El 2024 se presenta como un año de menor crecimiento económico y menor inflación para América Latina, influenciado por la desaceleración económica global y factores internos como el bajo consumo interno y altas tasas de interés. Expertos advierten sobre la limitada capacidad de acción de las políticas fiscales y monetarias, lo que podría impactar el empleo y el desarrollo en la región.
Las proyecciones del Banco Mundial sugieren un crecimiento económico regional de alrededor del 2,3%, considerado insuficiente para abordar la pobreza y generar empleo. La Cepal ofrece una estimación aún más conservadora, situando el aumento de la actividad económica en un 1,9%, con diferencias regionales.
El contexto económico se ve influido por niveles de deuda pública elevados y costos de financiamiento altos, limitando el espacio fiscal de los gobiernos. A pesar de la disminución de la inflación, las tasas de interés no muestran un descenso significativo, generando restricciones económicas.
En cuanto a las tendencias inflacionarias, se espera una continuación de la desaceleración, pero los bancos centrales serán cautelosos con las tasas de interés para evitar la depreciación del tipo de cambio. Se destaca que la inflación subyacente, excluyendo energía y alimentos, es crucial para la normalización económica.
A pesar de los desafíos, los expertos ven oportunidades en la transición verde. La inversión en sectores verdes podría no solo reducir las emisiones de CO2, sino también generar empleo formal. Se plantea la posibilidad de invertir cerca del 3% del PIB en sectores verdes para impulsar la producción sostenible de alimentos y el transporte, con proyecciones alentadoras para el empleo.