Históricamente, el ser humano se ha encontrado con la necesidad de relatar historias. Desde las pinturas rupestres encontradas en las cavernas, hasta la literatura y las tradiciones de narrativas orales que son comunes en diversas culturas alrededor del mundo.
El cine es una evolución lógica de la necesidad humana de expresarse. Por medio de todas estas manifestaciones, pero específicamente del cine, se logra generar un espacio de expresión no sólo de las realidades vividas, de los anhelos, sino también de la fantasía y de todo aquello que, aunque en apariencia imposible se puede realizar mediante la magia de una cámara.
Esta identidad artística y humana fluctúa dependiendo de los contextos vividos, aunque sea toda unida por un hilo conductor universal, nuestra condición humana.
Es por esto que la Cinemateca de Bogotá alberga Espejo de Luz, una exposición impulsada por el Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía con los recursos del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico.
Esta exposición celebra los logros del cine colombiano en los últimos 20 años y la forma en la que se volvieron posibles mediante la Ley 814 de 2003, por la cual se establecieron normas y regulaciones para la fomentación de la actividad cinematográfica en el país.
Desde la implementación de esa Ley, el cine colombiano ha crecido exponencialmente, multiplicando considerablemente las producciones hechas en el país contribuyendo así a la generación de cultura, a la pluralidad de voces y a construir un país donde nuestra identidad nacional y cultural pueda ser explorada en espacios creativos en los que se fomenten preguntas pertinentes para nuestro crecimiento como individuos y como comunidad.
La exposición, que está disponible en la Cinemateca de Bogotá, la conforman tres módulos. El primero, titulado Pasados presentes, invita a contemplar el proceso del cine colombiano en estos últimos 20 años, enfatizando a través de imágenes, planos y cortes la historia de Colombia y de su gente mediante un recorrido de la cinematografía nacional.
El segundo módulo, Presentes futuros, le recuerda al espectador su papel activo en la continua construcción del cine nacional. El módulo está compuesto por una máquina que es capaz de construir 376 millones de sinopsis que permiten que los visitantes construyan sus propias historias a través de aquellas que ya se han hecho.
El último módulo llamado, Presentes pasados, es un tarot en el cual cada carta es representada por alguna de las muchas producciones colombianas. En este tarot, el visitante puede preguntarse por esa identidad, por lo que ya fue, por lo que es, pero también por todas aquellas posibilidades que aún se desconocen.
Las ilustraciones de estas cartas fueron realizadas por la artista colombiana Mar García y los textos correspondientes por el escritor y crítico bogotano Ricardo Silva Romero.
Espejo de Luz, es un espacio cultural como pocos, en el que se celebran los inmensos saltos que ha dado el cine colombiano en los últimos 20 años y cómo este progreso denota un avance en la cultura del país.
No obstante, no se limita a eso, no es sólo una conmemoración de lo avanzado, es una invitación a continuar el camino, a seguir avanzando, a seguir construyendo. Es una invitación a verse reflejado en el cine colombiano, a darle la importancia que se merece al ser un generador de cultura, de reflexión y de identidades compartidas.
