Por: James Núñez, analista de conflictos armados
El tráfico de armas es un negocio que se expande en todas las regiones del
mundo, las organizaciones buscan que proliferen los conflictos y la violencia sea
general con consecuencias nefastas en la sociedad.
Este fenómeno representa uno de los principales desafíos en el ámbito de la
seguridad humana, siendo las armas de fuego un factor determinante en la
escalada de la violencia, especialmente en términos de homicidios. Además, estas
armas desempeñan un papel crucial en la actividad de la delincuencia organizada,
a la vez que se intensifican y gravan los conflictos armados y el terrorismo a
escala mundial.
El tráfico ilícito de armas depende de la región que se produzca, para las grandes
ciudades es común que lleguen principalmente armas pequeñas y ligeras, que se
pueden esconder fácilmente para el uso criminal como es el hurto, el sicariato o la
intimidación de las personas. Sin embargo, es importante destacar que la
naturaleza de este tráfico puede variar significativamente entre diferentes
contextos geográficos y dependiendo del tipo de armamento involucrado, así como
el tipo de negociación que se pueda dar para la compra de este material bélico.
Como lo explica la Organización de las Naciones Unidas (ONU): “Las armas de
fuego se usan como artículo de tráfico, expresión de poder o aun como forma
optativa de pago a cambio de otra mercancía ilegal (por ejemplo, drogas).
Además, el tráfico de armas de fuego alimenta la insurgencia y los grupos
terroristas, causando inestabilidad regional o agravándola en las zonas afectadas”.
Hoy en día, los traficantes de armas, después de más de tres décadas han
consolidados verdaderos mercados negros que permiten el contrabando a escala
mundial -donde estés te llega lo que pidas, siempre y cuando pagues el precio-;
como si fuera una historia de ficción, la apertura del mundo, las nuevas
tecnologías ayudan para que desde el rincón más inhóspito accedan al mundo
oscuro de la internet y poder negociar un lote de armas, tal vez como en la
película El señor de la Guerra, un comerciante de armas que va por el mundo
ofreciendo lo que se necesita para que la humanidad se mate.
Tráfico de armas hacia Sur América
En Colombia, realizar un análisis sobre el tráfico de armas resulta complejo, toda
vez que no solo por la porosidad de sus fronteras, sino, por la migración constante
que el país viene experimentado en las últimas décadas; la falta de control a los
que llegan, ha venido ocasionando el arribo de organizaciones criminales que se
han instalado en las grandes capitales de Colombia en búsqueda de nuevos
mercados que les permita la subsistencia criminal. Estas organizaciones
criminales, no solo buscan espacios para delinquir o transgredir la Ley, sino
también, espacios que les brinden la capacidad proveerse de los elementos que
les permiten crear presión sobre la sociedad, lo primero que buscan es difundir
miedo y zozobra sobre la población, asesinatos para enviar mensajes, secuestros
para crear rentas y guerras con organizaciones locales por el control territorial; de
ahí que el gobierno se raja en percepción.
Ahora bien, el conflicto armado en Colombia ha ocasionando que el mercado ilegal
de armas sea constante, estas armas son negociados por intercambio primario,
coca por armas, oro por armas, esmeraldas por armas, no por nada, o gracias a
los grandes capitales económicos por las actividades ilegales de las
organizaciones en Colombia, se puede pagar o girar el valor de las armas,
municiones o explosivos, no sin antes contratar con personal especializado que va
ayudar con la manipulación del arsenal y los medios de comunicación comprados.
No por nada, Gózalo Rodríguez Gacha, hace un salto en la explotación de
esmeraldas al tráfico de drogas. Crea los primeros ejércitos privados que años
más tarde los conoceríamos como ‘paramilitares’, o los instantes Farc, que
llegaron a crear un ejército de más de 20 mil hombres para el año 2000, donde el
promedio para dotar cada soldado en la época era de dos millones y medio.
La primera encrucijada que enfrentan estos mega grupos, es la dotación de sus
nuevos miembros, niños que son utilizados para sus causas criminales; tener
acceso a mercados como el de Centro América, garantiza que a la entrega de la
droga se pueda recibir armamento, dotación o medicina. Otro acceso a las armas,
es en los crecientes conflictos que está viviendo el mundo, ya que el arsenal
utilizado en este tipo de conflictos, puede desviarse, -claro a un costo un poco más
alto-, ejemplo de esto es la guerra azerbaiyano-armenia, en Gaza, Etiopia, Sudán
y Ucrania, Libia desde la primavera árabe, Siria y Yemen.
Pareciera que son sitios alejados, que no tienen ninguna incidencia en el mapa de
Colombia, pero son espacios propicios para conseguir armas que necesitan los
grupos criminales para consolidar su territorio. Ahora bien, para hablar de armas
cortas, solo tenemos que ir al país vecino Venezuela, que, por la falta de
seguridad, se ha vuelto una ruta importante para conseguir armamento de corto
alcance, -pistolas, revólveres y municiones-, hacen parte del brochure de venta de
estas organizaciones, y el modelo utilizado para la entrega es el hormigueo
(personas que vienen a entregarte lo que compraste) o por encomiendas.
La oferta de armas en Colombia es multiventa desde: fusil AK-47, fusil Fal,
Lanzacohetes RPG, fusil Barret, Fusil AKM-MPiKM, fusil Galil, fusiles de asalto M-
4, M-16 y el AR-15, ametralladoras M-60, subametralladoras TEC-9 y fusiles Colt
para francotiradores; revólver Skorpio, entre otras armas, llama la atención que el
comandante general de las disidencias de las Farc “Alias Mordisco” apareció con
un fusil de asalto Tavor 21 “Israelí”; es la oferta ilegal que se puede encontrar en el
mercado y esto como lo explica Damian Gariglio: “Esta disponibilidad de armas,
como consecuencia del desarme de las FARC y la presencia de cárteles
mexicanos y brasileños involucrados en el tráfico de armas, produjo no solo que los precios del mercado ilegal bajarán exponencialmente, sino también que
llegasen con mayor facilidad armas de alto calibre a los grandes centros urbanos”.
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