La esperanza del Gobierno de ganar tiempo y cambiar las opiniones de los senadores que anunciaron votos negativos para la reforma a la salud se está desvaneciendo, según informes recientes. A pesar de las expectativas de una posible reversión de votos, nueve senadores mantienen firmemente su decisión de hundir la reforma, mientras que solo cinco están a favor de darle debate.
El proyecto, que lleva tres semanas radicado en la Comisión Séptima del Senado, enfrenta un futuro sombrío, con la posibilidad inminente de ser archivado. Aunque el Gobierno aún mantiene la esperanza de que las cuentas puedan cambiar, parece que las posiciones se mantienen inalteradas.
El Gobierno está recurriendo a los impedimentos y recusaciones como último recurso para tratar de cambiar el rumbo del proyecto. Algunos senadores han sido recusados por presuntos conflictos de interés, mientras que otros han presentado impedimentos anticipados que se espera no sean aprobados.
La Comisión de Ética tendrá la responsabilidad de decidir sobre las recusaciones, y aquí es donde la Casa de Nariño podría intentar influir, considerando que cuenta con varios aliados en este frente. Aunque se esperan definiciones esta semana, la votación final podría demorarse, dependiendo de los recursos legales que puedan surgir.
La incógnita principal es si esta estrategia del Gobierno dará resultados, o si simplemente prolongará la agonía de un proyecto que difícilmente podrá recuperar el respaldo necesario para su aprobación.