Parque Eólico, Cabo de la Vela
Por: Natalia Gutiérrez Jaramillo
Presidente ejecutiva de Acolgen
Colombia tiene un parque de generación moderno, eficiente y confiable gracias a las plantas térmicas y a las hidroeléctricas, y tiene una de las matrices más limpias del mundo gracias a su 70 % de generación hidráulica.
El proceso de transición energética que estamos desarrollando en Colombia contempla la incorporación masiva de otras fuentes renovables en la matriz, que llegan a complementarla para mayor competitividad y eficiencia. Estas se suman, en cuanto a energía renovable, a los proyectos hidroeléctricos presentes y futuros y refuerzan la generación con gas natural nacional, donde es fundamental apoyar la exploración y el desarrollo de infraestructura que permita diversificar la oferta (esto incluye nuevas plantas de importación si se requiere).
Aquí entra a jugar un papel preponderante el concepto de complementariedad eficiente, el cual hemos destacado desde Acolgen como trascendental para que el nuevo gobierno tenga en cuenta en el proceso de transición energética, prioritario para el sector, y en la lucha contra el cambio climático. Y a lo que hacemos referencia con complementariedad eficiente es justamente que todas las tecnologías de generación tienen espacio en nuestra matriz, ya que cuentan con atributos que se complementan y que entran a jugar un papel importante para continuar garantizando el suministro constante de energía eléctrica. Lo importante es generar política pública para que las diferentes tecnologías ingresen a nuestra matriz de manera equilibrada y eficiente.
Y nos podemos preguntar: ¿por qué es necesaria la transición energética? Lo que tenemos claro es que no es solo un discurso de moda, es un proceso serio y relevante que se viene desarrollando por el bienestar de toda la población y por un propósito superior que es la protección del planeta.
La respuesta a la pregunta anterior radica principalmente en que es indispensable y necesario tener una matriz que no contamine, ya sea con menos emisiones o con la captura de estas. Además, por ejemplo un aspecto que conforma esta transición como lo es la electrificación de la economía se traduce en desarrollo económico y bienestar. Podemos decir que la transición energética potencializa las posibilidades de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible y con las metas ambientales trazadas por Colombia.
Energía solar en la zona andina
Estas nuevas dinámicas nos llevarán a transformaciones profundas, no solo en la forma de consumir energía, sino que estas representan impactos positivos en términos sociales, ya que dentro de este proceso también se trabaja por llevar energía eléctrica a lugares que no están conectados al sistema. Esto se traduce en un cambio significativo en la calidad de vida, ya que podemos decir que donde no hay energía no existen posibilidades de contar con servicios de agua potable, salud, educación, internet, entre otros. Y esto corresponde, básicamente, a propender por la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos del país. ¡Esta es la verdadera transición energética!
En el mediano y largo plazo, la planificación del sistema eléctrico colombiano, el cual está basado en una matriz de generación compuesta mayoritariamente por plantas hidroeléctricas y térmicas, gira alrededor del balance entre las proyecciones de demanda eléctrica y la oferta de Energía Firme. La Energía Firme es el producto tranzado en el cargo por confiabilidad y corresponde a la energía que una planta de generación eléctrica está en capacidad de entregar en cualquier escenario climático. Bajo este esquema, se ha asegurado la confiabilidad del suministro en el país por más de 20 años.
Continuamente, la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME) verifica el balance entre la Energía Firme disponible de proyectos de generación y las proyecciones de demanda realizadas por la entidad. Este ejercicio permite identificar condiciones de riesgo que podrían afectar la disponibilidad del servicio de energía eléctrica, dando señales a inversionistas en caso de necesitarse nuevos proyectos de generación para cubrir la demanda.
Pero, otra señal de alerta y a la cual no podemos ser ajenos, es la que ocurre a nivel internacional y que podemos entender como una crisis energética en países europeos, principalmente. Esta coyuntura internacional debe servir de referencia para dar en Colombia las señales de política pública adecuadas y seguir una hoja de ruta en concordancia con las necesidades de nuestro país.
Este nuevo gobierno tiene el gran reto de materializar todos los proyectos que ya están en construcción, principalmente los de la Guajira, Hidroituango y los demás que el sistema eléctrico espera que entren en las fechas correctas porque son indispensables, teniendo en cuenta las proyecciones de demanda de la UPME, para asegurar la confiabilidad del suministro eléctrico, para cumplir las metas ambientales, para crear empleo y seguir llevando desarrollo a las diferentes regiones del país en tiempos de reactivación económica.