México, un país situado en una región sísmica activa, se encuentra bajo la constante amenaza de movimientos telúricos debido a la interacción de cinco placas tectónicas: Caribe, Norteamérica, Pacífico, Rivera y Cocos. Aunque se ha avanzado en tecnología, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) subraya la imposibilidad de prevenir con exactitud cuándo ocurrirá un sismo, siendo crucial la adopción de medidas preventivas para minimizar sus impactos.
La realidad sísmica de México se manifiesta en cifras alarmantes: más de 90 sismos con una magnitud superior a 4 grados en la escala de Richter se registran anualmente, representando aproximadamente el 60% de todos los movimientos telúricos a nivel mundial. La vulnerabilidad del país ante estos fenómenos naturales requiere una constante conciencia y preparación por parte de la población.
El SSN enfatiza que, a pesar de los avances tecnológicos actuales, la predicción exacta de un sismo sigue siendo un desafío. Sin embargo, destaca la capacidad de detectar los eventos segundos antes de que se perciba el movimiento, lo que proporciona una ventana de oportunidad para la aplicación de protocolos de seguridad.
Los estados con mayor riesgo sísmico, donde la ocurrencia de movimientos telúricos significativos podría afectar a la Ciudad de México, son identificados a través de registros estadísticos. Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Estado de México y Veracruz encabezan la lista, subrayando la necesidad de una preparación especializada en estas regiones.
Ante este panorama, el SSN insta a la ciudadanía a mantenerse informada sobre las medidas de seguridad, participar activamente en simulacros y contar con un kit de emergencia. La prevención y la preparación son fundamentales para reducir los riesgos asociados a la actividad sísmica en México.