El 17 de octubre del 2023, en Barbados, la paradisíaca isla del Caribe, se abrió una pequeña ventana de esperanza para el posible retorno de la democracia en Venezuela. Ese martes el gobierno autoritario de Nicolás Maduro y la oposición firmaron un acuerdo para realizar unas elecciones libres y justas de cara al 2024 con la participación de candidatos de diferentes vertientes políticas.
Todo ello, a cambio de que Washington levantara las sanciones impuestas a la industria petrolera venezolana, que por años ha sido el motor de la economía del país.
El Acuerdo de Barbados también permitía la aparición en escena de la candidata de la oposición del régimen venezolano María Corona Machado, cada vez con mayor respaldo electoral y que se ha convertido en la política de mayor peso contra Maduro,
que se ha radicalizado políticamente, en especial en épocas de contiendas electorales, todas hechas a su medida, a su antojo y desconociendo los procesos democráticos de lo que realmente significa unas elecciones presidenciales.
Para los expertos que estuvieron en Barbados el acuerdo fue calificado de vago, así se haya permitido la presencia de observadores electorales internacionales y la presencia de los medios de comunicación extranjeros. Los ojos estaban puestos en el presidente Biden, de permitir levantar las sanciones y de la real participación de Machado en la contienda electoral.
Dos meses después, el 20 de diciembre para ser más exactos, Biden sorprendía a Washington y lo que significa el entorno político de esta ciudad, con el anuncio de la liberación de Alex Saab, considerado el aliado más cercano a Maduro.
Oficialmente se conoció, que la liberación se hizo como una especie de trueque por diez estadounidenses que estaban encarcelados en Venezuela. Uno de ellos conocido como Fat Leonard, quien ha sido señalado de protagonizar uno de los peores escándalos en la marina de los Estados Unidos. La inesperada liberación de Saab también sirvió para que 20 políticos venezolanos recobraran su libertad.
Hasta ahora, nadie ha entendido la jugada de Biden con la liberación del hombre que conocía como nadie los secretos del chavismo. Saab no solo es amigo de Maduro, sino que, en la época de Chávez, fue uno de sus más cercanos colaboradores. La justicia de los Estados Unidos lo tenía contra las cuerdas y la posibilidad de una negociación a cambio de soltar la lengua, se trabaja con detalle y paso a paso.
La represión
“Parece, que Maduro, hasta ahora, está cumpliendo su compromiso de unas elecciones libres”. Fueron las palabras de Biden en una conferencia de prensa, un día después de la liberación de Saab.
El hombre acusado de “beneficiarse del hambre” de millones de venezolanos, era libre. Un triunfo político de Maduro, como pocos a nivel internacional, para luego desconocer por completo el Acuerdo de Barbados.
Como muchos analistas lo temían, las elecciones del 2024 como están proyectadas por Maduro de democráticas poco o nada tendrán. El Tribunal Supremo de Justicia, un órgano judicial totalmente controlado por el presidente venezolano, vetó la candidatura de María Corina Machado.
Con ello, se amplía aún más la crisis política en Venezuela. De esta manera el chavismo frena de nuevo la posibilidad de unas elecciones democráticas. La Unión Europea señaló que el bloqueo de Machado por parte del Supremo de Venezuela socava la democracia.
Todos los acuerdos logrados con Estados Unidos han quedado en el aire. Especialmente las sanciones levantadas parcialmente al petróleo, gas y oro, a cambio de unas elecciones libres con la participación de la candidata Machado que representa a la Plataforma Unitaria, donde está aglutinada buena parte de la oposición al chavismo.
Para Estados Unidos no es negociable el nombre de María Corina Machado, la única candidata con verdaderas opciones de vencer al chavismo. Ahora, el Supremo de Venezuela la acusa de hacer parte de una trama de corrupción vinculada al gobierno interino de Juan Guaidó, hoy en exilio.
Pero poco o nada le ha importado a Maduro los pronunciamientos de la Unión Europea. El chavismo ha señalado que la decisión del Tribunal Supremo de Justicia es ya cosa juzgada y, por lo tanto, es un fallo irrevocable.
Pero, además, Maduro, denunció una serie de supuestas conspiraciones para asesinarlo. Y señaló directamente a dirigentes de la oposición y por supuesto a los Estados Unidos de estar vinculados. Por ello, se ordenó perseguir a la oposición lo que dio con el encarcelamiento de cinco colaboradores políticos de María Corina Machado.
Uno de los últimos arrestos ha sido el de Rocío San Miguel, una de las mujeres con mayor conocimiento y experiencia en temas de seguridad. Quienes la conocen, señalan que ha logrado una serie de importantes contactos en el mundo de los militares venezolanos, que es un búnker, pero que además le daban ese halo de protección y seguridad, que parece finalmente desapareció.
Cuando se disponía a viajar a Miami, junto con su hija, fueron detenidas por agentes de contra espionaje. Posteriormente varios familiares y amigos de su círculo también fueron detenidos. Sin pruebas algunas, Maduro vinculó a San Miguel y demás amigos, a un complot para asesinarlo.
Pero el régimen chavista no solo ha enfilado todas sus baterías contra los miembros de la oposición. También se vino lanza en ristre contra las organizaciones de derechos humanos. Una de ellas pertenece a la ONU a la que le dio 72 horas para abandonar el país.
De nuevo la comunidad internacional se pronunció contra esta persecución del régimen chavista. Menos Colombia, que no ha dicho esta boca es mía para condenar estos hechos, que han llevado a un punto muerto el Acuerdo de Barbados y la posibilidad de realizar unas elecciones democráticas en Venezuela.
Por su parte, la estrategia de Biden ha quedado entre dicho, por decir lo menos. Algunos la han calificado de un total fracaso y de haber permitido el regreso de Saab, el hombre que sabía los secretos del régimen chavista.
Posiblemente, Maduro se saldrá con la suya de nuevo. Y se hará reelegir contra viento y marea para eternizarse en un país que cada vez clama más por el restablecimiento de la democracia, el respeto por los derechos humanos y el horror de caer en manos de los agentes de contraespionaje.