Los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU se desplazaron este sábado al corazón del Pacífico colombiano para recibir testimonios sobre los avances y las múltiples necesidades que hay en esa región, mayoritariamente afrocolombiana e indígena, y donde aún se siente el azote del conflicto armado.
En Buenaventura, el principal puerto colombiano en el Pacífico, los quince representantes del Consejo de Seguridad se reunieron con la vicepresidenta, Francia Márquez, y con otros miembros del Gobierno nacional y de locales, así como con organizaciones afrocolombianas e indígenas.
"Que ustedes estén aquí es una gran oportunidad para que puedan escuchar las voces de quienes han enfrentado y siguen enfrentando y resistiendo las distintas violencias que por décadas han padecido fruto de la política de violencia y saqueo que ha azotado nuestro país", explicó Márquez en un acto en un hotel del centro de la ciudad frente al mar.
Márquez, afrocolombiana y procedente de un pueblo del Pacífico azotado por la violencia, fue la encargada de hacerles ver a los miembros del Consejo de Seguridad -que llevan dos días repitiendo que Colombia es un ejemplo de éxito y una esperanza en el contexto de paz mundial- que en el país, y sobre todo en esta zona, el conflicto aún se siente.
Ahí, "violencia, racismo estructural y despojo se ensañan de manera despiadada contra la población y la naturaleza", por lo que "la población que vive en este territorio padece violencias estructurales y sigue viviendo en condiciones de violencia y sin garantía de sus derechos", aseveró la vicepresidenta.