Los cielos de varios países europeos, entre ellos España, se vieron adornados por un espectáculo celestial poco común: las auroras boreales. Este fenómeno, caracterizado por sus hipnotizantes y cambiantes colores, es el resultado de la interacción entre el viento solar y la magnetosfera terrestre. La intensidad y la variedad de colores observados durante la noche del viernes al sábado se debieron a una "tormenta geomagnética extrema", según informó el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA.
Las auroras boreales, aunque más comunes en latitudes polares, ocasionalmente pueden observarse en regiones más cercanas al ecuador durante períodos de actividad solar intensa. Este fenómeno despierta el asombro y la fascinación de quienes tienen la oportunidad de presenciarlo, recordándonos la maravillosa y compleja interacción entre el Sol, la Tierra y el espacio que nos rodea.