A los transportadores pareciera que les han caído las siete plagas de Egipto en los últimos años y desde entonces los tiene al borde del colapso. En el 2020, por cuenta de la pandemia, la movilidad de carga en el país cayó 32 %. Entre el 2021 y el 2022, padecieron la crisis de contenedores marítimos que afectó fuertemente los fletes y la movilización de carga estuvo muy limitada.
Pero como si la situación no fuera lo suficientemente delicada, en el mismo 2021 sufrieron las consecuencias del paro nacional y el bloqueo de vías que se prolongó durante 45 días. Resultado: caída del 45 % en la movilización de productos por las carreteras del país que significaron pérdidas superiores a los 1.2 billones de pesos. El paro armado de ese año dejó un saldo de 32 camiones de carga incinerados.
El sector de transporte de carga es clave en la economía del país. El 97 % de las mercancías se movilizan por tierra en los 300 mil camiones disponibles para ello y que están afiliados a cuatro mil empresas que conforman el sector. Este renglón de la economía, que representa el 5 % del PIB, genera 1,8 millones de empleos tanto directos como indirectos.
“Cuando un vehículo de carga se moviliza por las carreteras del país, sus costos de operación no son menores. De acuerdo con el DANE las cuentas son: 40,2 % se va en combustible; 17,2 % salarios; 13,3 % costo de capital; 11,8 % peajes; 5,5 % llantas; 11,7 % imprevistos”
Cuando un vehículo de carga se moviliza por las carreteras del país, sus costos de operación no son menores. De acuerdo con el DANE las cuentas son: 40,2 % se va en combustible; 17,2 % salarios; 13,3 % costo de capital; 11,8 % peajes; 5,5 % llantas; 11,7 % imprevistos.
Pero los males para el sector de transporte de carga no terminaron después de la pandemia ni con el desbloqueo de las vías. Los retos siguen ahora y para los próximos años. El aumento del salario entre el 2022 y el 2024 ha oscilado entre el 10, 16 y 12 %, respectivamente. Si la Reforma Laboral pasa en el Congreso, las horas de trabajo se reducirán de 48 a 42 y los costos de seguridad social, horas extras y demás, se incrementarán por lo menos un 35 %.
Frente a este complejo panorama, los transportadores insisten en que no aguantarían el incremento del diésel al mismo ritmo que ha venido teniendo la gasolina. El precio lleva congelado un año. Se consigue en las estaciones de servicio por $9.065.
La última reunión entre Gobierno y transportadores el pasado 7 de febrero terminó sin acuerdo y con la advertencia del gremio que el palo no estaba para cucharas. Sin embargo, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, insiste en que hay que subir el precio y que el Gobierno daría a conocer en las próximas semanas una propuesta de incremento que permita cerrar la brecha millonaria del Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles.
Mientras tanto, el gremio de los transportadores insiste que no están dadas las condiciones del mercado para subir el combustible, cuando han tenido que pasar por años muy difíciles. Además, señalan, que subir el diésel impactará directamente en los precios de los productos de la canasta familiar y en la inflación.
Los expertos señalan que se debe buscar diferentes caminos para lograr cerrar la brecha existente en la estabilización de los precios del combustible. Agregan que el Gobierno lo ha logrado con el aumento periódico de la gasolina, por eso se debe buscar otras fórmulas para el tema del ACPM.
La pregunta que surge es cuándo será el momento idóneo para subir el precio. Para los transportadores lo indicado es cuando la economía se estabilice, porque de lo contrario la inflación se dispararía.
“La pregunta que surge es cuándo será el momento idóneo para subir el precio. Para los transportadores lo indicado es cuando la economía se estabilice, porque de lo contrario la inflación se dispararía”
Sin embargo, han pasado diez meses de reuniones entre Gobierno y transportadores y todavía no se vislumbra un acuerdo para comenzar a subir el precio del diésel. El ministro de Hacienda le preocupa que el 2023 el Fondo de Estabilización de Precios al Combustible cerró con un déficit de 20 billones de pesos, de los cuales cuatro billones son por la gasolina y 16 billones por continuar subsidiando el precio del diésel.
Todavía falta mucho camino por recorrer para saber finalmente cómo va a quedar este pulso entre transportadores y Gobierno en relación con el precio del diésel. Un tema que el ejecutivo debe manejar con pinzas, porque una parálisis del sector camionero sería grave para el crecimiento de la economía en un año donde la inflación hay que seguirla pisando como cáscaras de huevo.
