A comienzos de febrero de este año, Asofondos, agremiación de administradoras privadas de pensiones, compartió buenas noticias. Los rendimientos alcanzaron un total de 50.53 billones de pesos, después de haberse visto negativamente afectados en 2022. Esto significa que el ahorro pensional de los afiliados ascendió al total histórico de 405.6 billones de pesos. Además, estos rendimientos crecieron muy por encima de la inflación.
Estas noticias se presentan en el marco de la discusión en el Congreso de la reforma al sistema pensional presentada por el Gobierno. En el fondo, el proyecto, muy en la posición ideológica del actual gobernante, busca la consolidación de un sistema mayoritariamente estatal, así, en el discurso se hable de un sistema de pilares. Esa intención no solo es equivocada, sino que no resuelve —y puede agravar— los verdaderos problemas.
Sistema pensional en contexto
Mercer y el Instituto CFA publican anualmente un índice internacional de sistemas de pensiones, que resulta del promedio ponderado de tres componentes. Primero, la adecuación. Acá se incluyen aspectos como el diseño, los beneficios, nivel de ahorros, crecimiento de activos, apoyo del gobierno y propiedad de inmuebles. Segundo, la sostenibilidad, en la que se contemplan aspectos como cobertura, activos totales, demografía, gasto público, deuda del gobierno y crecimiento económico. Tercero, la integridad, que incluye regulación, gobernanza, protección, comunicación y costos operativos.
En el año 2023, entre 47 países, Colombia se ubica en el grupo C+, lo que representa una mejora respecto de informes de otros años. Comparte posición con, entre otros, Francia, España, Estados Unidos y Hong Kong. De América Latina, Chile y Uruguay están mejor clasificados. El peor puntaje para el país es el de sostenibilidad (55,4) y el mejor el de integridad (69,3). En adecuación, el país tiene un índice de 62,9.
“Es necesaria una reforma pensional en Colombia. Pero esta debe resolver, por ejemplo, la competencia actual entre el sistema de ahorro individual y el de prima media, así como la excesiva regresividad en los subsidios y los privilegios de los regímenes excepcionales”
Son evidentes las tareas urgentes para un mejor sistema...
Los problemas de la reforma
Pero eso parece no ser lo importante para el Gobierno. Este ha presentado un proyecto cuya única intención es estatizar el sistema. El umbral que propone para que los ciudadanos puedan tener ahorros individuales hará que casi el 90 % de la población quede condenada al régimen de prima media. Esto profundiza la insostenibilidad, tal como lo confirmó el mismo Ministerio de Hacienda, que reconoció que el sistema comenzaría a agotarse desde mediados de siglo. También, pone en peligro las pensiones, dado el contexto de corrupción que siempre debe tenerse en cuenta al hablar de recursos y de su administración estatal.
A su vez, el proyecto no toca para nada los regímenes especiales, pero sí les echa mano a las futuras contribuciones con el fin de financiar el pilar solidario. Esto es importante: se ha dicho que la reforma no expropiará los recursos que hemos ahorrado. Y es cierto. Pero dado que nos quita la posibilidad de elegir la administradora y que fuera de todo nos quitará recursos de las futuras cotizaciones, nos está expropiando el flujo de ahorros futuros hasta que nos pensionemos.
Lo anterior implica que el proyecto pasa por alto, no solo los problemas de sostenibilidad del sistema, sino también las tendencias demográficas (menos niños en el futuro), los cambios en el mercado de trabajo y la fragilidad económica, que puede haber llegado para quedarse por un buen tiempo.
Los argumentos y sus debilidades
¿Por qué el Gobierno presenta una reforma tan desatinada? Un primer elemento es que se privilegia la ideología a la evidencia. Pero hay otras razones.
Estas se reducen a que el sistema actual está lleno de mitos. Por ejemplo, se ha dicho que las administradoras privadas casi no tienen pensionados. Lo que no se tiene en cuenta es que eso se explica dado que ellas tienen cotizantes de menor edad en promedio y que muchas personas, en particular de altos ingresos, deciden trasladarse al régimen de prima media para garantizar pensiones subsidiadas por los demás.
“¿Por qué el Gobierno presenta una reforma tan desatinada? Un primer elemento es que se privilegia la ideología a la evidencia. Pero hay otras razones”
Es decir, el problema es de incentivos y de un modelo injusto y regresivo, que castiga a los trabajadores de menores ingresos y a los que no cotizan regularmente.
También se critica la baja cobertura del sistema pensional, pero no se tiene en cuenta que incrementarla depende de, entre otras, reformas como la laboral y de su capacidad de formalizar trabajadores, algo que también pone en peligro el Gobierno con sus ideas.
Se critican los costos operativos, pero se ignora el serio problema de corrupción si nuestros recursos van a ser administrados por políticos.
Hay otro mito que vale la pena cuestionar. Los seres humanos quisiéramos muchas cosas, pero poco reconocemos que es imposible lograrlas todas. En pensiones, quisiéramos recibir mucho y trabajar poco, ahorrando lo mínimo. Pero eso no es posible. Por ello, gobiernos como el actual hacen propuestas para ilusionar a las personas sobre supuestas fórmulas fáciles y sin esfuerzo. Pero esas no existen.
Hacia adelante
Es necesaria una reforma pensional en Colombia. Pero esta debe resolver, por ejemplo, la competencia actual entre el sistema de ahorro individual y el de prima media, así como la excesiva regresividad en los subsidios y los privilegios de los regímenes excepcionales.
Pero para ello no es necesario estatizar. Eso podría empeorar, sin resolver: garantizar pensiones para los ciudadanos de hoy, comprometiendo las de los del futuro es injusto y no ético. La reforma debe ser creativa y viable, aprovechando lo bueno, como las noticias del pasado mes de febrero.