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El pasado 28 de octubre, justo hace una semana, cuando el país se alistaba para elegir en las urnas 20.137 cargos locales y regionales, se conoció que Cilenis Marulanda y Luis Manuel Díaz, padres de ‘Lucho’ Díaz, como es conocido el prestigio futbolista internacional, habían sido secuestrados en Barrancas, La Guajira.
Pasadas las seis de la tarde de ese día, la madre del deportista fue abandonada por sus captores en una vía, pero del señor Díaz no se volvió a tener noticias hasta el pasado jueves. Por medio de un corto comunicado, Otty Patiño, jefe de la delegación del gobierno nacional en la mesa de negociaciones con la guerrilla del Eln, señaló que “una unidad perteneciente” a ese grupo alzado en armas era la responsable del secuestro y que Díaz padre estaba en su poder.
Dicho anuncio causó una ola de indignación y despertó interrogantes sobre la voluntad de paz del Eln, pues desde el 3 de agosto de este año, ese grupo armado ilegal acordó un cese al fuego bilateral por seis meses, en el que se comprometió, además, a “no realizar acciones prohibidas en el Derecho Internacional Humanitario (DIH), en particular las contenidas en el Protocolo II de 1997, adicional a los Convenios de Ginebra”. El numeral C del Protocolo II, en su cuarto artículo, prohíbe expresamente la toma de rehenes.
Diferentes investigadores y analistas del conflicto armado coinciden en que este tipo hechos de alto impacto son cometidos por el Eln en momentos puntuales para presionar las mesas de negociación por las que ha pasado, como ocurrió en los gobiernos de Andrés Pastrana Arango (1998-2002) e Iván Duque (2018-2022), que recibió el proceso que había adelantado su antecesor, Juan Manuel Santos (2010-2018).
Entre los antecedentes están la masacre de Machuca, al volar un tramo de oleoducto el 18 de octubre de 1998, que le arrebató la vida a 84 personas; el secuestro del avión de Avianca el 12 de abril 1999, que cubría la ruta entre Bucaramanga y Bogotá; y el ataque a la Escuela de Cadetes General Santander el 17 de enero de 2019, en donde perdieron la vida 22 cadetes de la Policía Nacional por la explosión de un carro-bomba.
Kyle Johnson, investigador de Conflict Responses (Core), plantea que es difícil establecer si un crimen de la envergadura e impacto como el del secuestro de los padres de Luis Díaz obedece a desarticulación en las filas del Eln y de interpretar de manera diferente los planteamientos del DIH frente al secuestro, pero indica que acciones como esa son recurrentes.
“En algún momento hacen un atentado duro, que presione mucho al gobierno. Es una forma de aumentar el costo político y ver hasta qué punto pueden debilitar al gobierno en la mesa para aprovechar una oportunidad”, indica.
Para Alberto Sánchez, investigador en temas de seguridad y defensa, el secuestro de los Díaz es una “decisión de manual” del Eln en puntos específicos de distintos procesos de negociación, con la cual busca meterle presión a la mesa y condicionar la continuidad del proceso de paz en turno.
Y llama la atención sobre un punto: la disparidad que hay entre las partes que están negociando.
“Desde el comienzo ha sido evidente que el gobierno nacional necesita más el proceso de paz que el Eln. Este secuestro es originado porque el Eln sabe que sin su proceso no hay Paz Total, y sin Paz Total, el gobierno no tiene mucho que mostrar. Las negociaciones con el Estado Mayor Central (disidencia de las Farc liderada por alias ‘Iván Mordisco’) están enredadas y los temas con la Segunda Marquetalia (grupo de rearmados bajo el mando de alias ‘Iván Márquez’) tienen ambigüedades en materia jurídica por el Acuerdo de Paz de 2016. Lo relacionando con los demás grupos (Paz Total Urbana) está enredado porque no hay marco jurídico”, detalla.
Esa situación, plantea Sánchez, le permite actuar al Eln sabiendo que sus incumplimientos no tendrán mayores consecuencias: “Hoy la política de Paz Total depende de lo que se está haciendo con el Eln. Y está presionado porque sabe que el gobierno no se levantará de la mesa. Acudirán al mecanismo de verificación y mostrarán que esa instancia sí funciona”.
El investigador Jorge Mantilla señala que el gobierno de Gustavo Petro está en un callejón sin salida porque la Paz Total depende del Eln y ese grupo guerrillero se adueñó del proceso de paz: “Casi año y medio después, lo que hay para mostrar en materia de Paz Total no es sustancial y un eventual levantamiento de la mesa por parte del gobierno lo dejaría con el proceso del Estado Mayor Central que ha sido muy complicado y apenas está iniciando”.
Por lo tanto, considera que, a pesar de la gravedad del incumplimiento del cese al fuego y del perfil de las víctimas, no habrá consecuencias, más allá de las políticas y del desprestigio. “Creo que el Eln liberará al papá de ‘Lucho’ Díaz, como lo ha hecho en otros de miembros de la Fuerza Pública en Arauca y Norte de Santander, que nos deja en un sinsentido porque se hace un cese al fuego y lo viola secuestrando, para después entregar al secuestrado, como muestra de que sí está dispuesto de dejar de secuestrar. Es una situación muy compleja para el gobierno”, complementa.
Necesidad de reconducción
Sánchez plantea que la actual situación obedece a que el gobierno nacional hizo concesiones de manera precipitada en la mesa de diálogos. “Una negociación es una gestión de expectativas de las dos partes. Cuando una de las partes cede muy rápido, las concesiones que la otra parte ve razonables van subiendo”, plantea.
Y prosigue: “Las Farc y Santos se tomaron tres años para acordar un cese al fuego, el gobierno de Petro lo hizo al revés: pactó el cese y luego fue a tratar de llegar a unos acuerdos parciales. ¿Qué pasa? Estratégicamente, el cese al fuego es uno de los objetivos más grandes de cualquier actor armado, y el gobierno entregó muy rápido la principal carta de negociación que tenía”.
A pesar de haberse decretado de manera temprana el cese al fuego, Mantilla plantea que se podría regular dependiendo de las violaciones que cometan las distintas facciones del Eln. “Se Puede excluir al Frente de Guerra Norte del cese al fuego, si se comprueba que es la estructura que tiene al papá de Díaz. Es decir, que las estructuras que violan el cese al fuego quedan excluidas de él y se retomarían operaciones ofensivas con ellas. Es una situación muy compleja, pero es un escenario intermedio entre romper o no el proceso de paz”, indica.
También plantea un par de opciones más. La primera es detener los alivios humanitarios que se venían conversando en materia de presos políticos con el Eln, los cuales giraban alrededor de mejorar condiciones de reclusión y la liberación de algunos. Y como segunda medida, congelar el proceso de paz y cualquier tipo de conversación, hasta que se produzca la liberación del papá de Luis Díaz y de otros secuestrados.
Para Johnson es clave que el gobierno nacional empiece a tomar el control del proceso de paz. “Tiene que presionar al Eln en la mesa y asegurar que la mesa no pierda apoyo, que, políticamente, es una tarea muy difícil. Pero si va a seguir negociando con el Eln, a pesar de este hecho, el gobierno tiene que ser más duro y revertir la dinámica. Tiene que definir una estrategia y ajustarse según la nueva realidad política del Eln y de la mesa”.
Este investigador considera que a pesar de la indignación que despertó esta violación al cese al fuego, el secuestro de los Díaz se tratará en el Mecanismo de Verificación que acordaron ambas partes y finalmente no terminará afectando al cese al fuego. No obstante, estima que “afectará el apoyo político a la mesa y eso puede afectar el cómo el gobierno decide negociar y cómo ellos (el Eln) reacciona al hecho. Queda por verse si cambia la dinámica en la mesa”. Y concluye que desde ahora el gobierno nacional debe “ser más exigente en la mesa”.
Aunque el Eln anunció que liberará al padre del futbolista, ya han pasado tres días y aún permanece en cautiverio. El jefe de ese grupo armado ilegal, Eliécer Herlinto Chamorro Acosta, alias ‘Antonio García’, hacia el mediodía de este sábado reconoció que ese crimen fue “un error” y que están gestionando su liberación.
Sin embargo, durante los días previos el inconformismo y los rumores frente al proceso de paz aumentaron. La actual coyuntura es vista por diversos sectores como el momento para que el gobierno nacional de un timonazo y reconduzca las negociaciones, a pesar de que, al parecer, es el grupo guerrillero quien está manejando los términos de las negociaciones.
“El gobierno está a tiempo de replantear un poco y en la medida en que empiece a condicionar este tipo cosas, podrá ganar cierto margen, pero tiene que querer hacerlo. Si va a decir que no hay recuperaciones y la liberación del papá de ‘Lucho’ Díaz finaliza siendo reconocida como un gesto de buena voluntad, apague y vámonos”.