turbay: Es muy complejo porque es un gobierno que no escucha, que no reconoce errores, que no lo moviliza el servicio al ciudadano o a la ciudadanía, sino por el contrario una profunda ambición y que evidentemente, tiene una alta carga ideológica.
Yo estoy absolutamente convencido de que Colombia necesita cambios y transformaciones, pero cambiar lo que no funciona no puede implicar destruir lo que sí sirve.
Evidentemente estamos enfrentando, más que un gobierno, un régimen en donde se utiliza todo el poder del Estado para atropellar a la oposición, donde se censura, se agrede y se calumnia, en donde evidentemente hoy hay una alianza entre el Gobierno y grupos criminales.
¿A qué se refiere de alianzas del Gobierno con grupos criminales?
Este es un gobierno que ganó con el apoyo de los criminales en Colombia, lo confesó el hermano del propio presidente quien en campaña fue a las cárceles; tenemos conocimiento por las confesiones de Nicolás Petro y la información que han presentado los medios de comunicación de que Gustavo Petro fue patrocinado por completo por el narcotráfico. En diferentes oportunidades, comandantes de las guerrillas, han hecho alusión a que apoyaron públicamente a Petro; además la “primera línea” apoyó abiertamente a Petro.
Es evidente que eso ha llevado al fortalecimiento absoluto de estos grupos criminales: más de 430 municipios de 1.103 que están hoy en control de estos grupos, un tercio del país gobernado por los criminales y ese es el resultado de lo que ha llamado Gustavo Petro “la nueva etapa de la violencia en Colombia”. Es la primera vez que un gobierno está aliado con los criminales.
¿Pero no es una exageración decir que este es un régimen y llamar a Petro “aprendiz de dictador”? Evidentemente ha hecho declaraciones incómodas, ha hecho anuncios que parecieran no tener sentido, pero la institucionalidad siempre ha estado allí.
Que Petro no haya materializado aún sus objetivos como una persona arbitraria y autoritaria, no implica que no tenga esa intención, es decir, todo el espacio que se le dé se lo va a arrebatar, porque él no tiene ni límites legales, ni morales, ni éticos, ni escrúpulos. Petro tiene solo una motivación y es una profunda ambición personal que lo moviliza y es el interés de quedarse en el poder. Es cierto que las instituciones han funcionado de alguna manera, pero no podemos confiar que funcionen así hasta el final del gobierno.
Afortunadamente Petro es incompetente, incapaz, perezoso y eso mismo ha llevado a que su objetivo como dictador o como líder autoritario, no se materialice, pero eso no quiere decir que no tenga todavía tiempo.
¿Según su tesis, si él quiere mantenerse en el poder lo hará a nombre propio o en cuerpo ajeno?
Su prioridad es mantenerse en el poder a nombre propio, su plan B es dejar a alguien y esa es la razón de ser de la Constituyente que solo le sirve a Petro y a los políticos tradicionales.
Con el escándalo de la Unidad de Gestión del Riesgo muchos recordaron la expresión de su abuelo, el expresidente Turbay, de “la corrupción en sus justas proporciones”. ¿Eso está ocurriendo en este gobierno o está yendo más allá de esas proporciones justas?
En primer lugar, mi abuelo no contemporizó con la corrupción y nunca tuvo acusaciones en ese sentido, al contrario, fue implacable contra la corrupción. El único propósito aceptable de un gobierno y de una sociedad debe ser acabar con la corrupción, pero debemos partir de la premisa que debe haber cero impunidades con los corruptos.
Y es que este escándalo de la Unidad de Corrupción va mucho más allá de la actuación independiente de dos personas como Olmedo López o Sneyder Pinilla. Eso es un asqueroso entramado de corrupción que, además, responde a los intereses del gobierno, es decir, no basta que Gustavo Petro pida perdón por haber nombrado a estos personajes. Aquí lo que hace falta es que nos digan: ¿quién dio la orden?, ¿quién dijo a qué congresistas comprar?, ¿por qué financiar las guerrillas?
Pero senador, para ser justos todos los gobiernos tienen sus escándalos de corrupción, inclusive Petro lo menciona a usted por un contrato en la Unidad de Riesgo.
Yo trabajé un mes en la Unidad de Riesgo y no tiene nada que ver con este escándalo y quisiera hacer esa precisión porque hacerme esa pregunta, en el marco de este escándalo, es como si yo estuviera involucrado en algún escándalo.
Pero es que la alusión no la hago yo sino el presidente Petro.
Pero es que no es ilegal, ni corrupto trabajar en el Estado, hasta donde yo entiendo. He trabajado honradamente toda mi vida, he sido funcionario público por muchos años y en el momento que fui contratista, cumplí con los contratos y me pagaron por mi trabajo.
¿Pero por qué el presidente reedita su nombre en medio del escándalo?
Ante un escándalo asqueroso de corrupción en la Unidad de Riesgo, busca desviar la atención diciendo que yo trabajé allí. Repito: trabajé un mes hace cuatro años, así que no tengo nada que ver ni con este ni con ningún otro escándalo. Frente a su pregunta que todos los gobiernos han tenido escándalos, tendría que decir que yo no defiendo la corrupción en ningún gobierno y cualquier corrupto, sin importar de qué gobierno sea, debe asumir las consecuencias y debe haber cero impunidades.
¿Es cierto que Gustavo Petro empieza a trabajar a las 10 de la mañana como lo afirmó usted en el Congreso?
Eso dicen.
¿Quiénes lo dicen?
La gente y los medios de comunicación dicen que quien gobierna en la mañana es Laura Sarabia, entonces hoy los colombianos están muy aburridos de tener un presidente incumplido, ausente y perezoso.
Este es un país que se ha hecho a punta de trabajo. Colombia es un país madrugador, es un país donde el que madruga Dios le ayuda; es un país donde el campesino sale antes de que salga el sol a arar la tierra; es un país donde las mujeres antes de salir a trabajar y durar horas en el transporte público, dejan listos los desayunos y el almuerzo de sus familias; este es un país donde los jóvenes madrugan a trabajar y estudiar o viceversa; mientras tanto, tenemos un presidente que no lo hace.
Usted apareció en un video en redes con una lona de boxeo. ¿Los problemas del país se arreglarían así?
Tuve la valentía de decirle a Petro en su cara lo que todos los colombianos le quieren decir: que mientras él describe un país de fantasía y sueño, los colombianos vivimos un país de inseguridad y con problemas económicos; que mientras él describe durante horas un país que no existe, la realidad de las familias es otra; mientras él se va de viaje por el mundo, a las familias no les alcanza para llegar a final del mes. Hoy en Colombia hay más personas con hambre, durante este Gobierno, más de un millón de personas han dejado de comer tres veces al día, este es un país donde la inseguridad está volviendo a lo peor que hemos vivido en la historia.
Es un presidente absolutamente desconectado, entonces lo que quise decir en ese video, es que tengo la valentía para enfrentar los problemas y no me da miedo enfrentar a un presidente que evidentemente ha demostrado no solo ser dañino, sino también peligroso.
Uno de los temas que usted plantea es la inseguridad y siguiendo con su abuelo él estableció el “Estatuto de Seguridad”. ¿Esa puede ser una propuesta a los desafíos de los criminales?
Estamos comparando dos momentos absolutamente diferentes, uno en la Constitución de 1886 donde prácticamente durante todo un siglo Colombia fue gobernada bajo el “Estado de Sitio”, y otra la Constitución de 1991 que tiene evidentemente una arquitectura institucional totalmente diferente. Yo le respondería que no, pero lo que es evidente es que sí necesitamos otra vez la política de seguridad democrática.
Se dice que lo está asesorando uno de los estrategas de Bukele. ¿Esa sería la propuesta que usted le haría al país de cara a una precandidatura presidencial?
No he manifestado mi intención de ser candidato presidencial, ese es un tema que evidentemente le agradezco que usted lo mencione, pero será parte de una decisión próxima. Lo que es evidente es que hoy más que nunca estoy cumpliendo con mi deber de oponerme a un mal gobierno, promoviendo unidad. Lo dije en mi discurso del 20 de julio: Colombia somos todos y estamos por encima de un mal presidente, la pesadilla de Petro no va a durar para siempre, pero depende de los colombianos.
En esa propuesta de seguridad competiría con Claudia López, quien ahora pareciera recoger banderas de la derecha.
Claudia López fracasó en materia de seguridad con creces. Ella nos entregó, probablemente una de las ciudades más inseguras, ha sido una de las peores etapas en esa materia. Es buena para gritar, pero muy mala para hacer; es muy buena para ofender, pero es muy mala para liderar. Ha sido absolutamente oportunista, lleva toda la vida militando en la izquierda. Votó por Petro en el 18 y en el 22 celebró su triunfo y hoy, ante el declive de él, busca aparentar estar en su contra.
¿Pero es posible en medio de tantos egos, construir un movimiento de unidad como el que ha promovido?
Soy consciente que hay que dejar al lado egos, intereses personales o aspiraciones. Primero Colombia. Llevo dos años promoviendo las marchas, por ejemplo, acompañando todo el activismo en la calle y siempre he buscado que estas iniciativas nunca tengan un título, precisamente porque creo que todos tenemos que encontrarnos. El riesgo de Petro nunca lo habíamos vivido y no se trata de sus posiciones de izquierda, sino de sus posiciones antidemocráticas.
Usted ha sido concejal, secretario de Gobierno, candidato a la Alcaldía de Bogotá, congresista, ¿se considera un “delfín político”?
La respuesta usted la dio, he hecho una carrera propia. Nunca he fundamentado mi vida política en nombre ni de mi familia, ni de ningún tercero. Fui concejal de Bogotá, fui presidente del Concejo, fui secretario de Gobierno, fui candidato a la Alcaldía y ahora fui el senador más votado de Colombia y nunca he cabalgado sobre la política de mi familia. Yo aprendí muy joven, que uno no puede ser indiferente. Cuando a mi mamá la secuestran y la matan, entendí que los principios no se negocian y que servirle a Colombia vale la pena.
¿Pesa más el apellido Uribe o el Turbay?
Yo siempre he pensado que pesa más el Miguel.
Finalmente, ¿cómo le está yendo a Carlos Fernando Galán?
Galán le imprimió un grado de estabilidad y tranquilidad a Bogotá después de tener una alcaldesa grosera, peleona, que tenía permanentemente recalentada a la ciudad. Es muy bueno tener un alcalde que genera tranquilidad, que genera confianza, que genera estabilidad, sin embargo, su prioridad era la seguridad y no veo que esté dando resultados. La luna de miel se está acabando. Mientras no resuelva la inseguridad, no va a ser calificado como exitoso por los bogotanos.
