En una arriesgada operación llevada a cabo el pasado jueves en el mar Arábigo, los comandos SEAL de la armada estadounidense abordaron el buque USS Lewis B. Puller para incautar componentes de misiles de fabricación iraní y otras armas destinadas a los rebeldes hutíes. La incursión, respaldada por drones y helicópteros, ha elevado las tensiones en todo el Oriente Medio, desencadenando ataques hutíes y represalias estadounidenses que han repercutido en Irak y Siria.
Dicha operación fue realizada el pasado 11 de enero, sin embargo se ha conocido en el mundo hasta este martes. El Mando Central informó que la marina estadounidense y sus aliados han logrado interceptar varios cargamentos de armas destinadas a los hutíes, cuyos ataques amenazan el comercio global en el mar Rojo y el golfo de Adén.
Los componentes incautados, según análisis preliminares: "indican que son las mismas armas que las que emplean los hutíes para amenazar y atacar a marineros inocentes en buques mercantes internacionales que transitan por el mar Rojo". Ante el riesgo inminente, la marina estadounidense tomó la decisión de hundir el buque portador de las armas, considerándolo inseguro, y detuvo a los 14 tripulantes involucrados.
Estos hechos subrayan la creciente complejidad de la región, donde la guerra de Israel contra Hamás en la Franja de Gaza también se ha convertido en un factor determinante. Las acciones en el mar Arábigo no solo representan un esfuerzo por contener la amenaza de los hutíes, sino que también resaltan la necesidad de la comunidad internacional de abordar de manera conjunta las implicaciones de los conflictos regionales en el comercio marítimo global.