Putin acusa a Ucrania de intentar fabricar armas nucleares.
EUROPA PRESS
El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció este lunes la independencia de las provincias ucranianas de Donetsk y Lugansk, autoproclamadas en 2014 con el apoyo de Moscú y a pesar de las advertencias en sentido contrario de las potencias occidentales.
«Considero necesario tomar la decisión tanto tiempo esperada de reconocer de inmediato la independencia y la soberanía de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk», indicó Putin en un discurso dirigido a la nación, donde ha pedido a la Asamblea Federal rusa «ratificar los acuerdos de amistad y colaboración con ambas repúblicas». «Serán preparados y firmados próximamente», agregó.
En este sentido, Putin dijo que las autoridades ucranianas «no reconocen otra salida en Donbás que no sea la militar» y exigió al Gobierno de Ucrania «cesar las agresiones» en la región. «En caso contrario, toda la responsabilidad recaerá sobre las autoridades de Kiev», añadió el mandatario.
Así pues, Putin lamentó que Kiev «repetidamente expresa su rechazo a cumplir los Acuerdos de Minsk –la ‘hoja de ruta’ pactada para lograr una salida política al conflicto de Ucrania–«. «No está interesado en una salida pacífica», reiteró, antes de denunciar que, a su juicio, Ucrania «trata de organizar una guerra relámpago como en 2014 y 2015».
«No pasa ni un día sin ataques en Donbás, continuamente utilizan armamento pesado, bloqueos, los asesinatos de civiles no censan y no se ve el final», indicó, destacando que Occidente «prefiere no hacer caso» a esta circuntancia, «como si no existiera este genocidio».
Putin destacó que las propuestas rusas en materia de seguridad enviadas a Estados Unidos y la OTAN han sido «ignoradas» y ha advertido de que, en esta situación, Rusia «no va a quedarse de brazos cruzados». «Recibimos muchas palabras generales, cosas secundarias, trataban de enredar las negociaciones y de todo el paquete –la no expansión de la OTAN, la no instalación de estructura militar de la Alianza cerca de sus fronteras y la vuelta a las fronteras pactadas en el acta fundacional OTAN-Rusia de 1997– no cambiaron nada».
En este contexto, el mandatario ruso aseguró que la OTAN «engañó» a Moscú en el asunto de la no expansión y ha recalcado que, según la información que manejan las autoridades rusas «es una cuestión de tiempo». «En ese escenario (la expansión de la Alianza), los riegos para Rusia crecerán de una manera significativa», continuó, al tiempo que ha puesto el foco en que en los «documentos estratégicos» de la OTAN figuran «los ataques preventivos contra los enemigos de la Alianza».
Además, Putin censuró las «amenazas de chantaje», en referencia a las sanciones que puedan imponerse contra Rusia en caso de una invasión a Ucrania.
El presidente ruso destacó que la Constitución de Ucrania «no permite instalar bases extranjeras en su territorio», pero ha asegurado que «es una formalidad y se puede sortear». «Cada país tiene el derecho a elegir a sus aliados», reconoció, pero ha puesto el foco en el principio de seguridad indivisible, que indica que un país no puede reforzar su seguridad a costa de la de los otros.
En cuanto al asunto de la seguridad, Putin también afirmó que Ucrania ha declarado su intención de fabricar armas nucleares e insistió en que «no son palabras vacías» porque Kiev «tiene a su disposición tecnología soviética». «Esta situación empeorará más con las armas nucleares, no podemos hacer otra cosa que reaccionar», ha abundado, destacando que Moscú «ve» que Occidente «infla» a Ucrania «con armamento».
UCRANIA NO ES UN «ESTADO CONTUNDENTE»
Putin, que ha subrayado que Ucrania forma parte de la historia rusa, de su «espacio espiritual» y cuyos ciudadanos son «camaradas, amigos y tienen lazos de sangre» con los rusos, ha puesto el foco en el «nacionalismo» ucraniano y ha señalado que las autoridades ucranianas «tratan de borrar la memoria genética de todas las generaciones ucranianas». «No es sorprendente que el nacionalismo (ucraniano) se haya vuelto rusófobo», insistió.
De forma paralela, señaló que «en Ucrania no se ha formado un Estado contundente» y ha aseverado que las autoridades no buscan «satisfacer las necesidades del pueblo, sino satisfacer los deseos de los oligarcas». Según Putin, los nacionalistas ucranianos ejercen un poder «propenso a la corrupción» que ha puesto «en riesgo los intereses reales del pueblo», que han quedado «sacrificados a sus intereses nacionalistas».
Además, ha considerado que el Euromaidán –las protestas que propiciaron un cambio de régimen en 2014– «no apróximó a Ucrania a la democracia» y que el país se «deslizó» a la guerra civil. «Ucrania vive una crisis social y económica aguda», porque «robaron» las sumas que destinó la Unión Soviética.
Los líderes de la República Popular de Donetsk, Denis Pushilin, y la República Popular de Lugansk, Leonid Pasechnik, habían pedido abiertamente a Rusia que dé el paso y reconozca la independencia de ambos territorios, tal como planteó la semana pasada la Cámara Baja del Parlamento ruso.
Los separatistas creen que es necesario que Moscú les conceda un nuevo estatus para proteger a la población y las infraestructuras civiles de la «agresión» del Ejército ucraniano.
Estados Unidos, la OTAN y la UE ya advirtieron de que sería una línea roja en la actual escalada de tensiones y han planteado la posibilidad de imponer sanciones a Moscú en respuesta.
La tensión de los últimos meses por la acumulación de tropas rusas en la frontera con Ucrania, sumado a la consiguiente intensificación de las operaciones de la OTAN han acabado por desbordar de nuevo el conflicto en el este del país, que enfrenta a las autoridades de Kiev con estas dos zonas separatistas, afines a Rusia.