En un giro inesperado de los acontecimientos, el centro de La Paz se vio ocupado por vehículos militares y tropas este miércoles. El ex comandante general del Ejército de Bolivia, Juan José Zuñiga, se desplazó en un tanque seguido por una comitiva de vehículos militares hacia la Plaza Murillo, donde se ubica la sede del gobierno. Esta movilización, descrita como "irregular", generó una atmósfera de incertidumbre en la capital boliviana.
La situación se intensificó cuando una de las tanquetas intentó derribar una puerta metálica del palacio presidencial. Posteriormente, el general Zuñiga ingresó al edificio, en un acto que elevó aún más la tensión. Es importante destacar que estos eventos ocurrieron pocas horas después de que Zuñiga fuera relevado de su cargo. Su destitución se produjo a raíz de unas declaraciones controvertidas sobre el ex presidente Evo Morales, en las que afirmó que este "no puede ser más presidente de este país".
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El historial del general Zuñiga añade una capa adicional de complejidad a la situación. Antes de su nombramiento como comandante general, Zuñiga se desempeñaba como jefe del Estado Mayor. Durante su gestión, se vio envuelto en acusaciones de malversación de fondos. Un informe oficial lo señala como el principal responsable de un presunto desfalco de al menos 2,7 millones de bolivianos. Estos recursos estaban destinados al bono Juancito Pinto, la Renta Dignidad y viáticos para los militares.
La comunidad internacional no ha tardado en reaccionar ante los acontecimientos en La Paz. El gobierno de Colombia emitió un comunicado en el que expresa su rechazo a las acciones de algunas unidades del Ejército boliviano. En el documento, Colombia manifiesta su solidaridad con el pueblo de Bolivia y su presidente Luis Arce. Además, hace un llamado al restablecimiento de las vías institucionales de diálogo y al respeto por los derechos humanos.