Por Óscar Campo Hurtado
Representante a la Cámara por el Cauca /CR
El Cauca ha padecido todas las violencias desde la fundación de la República:Guerras civiles, asesinatos políticos, delincuencia organizada, subversión armada. Solo hemos tenido descanso de esta dolorosa situación en los dos años siguientes a la firma del cese al fuego que desembocó en el acuerdo de paz con las FARC.
Fue evidente y sigue siendo desolador que la implementación del acuerdo del Teatro Colón nunca fue una prioridad para el gobierno anterior, pero la inacción actual de las instituciones se va llevando la esperanza de una paz total, o incluso, de cualquier tipo de paz.
Es así como muchos municipios caucanos están sometidos por las economías ilegales a participar de la cadena de la producción de sustancias ilícitas porque además, el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos -PNIS- nunca arrancó en serio y quedaron allá, en sus alejadas parcelas a merced de quien logre producir más miedo.
Recientemente su gobierno acordó un cese al fuego con el Estado Mayor Central de las FARC que actúan en el Cauca y también con el ELN; sin embargo, estas organizaciones no cumplieron su palabra y por el contrario, la Fuerza Pública sí se mantuvo al margen de la confrontación, circunstancia que facilitó la expansión y el fortalecimiento de todos los frentes que componen esas estructuras ilegales, con las dolorosas consecuencias que vivimos el fin de semana anterior.
Presidente, reconocemos su voluntad de querer incidir favorablemente en los procesos sociales, la convivencia, en hacer prevalecer la identidad de cada sector y en construir una sociedad más justa en nuestro departamento de manera especial, y entendemos que nuestros problemas no nacieron con su gobierno, que las dificultades vienen creciendo con la misma historia del país.
El territorio caucano lleva muchas generaciones acumulando un déficit de atención integral, porque si bien se han hecho cosas, muchas de ellas importantes, la velocidad de las necesidades es mucho más alta que la de las soluciones y cada acto violento destruye esfuerzos, mina nuestro crecimiento y retrocede a niveles dramáticos nuestros avances y no podemos dejar de reclamar al gobierno que usted preside, más efectividad y celeridad en todos los frentes. La vulneración cotidiana de los derechos humanos, los hechos de violencia que afectan la población civil y la alteración permanentemente del orden público hacen parte del clamor generalizado que todo el pueblo caucano le reclama hoy a gritos.
El Cauca es maravillosamente diverso señor Presidente, una diversidad étnica, cultural, geográfica, orográfica y ambiental insuperable, que nos enorgullece enormemente. En contraste, la historia de violencias deja condenados al ostracismo a la mayoría de los habitantes de cada una de nuestras subregiones. Los habitantes de muchos corregimientos tienen la presencia del Estado únicamente en su maestro de escuela y en los miembros de la fuerza pública cuando el conflicto mismo los llama
Por ejemplo, el municipio de El Tambo tiene 220 veredas con 48 mil habitantes, en una extensión similar al departamento del Quindío, con alta producción agrícola pero también cocalera, y, además, con minería ilegal en sus sitios más inhóspitos, es imposible que una pequeña administración municipal pueda llevar al Estado con todas sus capacidades para garantizar la vigencia plena del Estado de derecho, como efectivamente pasa en la gran mayoría de su jurisdicción.
La difícil situación en los diferentes territorios por cuenta de los graves efectos socialesde un conflicto armado persistente nos obliga a hacer un llamado mancomunado entre todos los sectores sociales, políticos y gremiales para visibilizar la angustia que se vive y que no se compadece con la expectativa enorme, que desde el mismo momento en que democráticamente ganó, ha generado su gobierno. Si bien hay gran entusiasmo con la inversión anunciada de importantes obras como la variante Timbío- Estanquillo -que lo último que queremos es que se enreden en los famosos cierres financieros que aún no nos dan claridad de viabilidad a su inicio-, con los derechos fundamentales que nos asisten nos vemos obligamos a exigir que el Gobierno Nacional asuma su rol con total responsabilidad y eficiencia, pudiendo así atender aspectos tan importantes como el freno al reclutamiento de menores de edad por parte de los grupos que se encuentran en diálogos de paz.
La deserción escolar en el Cauca marca registros jamás vistos y la libre locomoción está vulnerada con confinamientos y carnetización realizados por la insurgencia en corregimientos de distintos municipios - especialmente en la cordillera occidental, el macizo y el nororiente Caucano-. Siempre hemos respaldado las distintas iniciativas de paz, pero también debemos decirlo con total franqueza: Estamos lejos de vivir en paz, los hechos de violencia demuestran que no hay control de la Fuerza Pública en varios municipios y es innegable la falta de seguridad en la vía Panamericana, donde ni la infraestructura, ni el control policial, ni los usuarios de esta, se han salvado de los ataques terroristas. Si el Gobierno Nacional no puede mantener la soberanía sobre esta vía internacional, mucho daría para pensar que el resto de la malla vial carece totalmente de garantías ante ataques de cualquier tipo. Peligrosamente el rugir de la guerra llega a los centros poblados y las cabeceras municipales, afectando a todos por igual, porque ya no es posible viajar sin miedo o transportarse sin poner en riesgo los productos y hasta la vida misma.
Nuestra diversidad étnica, cultural y política, debe ser motivo de unidad. Por eso hemos atendido el llamado del Gobernador del Cauca, para que impulsemos como prioridad la solución a la crisis humanitaria por la que estamos pasando y apoyemos verdaderas iniciativas de paz que permitan dinámicas de soberanía, justicia y progreso con pies de plomo, y sin conceder nada que siga deprimiendo y empobreciendo a nuestra sociedad.
¡Aquí estamos todos siempre dispuestos a trabajar por el Cauca y esperamos que usted también! Nuestra dura realidad no aguanta más retórica señor Presidente, necesitamos que los discursos se aterricen en propósitos realizables y que se haga cuanto antes, porque es urgente que así sea.